Capítulo tres

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❝La caída no se puede evitar❞

Había pasado una semana desde ese momento exacto, semana donde tuvieron que ir a ver al doctor Baizhu para que pudiera darle unas cuantas medicinas para el otro que el mismo ayudaría a hacer, así que, de manera desesperante para el otro tuvo que e...

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Había pasado una semana desde ese momento exacto, semana donde tuvieron que ir a ver al doctor Baizhu para que pudiera darle unas cuantas medicinas para el otro que el mismo ayudaría a hacer, así que, de manera desesperante para el otro tuvo que estar una semana en cama. Tartaglia le dijo que no debían ser demasiado intrusivas porque los restos abisales pueden empeorar la situación.

Porque tienen demasiada corrupción, quizás más de lo que el otro pudiera soportar, así que tuvo mucho cuidado de ir administrando bien la medicina para que no fuera demasiado intrusiva. Pensó que no lo serían tanto, pero los primeros dos días después de tomarla estuvo con bastante fiebre, lo que les preocupó a Tartaglia y a él porque su habilidad para curarse debería ser rápida, pero suponían que esta vez no sería tan fácil, le daban de comer cada tanto pero su estómago no aguantaría y terminaría vomitando.

Durante toda esa semana, cada vez que a Xiao se le subiera de nuevo la fiebre, Tartaglia podría ver a Zhongli sentado ahí en el banco a su lado, con una olla pequeña con agua fría y otra que tenía pequeños restos de agua también, iría colocando un pequeño paño de agua que cuando ya no estuviera lo suficiente fría, lo apretaría para sacarle el agua en una olla y después lo volvería a mojar, así sucesivamente hasta que el Yaksha durmiera por la cantidad de cansancio, dolor y análgesicos. 

El lunes durante la segunda semana, después de faltar al trabajo una semana, lo dejó dormir bastante puesto que las medicinas que le dio eran fuertes, cuando se levantó lastimosamente ya no era la hora del desayuno, así que le tocó pensar en un almuerzo. No podía darle de comer todo el tiempo tofu y estuvo toda la mañana pensando en que cocinar hasta que decidió cocinarle estofado de gemas, que disfrutó de nuevo, pero estaba algo risueño.

Ese día, lo dejó en casa por una hora para avisarle a Hu tao, la jefa de la funeraria que tenía un momento que lidiar con un familiar y se tomaría las vacaciones que nunca se había tomado después de dos años de estar trabajando, por lo que había acumulado varios días, después de eso aprovechó para pasar a comprar varias cosas para la semana. 

Había desbloqueado un nuevo miedo, de llegar a la casa y que Xiao no estuviera ahí, que ya se hubiera caído al Abismo sin saberlo, simplemente llegar antes de poder verle la cara y finalmente darse cuenta que no lo volvería a ver, de solo pensar eso caminaba increíblemente rápido y apurado a todos lados mientras compraba, agitado por llegar rápido a su hogar.

El martes, lo llevó a tomar té con él al salón de té, pero pidió una habitación privada de colores cálidos para que el ambiente lo hiciera sentir más relajado, las sillas eran cómodas y la música relajante, pidió dos tés que tenían propiedad curativas y relajantes, traían cosas como menta y lavanda, había terrones de azúcar para el té y disfrutaron de unos deliciosos pastelillos de loto, el otro aún estaba tenso, pero parecía pasarla bien.

El miércoles, amaneció con una terrible jaqueca. Cuando fue a despertarlo lo encontró abrazado a su almohada mientras sudaba, con los ojos cerrados con fuerza. Le llevó bebidas frías y le trajo un libro sobre leyendas de Liyue, y empezó a leerle para que se relajara, rieron al recordar momentos tontos de las aventuras que ahora son leyendas para los ciudadanos, tomo una siesta que alivió un poco la jaqueca y luego le cocinó pollo con textura de tofu que pareció gustarle. 

Devorador De Dioses | AexiaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora