❝Te mataré, con mi propias manos. Te mataré porque me traicionaste, Porque traicionaste el amor que te tenía❞
Xiao se cae al abismo y debe aceptar una nueva vida como un personaje de la corte de un hombre al que odiaba.
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⎯Co...
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Durante su estancia en el castillo ha descubierto un montón de cosas nuevas, sentimientos y pensamientos nuevos han empezado a meterse dentro de su cabeza, durante unas noches a pasado despierto hasta no sabe qué hora, porque aún no es capaz de ubicar bien la hora de ese lugar, pero sabe, que no le importa en realidad.
Antes, cuando era un guardián, despertaba todos los días a eso de las cinco de la mañana o quizás, ni siquiera dormía para seguir y seguir trabajando en proteger Liyue, asesinado sin piedad todos los enemigos que hubieran en la zona, agarraba mercenarios, los enviaba a la cárcel de la ciudad, atacaba cruelmente a los hilichurls, atacaba a los magos del abismo sin pensarlo.
Ahora, tenía que convivir con ellos seguidamente, es algo extraño porque no los ha tenido enfrente realmente, pero los ve de lejos hacer cosas extrañas.
Cómo si fueran humanos, los a visto hablar entre ellos en dos idiomas, uno que puede entender y otro que suenan como murmullos y gruñidos en su mente, al principio pensaba que este solo era parte de su idioma salvaje, hasta que se dio cuenta de que hablaban el idioma de las inscripciones del castillo.
Durante quinientos años de su larga y extensa vida ha vivido bajo lo que Morax le había dicho, jamás sin ver la otra mitad del asunto...
Siempre creyó que Khaenri'ah era un lugar profano, asqueroso, lleno de gente pecadora y egoísta, al menos así siempre se les tachó a los que venían de esta nación, que de hecho, era una nación no reconocida.
Lo recuerda muy bien, cuando los siete se dieron cuenta de que la realeza de Khaenri'ah habia fundado una nación que no les rendía algún tipo de culto, las opiniones sobre ellos fueron sumamente negativas sobre estas personas, Morax dijo que jamás había visto algo tan profano.
Barbatos mencionó que este lugar caería pronto, que probablemente las personas ni siquiera se verían interesadas en este nuevo pensamiento y que la ciudad, caería.
Era un tema de chisme en la mesa de los siete, a veces, cuando él era mucho más joven y no entendía el pensamiento político que llevaban los dioses, solía ver a Rex lapis comer en su templo junto a los dioses más cercanos a él, en la mesa siempre había un lugar para el dios del viento y además, para la diosa de la sabiduría, una mujer que Xiao jamás entendió en lo absoluto.
Su forma de hablar tan metafórica era difícil de entender para su persona.
En esos casos, Morax daría una opinión sobre la nueva revolución que estas personas hacían, una vez, lo escuchó hablar con Guizhong sobre como ya tenían una gran población de personas que los seguían y en efecto, vivían felices y cómodas bajo el cuidado de ellos mismos, los propios humanos cuidándose unos a otros, sin un dios que los protegiera.
