Shea.
Dejé de respirar minutos enteros, pudo haber sido por el miedo de que lo más seguro es que se hayan despertado mis papás, por suerte no se escuchó algún otro sonido en la casa que no fueran nuestras respiraciones.
No me gustaba para nada la sensación de sentirme como una cucaracha descubierta, mis impulsos de querer meterme bajo la cama y rodearme de la oscuridad eran gigantes con tal de no responderle a nada de lo que siguiera preguntándome.
Dejó su vaso al lado izquierdo de la entrada, donde había una mesa pequeña con una lámpara, el vaso se tambaleó, pero no derramó agua, se cruzó de brazos a la espera de que ya le dijera algo y por como me miraba parecía con bastante urgencia, pero ¿Qué podría decirle?
La verdad.
Podría, sería simple y rápido, aunque como lo decidí antes, la primera misión de agradecimientos estaba totalmente descartada, ya no importaba cuál había sido mi verdadero motivo, él no lo creería y con tal de pagarme una de las tantas que le he hecho, sería capaz de llevarme justo ahora, tomada de la oreja como una niña pequeña, a la habitación de mis papás para vengarse.
Y si no lo hacía ahorita, lo haría mañana o cuando me tome desprevenida. Apuesto a que le divertiría mi cara cuando mis papás me castiguen o hagan algo peor.
— Sí— si me pregunta que cosa era lo que buscaba, ya estaría más que jodida— muévete de tu puerta para que pueda irme de aquí...— su ceja derecha se enarcó, ya conocía lo próximo que saldría de su boca, cada que hacía ese gesto era únicamente para llevarme la contraria a todo— ¿Por favor? — y por esa misma razon tuve que recurrir a lo más extremo.
— No— cambió su peso a su otro pie, demostrandome lo cómodo que estaba mientras me obstruía el paso— tú misma lo dijiste, es mi puerta, y no me moveré hasta que me digas qué te llevaste de aquí.
— ¿Me ves algo en las manos? — se las puse frente a su cara— no me llevé nada de aquí, robot— blanqueé la mirada— déjame salir que no te lo volveré a pedir por favor.
— Date la vuelta— ordenó— y abré los brazos.
— ¿Qué? — casi se me escapa una risotada— ni en tus sueños obedecería una orden tuya, que te quede claro que lo único que compartimos ambos es el odio que hay mutuamente y el tener que obedecer las verdaderas órdenes de mi papá.
— Órdenes que claramente desobedeciste al entrar a mi habitación en plena noche, buscar algo y llevártelo, así que no, ya no sólo es el odio mutuo que dices o las órdenes de tu padre, tengo el derecho de ver que llevas contigo.
Guau... muy bien, no me esperaba este modo de él
— Sé que tú harías algo mucho peor si yo estuviera en tu habitación huyendo con algo de ahí ¿No crees?— su cintura la dejó pegada a la puerta mientras que su torso se inclinaba hacia a mí— no diré nada si me entregas lo que me pertenece.
— Ni siquiera tengo bolsillos y sí estuviera ocultando algo se vería a simple vista— me quedé rígida sin quitarle la mirada de encima— y para tu información, no me importa si dices algo o no, nadie va a creerte por el simple hecho de que jamás he roto una regla, así que adelante, diles, quien va a terminar perdiendo serás tú.
Me crucé de brazos victoriosa, si demostraba ante él seguridad, no me vencería.
— ¿Lo ponemos a prueba? — vi sus ojos pasar de mí, enfocándose a algo que apuntaba a mi espalda.
No pude evitar ignorar el hecho de que si no giraba me iba a perder de algo importante, lentamente y sin mover todo mi pecho, seguí la dirección de sus ojos y lo que vi me provocó mil infartos en segundos, todos mis órganos cayeron en picada como en una montaña rusa y se estrellaron antes de que yo pudiera evitarlo.

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La Creación Perfecta.
FanfictionGallagher Caro. Nacimos siéndole fiel a la ciencia y moriremos siéndole fiel. Todos guardan secretos. Unos por la seguridad de quienes quieren proteger, otros tal vez por amor. Sin duda guardar un secreto valioso por la segunda opción es algo irreme...