Shea.
Me había quedado dormida en la orilla de la cama después de que Vivian me trajo el té y de que le cambié la bata ensangrentada por la nueva ropa que le traje de repuesto, el proceso fue como lo hacía con mis muñecas que de niña jugaba.
Mi último pensamiento seguía siendo lo imperdonable que me sentía por saber absolutamente todas las piezas de la realidad fracturada en la que siempre había vivido y no en la que me construyeron.
La manta en la espalda me mantuvo caliente durante la noche, pero no como lo fue el tacto de alguien cuando encontró mi mano y le dio apretones suaves con caricias seguidas que fueron envolviéndome hasta que nuestras manos estuvieron entrelazadas por completo.
Aidan seguía sin abrir bien los ojos, tenía la misma apariencia de cuando desperté a su lado, aunque su deseo por verme fue más grande y se obligó a irlos abriendo poco a poco y enfocar su vista al entorno cálido que daban las lámparas de aceite que tenían Enzo y Vivian en sus mesas de noche.
Una vez que me logró identificar, con el dorso de sus dedos me acarició la mejilla y sonrió apenas mostrándose la curva de su lado izquierdo. Siendo otra sonrisa que quería ver de nuevo.
— Hola...— su garganta necesitaba agua para desparecer esa ronquera de su voz.
— ¿Te sientes mejor? — dejé un beso en su palma y me aseguré de que su temperatura fuera estable. Asintió viendo su esfuerzo por tratar de pasar la saliva que no podía generar— espera, ya vuelvo.
Cojeando con menos dolor fui a tomar la jarra de la mesa y serví la mitad de un vaso, alcanzando a escuchar susurros en la parte trasera de la pared que dividía la cocina, quise escuchar más, pero las sombras se quedaron quietas y en silencio por haberse dado cuenta que alguien más los escuchaba.
No me entretuve más y volví con él para ayudarle a que pasara unos sorbos del vaso.
— ¿Tú cómo te sientes? — se relamió los labios húmedos.
— Espectacular— le sonreí con la máscara bien puesta. Me analizó como lo hizo a la habitación sin poder ver más alla de la puerta cerrada, teniendo que mostrar un poco de la verdad— sigo con un poco de dolor, Vivian me curó bastante bien para aliviar lo que sentía antes de llegar aquí.
— ¿Vivian?
No puedo imaginarme cuánto dolor traía para no poder acordarse de quienes fueron las personas que nos ayudaron.
— Mi abuela y mi abuelo Enzo— tragué en seco— fueron víctimas también de Elijah y Verena por más tiempo que yo...— no pude evitar apretar los ojos por todos los recuerdos que cayeron de nuevo sobre mis hombros como grandes piedras hundiéndome más y más en lo poco que logré olvidar mientras dormía.
Vuelve a la realidad.
— Son buenas personas, lo sé por sus miradas— sonreí por segunda vez, no necesitaba que cargara con preocupaciones teniendo minutos de haberse olvidado de los demás.
— ¿Qué pasa? — sonreí más para ocultar mejor— no te sientes feliz, no del todo.
— ¿Cómo sabes eso? — acaricié su cabello— estoy muy feliz por verte despierto.
— ¿Recuerdas la noche de tu habitación que te confesé que yo pude sentir tu impotencia y tus celos por las chicas?
Como no poder hacerlo si fue mi primer denotante que me confundió hasta de mi capacidad para seguir odiándolo o amándolo.
— Durante el tiempo que estuve en la cabina sentí tu tristeza y tu angustia por mí, luego se apagó y dejé de sentirte antes de que el dolor fuera más fuerte que poder pensar en ti— mis dedos bajarón el recorrido por sus cejas— todo este tiempo he podido replicar lo que estés sintiendo en el momento que sea, a veces es muy confuso tus cambios de humor drásticos, pero he sabido acoplarme.

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La Creación Perfecta.
FanfictionGallagher Caro. Nacimos siéndole fiel a la ciencia y moriremos siéndole fiel. Todos guardan secretos. Unos por la seguridad de quienes quieren proteger, otros tal vez por amor. Sin duda guardar un secreto valioso por la segunda opción es algo irreme...