Shea.
No iba a servir de nada que mamá estuviera rogándome detrás de la puerta para que la dejara entrar y me calmara. No quería a nadie de ellos en estos momentos que no fuera Aidan. Con mi espalda recargada en la puerta, miré absolutamente toda mi habitación; cada esquina, cada punto secreto, incluso en lugares que nadie pensaría que puede haber cámaras y tampoco pude encontrarla.
Debía ser microscópica para no haberme dado cuenta nunca.
— Shea, por favor, abre la puerta— con el pecho agitado y mi habitación destrozada, pensé su petición y accedí. Con una condición— No te lo pediré de nuevo, abre— entreabrí la puerta dejando ver solamente la mitad de mi cara.
— Te dejaré entrar... sólo si me dices en donde está su maldita cámara.
— Yo no lo...
— ¿¡Dónde está!?
— En la lámpara de tu mesa de noche— fruncí mis cejas— arriba de donde la enciendes.
Azoté de nuevo la puerta y corrí a comprobar. Volteé de mil maneras la lámpara y yo no veía en donde estaba la cámara, la arranqué de todos sus cables sacando una chispa cuando el cableado de lo que estaba buscando perdió toda la conexión a donde sea que ellos usaban para vigilarme.
La cámara era del tamaño de una canica, la puse debajo de mi zapato y con todo el peso en mi talon la aplasté hasta dejar únicamente pedazos diminutos de lo que desmoronó la estabilidad falsa que había en esta casa.
La dejé entrar sin dejarla hablar, ahora necesitaba que me dijera en donde estaba Aidan, porque sus voces ya no se escuchaban en la planta baja y si papá se atrevía a hacerle más cosas de las que ya ha sufrido, yo no recordaría quien es mi sangre con tal de salvarlo.
Pero mamá dijo que no debía preocuparme, que lo peor ya había pasado y que de ahora en adelante habrá una probabilidad máxima de que Aidan se distanciara de mí por un tiempo.
— ¿Qué? No, claro que no.
— No pueden estar juntos, Shea— su tono seguía siendo autoritario— tomarás tus clases en casa hasta que tu papá lo decida— me apuntó con su dedo— y si sigues con esta actitud rebelde es capaz de alejarlo completamente de nuestras vidas.
— ¡¿Qué les pasa?! No hicimos nada malo, yo quise que me besara, toda mi vida he estado enamorada de él y ¿ahora por un simple beso lo van a alejar para siempre?
— No es porque se hayan besado, es porque no pueden estar juntos, ya no más.
— Cero-cero...— susurré— ¿Es por eso? ¿Por qué papá lo llamó como si fuera un experimento?
Yo sabía la respuesta, lo sabía todo ya. Mi pregunta fue una prueba de honestidad, si mamá me respondía con lo que es la verdad, sabría que el único malo de la historia es papá, y si no lo hace... entonces no tendré en nadie en quien confiar que no sea él.
— Escucha, hija... hay muchas cosas que no entiendes y que no lo necesitas, lo que tú papá y Aidan tengan a mí no me han involucrado...— me tomó de las manos— quizá y sea un nombre clave ¿no crees?
Me mintió.
— Puede que sí lo sea, pero no deja de ser absurda tu idea de querer alejarlo de mi vida y que papá tome el control de cambiar toda mi estabilidad, además, no me has respondido mi otra pregunta— tragó con dificultad— ¿Por qué no podemos estar juntos?
— Regla de tu papá— sentenció— por tu bien, Shea y por el bien de él, no desobedezcas más reglas de nosotros.
Me dejó sola en mi colapso, ellos querían que jamás tuviera un lazo que me atara a Aidan porque papá sabía que él me iba a decir la verdad que se han empeñado a guardar. Me sentía insegura, tenía miedo de Elijah y Verena, de lo capaces que serían en hacerme más cosas de las que han hecho con los hermanos de Aidan y de él mismo.

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La Creación Perfecta.
FanficGallagher Caro. Nacimos siéndole fiel a la ciencia y moriremos siéndole fiel. Todos guardan secretos. Unos por la seguridad de quienes quieren proteger, otros tal vez por amor. Sin duda guardar un secreto valioso por la segunda opción es algo irreme...