17.

297 43 61
                                    

Shea.

Últimos Capítulos.

Mis huesos temblaban como si estuvieran hechos de gelatina, se sentía igual a estar en una pesadilla en la que no se podía escapar, si tomamos el hecho de que hacía menos de dos minutos estaba profundamente dormida sobre el pecho de Aidan pudiendo ser esta la primera vez en la que mi cuerpo se estaba reponiendo de todas las pasadas que llevaba sin dormir por la preocupación.

Y ahora, supe por qué obligaba a mi cuerpo a mantenerse despierto, si yo no me hubiera vencido, quizá y ahorita ya estuviéramos muy lejos de las tres personas que reconozco del resto que seguramente rodean la cabaña.

Dexter... el amigo científico que fue cómplice de la tortura de Aidan en sus años infantiles.

Verena... la mujer que se empeñó a darme una visión de fantasía sobre el mundo en lugar de mostrarme la cruda verdad y prepárame para enfrentarla.

Y Elijah... la plaga inmune a la exterminación que no se ha dado por vencido hasta que siga viendo el mundo sufrir bajo sus manos, simplemente para ser el mejor de todas las ramas científicas.

Cuando dieron un paso a nosotros, acorralándonos, Aidan y yo sentimos el mismo instinto de protegernos y dar la vida de uno mismo a cambio del otro. No se lo iba a permitir como lo fue el quedarme callada aceptando su cuerpo como escudo de ellos tres.

Después de todo sigue siendo demasiado rápido y yo inteligente para saber que no estábamos en un buen momento para pelear como usualmente hacíamos por todo.

Incluso para dejar en claro quién amaba más a quien.

Lo que importaba ahora era escapar del infierno al que nos quieren llevar de vuelta.

— Shea... siempre esperé una traición de mis creaciones... pero ¿tuya? Jamás— Elijah empezó a vacilar, aun con una venda en la cabeza y unos cuantos moretones visibles de su cara intimidaba en lugar de dar gracia— ver como preferiste marcharte en lugar de poner primero tu salud... como aceptaste dejarme morir y no salvar a quien lo ha dado todo por ti. Me dolió en lo más profundo de mi corazón.

— Tú no tienes corazón— respondí mordazmente. Todavia refugiada detrás del cuerpo de Aidan que estaba tenso como un bloque de acero.

— Sí lo tengo cuando se trata de salvar a mi dulce bebé... supongo que ya debes saber todo, no hay nada de lo que deba seguir ocultándote ¿cierto? — me miró al mismo tiempo en el que detuvo su caminata siniestra alrededor de Verena y Dexter— después de todo debo reconocerte algo.

Estaba a punto de abrir mi boca para escupir que no me importaba nada de lo próximo que fuera a decir, no quería escuchar más su voz o Aidan ya no sería el único que golpeé su cabeza.

Esta vez asegurándome de darle un fin definitivo.

Pero me volvió a callar con ese maldito dedo índice elevado que ha permanecido en la lista de las cosas que he odiado desde mi infancia.

— El hecho de que hayas dado con la casa de tus abuelos. Nosotros nunca te hablamos de esta cabaña miserable— fruncí mis cejas— y pudiste dar con ella pensando que podían huir del todo de nosotros— miro a Verena, ella agachó la cara sin estar muy de acuerdo con su esposo. Y él se dio cuenta por mis ojos— A menos de que yo no supiera algo...— su tono fue haciéndose más profundo al girarse a ella.

Iba responder con lo más afilado que ha preparado mi lengua para decir, siendo incapaz de hacerlo por otra vez su dedo para callarme.

— Sin embargo, hija... no dejas de ser igual de tonta como el resto por pensar que esos ancianos no nos deben lealtad después de todo lo que les hemos dado. Esta cabaña, su ropa, la comida, los suministros, absolutamente todo es gracias a nosotros, con la simple condición de que dejaran en paz su búsqueda para conocer a su nieta. Mientras menos conocieras del exterior, más tiempo te tendríamos protegida, pero es algo que no eres capaz de ver por él.

La Creación Perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora