9.

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Aidan.

Nos reincorporamos con el dolor del ligazo en la cara cuando se reventó la tensión entre nosotros, marcó una gran distancia para que ni siquiera un pelo suyo me rozara el cuerpo y se centró totalmente en el cielo.

De hecho, sus ojos eran unas canicas que rebotaban de izquierda a derecha, arriba abajo para que nunca se detuvieran en mis ojos que la analizaban con determinación para encontrar lo que detonó su impulso.

— ¿Shea...? — intenté calar el terreno antes de meterme a ciegas y salir peor de lo que ya estabamos. Ninguna respuesta negativa que no fuera quedar ignorado— oye...

— No siempre se tiene que decir algo después de que alguien sabe que lo arruinó— sentenció dejando caer su cabello para que no pudiera verle el perfil.

— ¿A que estás jugando en realidad? — le pasé detrás de la oreja ese mechón que se interponía entre mi vista a ella— antes de llegar aquí me dijiste que cada quien tenía que buscar la manera de sobrellevar lo qué pasó por culpa de nuestra borrachez— repetí— luego con Hozier no parecías estar del todo cómoda o disfrutando como lo vi en el pasillo de la escuela... ¿Y ahora me besas de nuevo?

— ¿Estabas espiándome cuando estaba con Hozier?— sonó su pregunta muy indignada, yo achiqué los ojos porque era obvio que ella sabía que lo hacía. Soltó un suspiro y se enroscó más en su lugar— Hozier no era lo que esperaba...

— Oh...— dejé de verla para ver nuestro frente— ¿Me usaste...

— ¡No! — su reacción de ponerme un mano en la mía fue instantánea, aunque como no sentía nada proviniendo de ella no estaba seguro de que estaba siendo verdad y que no— te juro que yo nunca intenté...

— Escucha algo— inspiré hondo viendo como su mano presionaba más la mía con temor, eso sí pude diferenciarlo por la espiral en el pecho— no sé mentir, Shea, tampoco hacer como si nada ha pasado y actuar como los enemigos que hemos sido siempre.

Tragué en seco sin oportunidad de retractarme.

— Me he estado enamorando de ti mientras que tú te vas enamorando de otros, y el beso no sólo fue eso para mí, porque es algo que no ha estado nunca en las órdenes que sólo me enseñaron a seguir. Sigo recordándolo en cada segundo que te veo y sé que está mal porque por esta ocasión el sentimiento no es mutuo.

Dejó de parpadear como si lo que estuviera confesando la haya sacado por completo de la realidad.

— Y el hecho de que tú pienses que soy un robot que no siente nada no te da derecho a crearme más ilusiones para ponerme a prueba o como quieras llamarlo junto con tus amigas. Soy capaz de sentir, aunque no sea igual como el resto porque yo no tengo idea cuando se tiene que dar mucho o poco, mi forma de expresarme no tiene un un límite como cualquier otro lo tendría.

Su tacto se suavizó disminuyendo poco a poco hasta que tuvo su mano de vuelta en su regazo— quiero que seas sincera como yo lo hice contigo y me digas ¿A qué estás jugando esta vez, Shea?

— Es más complicado de lo que tú crees.

— ¿Y qué más da lo que yo crea? Sea lo que tengas que decir yo tengo órdenes que seguir antes que mis sentimientos, nada va a cambiar más que el refuerzo de la línea que siempre ha estado entre nosotros— me escocía la garganta, pero era algo cierto.

Mis sentimientos por Shea van y vienen, mis órdenes no, aun así, debía saber que le pasaba a ella y por qué la sensación de estarse guardando algo incrementaba presionandome el pecho casi como mil elefantes encima mio.

La Creación Perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora