Capítulo 5: Resaca.

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Al día siguiente.

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El sol iluminó mi cara y cubrí mis ojos, quería seguir soñando, pero, recordé que en mi cama no da el sol. Me levanté de golpe, encontrando una habitación enorme con paredes crema, estilo minimalista.

Abracé las sábanas contra mi cuerpo, procesando el ambiente donde me encontraba ahora mismo.

Busque mis pertenencias, encontrando mi mochila sobre el sofá azul marino.

Baje de la cama con cautela, sintiendo la garganta seca y dolor de cabeza. Agh, la cena de ayer. Esos pequeños idiotas.

Abrí mi mochila, tomando mi celular para revisar las notificaciones, tenia varias llamadas de Ney, también de Alexandre y Jess.

Las de Jess eran de esta mañana.

—¿Hola?

¿Dónde estás? —espetó con preocupación—, Seline, estaba preocupada por ti.

—Lo siento —me coloque mis botines y tome mi mochila, colgandola en mi hombro—, tuve una cena de trabajo y salí tarde. Estoy bien.

Agh, olvidaba cómo eran los tipos de la tienda B.

—Sí —respondí, girándome para salir pero vi a Porter y Adryen en la entrada de la habitación. Permanecí quieta en mi lugar, sintiendo mi cuerpo tenso ante sus miradas —, voy para allá. Te veo en diez.

Está bien —exhaló—, prepararé el desayuno y aspirinas.

Colgó la llamada y baje el celular.

Mirándolos con pena, trague saliva para refrescar mi garganta.

—Siento mucho mi actitud —baje la cabeza, mirando la alfombra que decoraba la habitación—, lamento si ocasione molestias ayer, no suelo beber en cenas de trabajo, bueno, en realidad no me gusta beber...

—Se nota que eres inexperta —levanté la cabeza ante las palabras de Adryen—, pero, deberías tener más cuidado cuando sales en ese estado. Podrían hacerte daño.

Su tono de voz era severo y su mirada determinante. Parecía llevar un estructurado plan de vida que de cierto modo envidio. Él programa lo que pasa en su vida.

Lo contrario a Porter quién me miraba con una sonrisa divertida y una calidez emanaba de sus verdosos ojos. Él fluía con la vida, estaba listo para improvisar con todo lo que se pusiera en su camino.

Al contrario de ellos, yo estaba siendo arrastrada por la corriente.

Cada golpe me tumbaba al suelo y cada que intentaba levantarme del gran pozo de lodo, volvía a resbalar.

Ellos y yo, somos infinidades de diferencias.

Me sorprende como fue que el destino los puso en mi vida. Mejor dicho, me puso en la de ellos.

—Debo irme —vacilé, debatiéndome si acercarme o no, ya que eran una obstrucción para mi escape—, gracias por...traerme aquí.

—Desayuna algo antes de irte —pidió Porter y negué con vergüenza.

—Han hecho mucho por mí, yo por el contrario los he metido en un lío vergonzoso —cubrí mi frente, riendo con nervios—. Lo único que puedo ofrecerles son mis sinceras disculpas.

Carta de amor con IA. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora