—Ten mucho cuidado —pidió la rubia—, ¿llevas todo?—Sí. Portátil, usb, celular, agenda, bolígrafo y...una copia de mi perfil de escritora. O, también identificación.
—Excelente —me abrazó con fuerza—, mucha suerte, escríbeme cualquier cosa.
—Lo haré —le devolví el abrazo—, me voy, no quiero llegar tarde.
Nos separamos y tomé mi bolso del sofá, Ney me lanzó un beso y sonreí animada, le devolví el gesto y abandoné el departamento.
Inhalé profundo con la vista fija en el pasillo.
—Ahora o nunca.
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[...]⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
Desvíe mi atención de la carta frente a mis ojos, releí la dirección en la hoja y después en la placa dorada a unos metros de mí. Del otro lado de la acera, vislumbré un edificio de al menos diez pisos. No estoy segura, la luz solar se refleja en los cristales e impiden mi conteo. Suspiré y dejé de apreciar la altura del edificio para ver la entrada. Varias personas entraban y salían indicando que la actividad en el interior es constante. Crucé la avenida cuando el semáforo estuvo en rojo.
—Tú puedes...tú puedes, Seline.
Ingresé al edificio una vez que estuve frente al mismo, mis ojos vagaron por el recibidor, buscando alguna guía para buscar al remitente de la carta. Quizá sea alguna oficina de manuscritos.
—Hola, buenos días.
Una de las chicas de recepción me miró en cuanto saludé, enarcó una ceja, levemente sorprendida.
—Hola, ¿en qué puedo ayudarle?
Saqué del bolsillo de mi abrigo el sobre negro que había encontrado en el buzón.
—Recibí una carta en la que me citaban aquí en un horario de...
—Lamento interrumpirla —murmuró con suavidad y las mejillas rojas—, pero no emitimos cartas desde hace mucho tiempo. Por lo regular los editores, asesores, maquetadores o marketing en sí, se comunican mediante correo.
Abrí la boca, pero, la cerré de inmediato.
—¿Puedo verla? —asentí, tomó la carta cuando se la entregué.
Sentí como mi corazón se contraía, ¿cómo fue posible que alguien pudiera hacer algo así?
—Umh, no —negó, devolviéndome la carta—. No vino de aquí, pero, podría dejar su manuscrito para que ingrese a evaluación, la recepción sigue abierta.
—Oh, no —tomé el sobre negro, desanimada—. Solo venía para averiguar si esto era real —reí nerviosa, ocultando mi decepción—, agradezco su atención.
La chica sonrió con pena.
—Ten buen día —despidió.
—Igual.
Giré sobre mis talones para cruzar el mismo camino que antes había trazado, solo que ahora, todo el entusiasmo que tenía se había esfumado. La editorial no me buscó. No me citó para un contrato. Alguien hizo la carta y me engañó. Alguien jugó con mis sentimientos. Los cálidos rayos de sol me cubrieron cuando abandoné el edificio, más allá de sentir furia, me sentía humillada. Alguien había tomado mi más preciado anhelo y me jugó una broma. ¿Cómo pueden hacer algo...?
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Carta de amor con IA. ©
Storie d'amoreSeline es una chica cuyo enfoque se encuentra en sus planes de vida que es convertirse en una reconocida y popular escritora de romance. Entre sus sueños y su realidad, hay una delgada línea que vuelven imposible su libro de amor verdadero...y es qu...