Carta de amor con IA. ©

Capítulo 25: Cruda realidad.

Darius. Tiene los medios gracias a que anteriormente trabajaba en una de las mejores empresas de finanzas; después de que su esposa murió, cayó en depresión. Dejó el trabajo, dejó las terapias y se perdió su rastro cuando vendió su lujosa casa para mudarse a un departamento de menor prestigio.

Ante el ojo de la sociedad aparentaba ser un hombre común que trabajaba en una pequeña empresa de productos deportivos. Por debajo de esas apariencias, oculta una sombra tenebrosa. Invirtió parte de su dinero en distribución de droga.

Todos estos datos fueron marcados con amarillo por el detective Stanley, la policía estaba siguiendo el rastro de ese vendedor o al menos esos comentarios vienen en las notas del detective.

Bebí un sorbo de mi copa de vino y la dejé sobre la mesita de centro.

En cuanto las luces se encendieron, desvíe mi atención de la información y vi a Porter.

El pelinegro dejó sus pertenencias sobre el sofá y al verme sonrió un poco.

—Noresther.

—Hola —respondí y el chico se sentó en el otro sofá con evidente cansancio pero con su atención fija en mí—, ¿terminaste los trámites?

—Sí —asintió sin expresión alguna—, me graduaré el próximo mes y oficialmente podré trabajar con los Moretti.

—Lo siento —susurré y negó con levedad.

Sus ojos se posaron en los papeles sobre la mesita.

—¿Qué lees?

Tomó una de las hojas.

—La información que el detective Stanley encontró del acosador —la expresión de Porter se tornó seria—, cada vez está más cerca de él.

—Ya demoró mucho —gruñó sin verme, leyendo la información—. Si tu padre hubiera aceptado la ayuda de Adryen, este imbécil ya estaría pudriéndose en prisión.

—Papá confía en Stanley —repliqué y gané su mirada—, no sabemos con qué tipo de hombre estamos lidiando así que él trabaja sobre la marcha. Por suerte no ha pasado nada malo.

—Sí, por suerte —soltó sarcástico y rodé los ojos.

—¿Sabes algo de Adryen? —cambié de tema.

Porter dejó la hoja sobre la mesita y negó.

—Solo han pasado tres días desde que viajó a Italia. —respondió con tono relajado y cambió de sofá para estar cerca de mí, se inclinó para besar mi mejilla—. Anthon Moretti debe estar paranoico y lidiar con él debe ser tardío. Adryen debe controlar la ira de su padre para proteger a Connor.

Suspiré y tomé mi copa, bebiendo de un trago el restante del vino.

Nuestras vidas son un caos ahora mismo. Los tres vamos a necesitar una inyección de relajación ante todo el estrés.

—Pasó algo en el cumpleaños de Connor, ¿cierto? —mi pregunta captó su atención y giré un poco para desafiar su mirada—. Después de ese viaje Adryen y tú han estado raros. No debería importarme, lo sé, pero hemos pasado mucho tiempo juntos y considero que debería saberlo.

Porter exhaló y dejó de mirarme. Indeciso.

—Rousseff.

—Anthon Moretti se enteró de la relación que mantenemos contigo —toda expresión se desvaneció de mi semblante—; y nos ordenó que le diéramos fin mínimo en un año.

—¿P-pero cómo lo supo?

—Adryen cree que Renné y Osiris tuvieron algo que ver, pero no está seguro —bufó y negó con cierta indiferencia—. Y...Connor lo escuchó todo.