Capítulo 12: Tercer email.

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PORTER.

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Miré con indiferencia al hombre que estaba siendo interrogado por el detective de Adryen, era un tipo corpulento, de mediana edad y con un serio problema de alopecia. Portaba un desaliñado traje gris y unas gafas cuadradas. Su rostro grita a los cuatro vientos su crimen. De verdad, quiero golpearlo.

Seline podría ser su hija o sobrina. En cambio, se atrevió a asustarla y agredirla. Apreté las manos en puño con rabia al imaginar lo asustada que debió estar por este imbécil.

—Relájate.

—Imposible —respondí entre dientes—, su presencia me hace enfurecer.

Vi que el detective miraba el celular del hombre, dirigió una mirada hacia nosotros donde estaba un cristal que impedía la visión de ellos hacia nuestra dirección y asintió. Confirmando con ello que es el hombre que buscamos.

El detective se puso de pie, con el celular del tipo en su mano. Salió de la sala de interrogatorios e ingresó al cuarto.

—Niega haber agredido a la señorita Sollery —le entregó el celular a Adryen—, pero aquí tiene el correo. Lo había guardado en destacados y de hecho hay algunas notas sobre la chica. Su horario de trabajo y eso.

Tomé el aparato de la mano de Adryen, leyendo el mismo correo que me había llegado a mí hace semanas. Salí de la plataforma de email para revisar sus notas, gruñí ante la información que había recabado de Seline.

—Encárgate de que reciba una larga condena —habló el castaño con tono áspero. Casi ordenando la condena perpetua para el hombre—, no quiero verlo libre.

—Así será, señor Moretti.

Le devolví el celular al detective y salió del cuarto. Aquel tipo observaba la sala a su alrededor, entre asustado y preocupado. Estoy seguro de que le dio un tic nervioso.

El detective aseguró que iba saliendo de un bar, completamente ebrio. El alcohol debió desaparecer de su sistema cuando la policía lo interceptó.

—Vámonos —soltó mi acompañante con desdén—, tenemos algo mejor que hacer.

—¿Qué es mejor que golpear a ese acosador?

—Organizar los días que estaremos con Noresther —mi ira se esfumó ante la mención de esa hermosa castaña—. Qué días estaremos juntos y qué días no.

—Eso suena bien.

No me molestaba en lo absoluto que Adryen sea el primero en compartir tiempo con ella, yo la veía todos los días. Él no.

Estoy más que satisfecho de apreciarla cada hora y ahora que es nuestra, presiento que será mil veces mejor.

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SELINE.

—¿Qué te pasó en el labio? —papá me miró con recelo—, no me digas que ahora andas por la calle peleando a golpes como...

—Un hombre me agredió afuera del edificio —interrumpí su absurdo comentario—, la policía se está haciendo cargo.

—¿Por qué no llamaste?

—¿Qué habrías hecho? —lo miré, encontrando en su mirada un deje de preocupación que aparentaba con dureza y frialdad—. Me dejó inconsciente.

—Esta zona no es segura.

—Lo es, padre —suspiró y volvió a mirarme con indiferencia—, ¿a qué debo tu visita?

Carta de amor con IA. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora