¿Cómo exteriorizar un sentimiento tan profundo cuando nunca antes lo habías experimentado? La veía fijamente. Su rostro plácido...sus ojos cerrados.
¿Cuánto tiempo había transcurrido? ¿Cuándo fue la última vez que comió? ¿La última vez que se duchó? Sesshomaru no era consciente de todo lo que ocurría a su alrededor. Por primera vez en tantos años de existencia no sabía qué hacer.
En su interior se llevaba acabo una lucha constante de sentimientos. Se sentía frustrado, enojado, cansado y ansioso. El saber que kagome había caído en un profundo letargo con aquellas últimas palabras que le expresó, su conciencia no se callaba. Lo martirizaba día y noche. El arrepentimiento le corría por sus venas como lava. Quitándole la paz, el sueño.
El doctor Siokotsu había hecho todo lo posible. Todo lo que sus conocimientos en la medicina le permitieron. El veneno que corría por la sangre de Kagome era una sustancia extraña, algo con lo que nunca había trabajado sin embargo no se daba por vencido. La amenaza del rey seguía latente en su memoria. Su vida y la de su familia pendía de un hilo.
El palacio del Oeste se había sumido en una profunda oscuridad. No había un solo ser entre sus cuatro paredes que no se viera afectado por la situación tan delicada en la que se encontraba la futura reina. Rin, fue la más afectada. Se la pasaba encerrada en su habitación; llorando, rogándole a todos los dioses una oportunidad para su hermana. Si, para Rin, la joven kagome era como su hermana.
Uno de los cocineros había desapercibido ese mismo día en que Sesshomaru ordenó que se presentaran todos los sirvientes en el salón real. La orden que salió de la boca del rey para algunos fue cruel pero para otros era la más justa. Una traición tan vil no se podía pasar por alto mucho menos perdonar. Toda la familia del cocinero fue quemada sin excepción.
Sesshomaru no se medía a la hora de castigar a todo aquel que le desobedecia o atentaba contra su vida sin embargo en esta ocasión el enemigo fue más inteligente, supo mover sus cartas con astucia y sigilo. De ese golpe tan contundente no se iba a poder recuperar con facilidad. Sin esperarlo y desearlo, Kagome se convirtió en lo más importante para él.
Su sufrimiento sería vengado. Sesshomaru estaba decidido a arrasar con todo aquel que no se postrara ante él y ante su reina. Habían despertado su lado sádico y despiadado. No tendría compasión por nada ni por nadie. Comandará las huestes de su ejército como en los viejos tiempos. Inuyasha y Bankotsu irán a su lado.
El reino del Oeste iba a demostrar porqué era el mejor y porqué nadie debía, ni siquiera, imaginar que podía contra él.
— Majestad — Yaken, su fiel vasallo, se acercó lentamente. Era el único después de Inuyasha y Bankotsu, que tenía las agallas para hablarle.
Sesshomaru alzó el rostro. Su mirada atormentada miró por breves segundos a su sirviente. Yaken tenía un tazón en sus manos.
— La medicina de la señora — explicó.
Nadie sabía a ciencia cierta cuándo iba a despertar Kagome. Siokotsu se la pasaba encerrado en su laboratorio investigando el compuesto del veneno. Aunque al principio Sesshomaru se negó a permitirle que obtuviera una muestra de su sangre, lo consiguió luego de insistir en que era el único método para poder trabajar en un antídoto.
Sesshomaru se había vuelto más desconfiado, receloso y no permitía a nadie entrar a la habitación. Yaken y Kaede eran los únicos. El primero para ayudarle a Sesshomaru con la medicina y la otra para limpiar su cuerpo. Kaede le cepillaba la larga melena negra, le limpiaba el rostro, el cuerpo y la cambiaba de ropa cada día.
Sesshomaru se levantó del sillón donde permanecía sentado día y noche. Vestía un simple pantalón y una camisa de mangas largas, sin abotonar. Su largo cabello en una coleta alta. Tenía oscuras ojeras bajo sus ojos cansados. Si dormía dos horas era mucho. Se mantenía pendiente, a la espera de cualquier reacción en la mujer.
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Una Esposa Para El Rey © 👑
FanfictionEl Rey V, había fallecido misteriosamente y su hijo, su primogénito, tuvo que tomar su lugar como el actual monarca. Era un hombre arrogante, altivo y con un ego por las nubes. Quienes lo conocían decían que era déspota, intimidante y peligroso. S...