13°

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Ya era por eso de las ocho de la noche, Minho y Hyunjin estaban en su habitación, sólo abrazados en aquella cama. El mayor se separó rápidamente  al escuchar a Seo abrir la puerta, el menor quedándose algo confundido y molestó a la vez.

—Minho —llamó Changbin, entrando a la habitación del menor—. Tú hermano dijo que bajen a cenar.

—¿Félix cocinando? Eso es nuevo —bromeó el castaño.

—Si, bueno. Dijo que quería hacer el de cenar, aprovechando que es domingo y no tenía nada que hacer.

—Está bien, ahora bajó.

—¿Y yo? —intervino Hyunjin, quien se había mantenido callado.

—Obvió tu también, guapo. Los esperamos abajo.

Guapo.

El mayor sólo rió ante ésto, volteó a ver a Minho, pero éste no le regresó la mirada.

—Min, vamos a cenar.

—Baja tú, yo los alcanzó en un momento —el tono que usó era agrio, se podría decir que hasta frío.

Hyunjin dudó un poco, pero sólo asintió y salió de la habitación, dejando al castaño solo.

—Maldito Hwang, todavía tiene el descaro de abrazarme y besarme —se quejó Minho en voz baja.

Enterró su cara en una almohada, y ahogo un gritito en está. Se sentía extraño, molestó, triste, pero no se sentía nada bien.

Su mente sólo hacia escenarios como las de Hyunjin y Changbin estando juntos, o incluso teniendo sexo. Todo eso lo ponía muy triste, y sentía molestia hacia Seo.

Aunque rápidamente pensó en que Changbin no tiene la culpa de nada, el no sabe que él y Hyunjin tienen algo. Bueno, ¿almenos tienen algo?

Buena pregunta.

Nisiquiera tiene derecho a protestar, pues el y Hyunjin no tienen nada, mas que sexo. Tal vez era sólo el quien se estaba enamorando, por que si, comenzaba a aceptar sus sentimientos hacia el mayor, pero también con eso venía inseguridad, inseguridad por saber si Hyunjin siente lo mismo que él. Inseguridad por saber si realmente sólo lo quiere físicamente, y que realmente amé a alguien más. Inseguridad por perderlo.

Aunque sabia que las cosas no cuadraban, el no dejaba de sentir todo éso. Nunca se había sentido así, y le hubiera gustado nunca hacerlo, porque dolía.

—¡Oppa! ¡Dice Félix que te apures! —la voz de su pequeña hermanita al lado de la otra puerta, lo sacó de sus pensamientos.

—Está bien, ya voy.

En ese momento cayó en cuenta de que había comenzado a llorar. No sabía cuando, ya que estaba muy sumergido en sus pensamientos.

Sólo sentía las lágrimas mojar sus mejillas, pero trato de calmarse y se limpió las lágrimas, para salir de esa habitación que ahora compartía con el pelinegro, y bajo para ir a cenar con el resto.

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•𝘔𝘪 𝘯𝘪𝘯̃𝘦𝘳𝘰~ ᴴʸᵘⁿʰᵒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora