« XXXV »

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Un año y diez meses después.

Febrero.

Marinette

¿En algún momento dejaría de acostumbrarme a los cambios en mi cotidianidad?

El día a día presentaba numerosos desafíos, algunos podía sortearlos como una completa campeona y en otros terminaba llorando ante la frustración.

Aún así, los fenómenos que ocurrían en mi vida me resultaban pequeños cuando tenía a mí amado esposo a mí lado siendo mí compañero de batallas ante las adversidades.

Mis hijos también eran parte importante en mí lucha diaria, así como podían volverme loca también eran mí cuota de ternura asegurada para recargar de amor mí corazón.

En dos meses cumpliría mí segundo aniversario de bodas junto a Adrien. Aún me causaba gracia recordar nuestro plan de posponer la llegada de otro bebé debido a que, seis meses después de ello, descubrí mí embarazo de dos meses.

Nuestra princesita amada y soñada.

Dicho descubrimiento fue el regalo del primer cumpleaños de minibug, pues su papá había insistido en que me realizara un test porque en uno de sus sueños locos me había visto nuevamente embarazada.

Mentiría si dijera que no me había asustado que su predicción se cumpliera.

—Tío Fefi —sollozó un Hugo desconsolado—. Tío Fefi, aquí...

—Mi gatito —lo atraje contra mí pecho intentando calmarlo para luego tomar asiento en el sofá— ¿Qué te parece si vemos algunas caricaturas?

—Fefi —insistió subiendo su azulada mirada buscando alguna explicación en la mía.

Le ofrecí su chupete que aceptó gustoso para luego meter una de sus manos en mí pecho y apoyar su cabeza en el otro para que enredara mis dedos en su dorada cabellera.

Suspiré sin saber qué más hacer ante esta costumbre que se le había formado a Hugo.

Y no era algo menor, nuestro hijo había sido el mayor afectado por la partida de Félix en cuanto decidió formalizar con su pareja para luego tomar la decisión de convivir con ella. Por supuesto que a nosotros también nos había afectado ello, pero no podíamos evitar sentirnos orgullosos por este gran paso y antes que nada, por su felicidad.

—Tío Fefi tiene su propia casa —le expliqué calmadamente tratando de ignorar los dolores en mi útero debido al periodo—, pero prometió que vendría a jugar contigo ¿sí?

—¡No! Tío Fefi ¡ahora! —ordenó separándose frunciendo su ceño.

Adrien apareció con una mimosa Emma que vivía aferrada con su pequeña mano en el rostro de su papá. Este se hallaba completamente con las babas por el suelo por ella y aún más al haberse convertido en su figura favorita.

—¿El mismo berrinche de siempre? —indagó acariciando la espalda de nuestra bebita.

—Juro que si no lo amara tanto se lo regalaría a Félix por un tiempo —expresé cansada besando su frente.

—Fefi —repitió al escuchar su nombre.

Mi esposo sonrió comprensible, sabía que nunca podría regalar a nuestros hijos, pero los cólicos menstruales estaban siendo sumamente intolerables y solamente quería descansar en mi cama y en completo silencio.

—Tio Fefi vendrá con nosotros —se acercó Adrien tomando asiento a mí lado para inclinar su cabeza y llenar de besos el brazo de minibug haciéndolo reír con su chupete en la boca—. Te prometo que lo veremos pronto y jugaras con él, ahora debemos terminar de acomodar las cosas para llevar en nuestro auto. ¿Quisieras ayudarme?

Forever us || Adrinette +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora