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París, año y medio después.

Febrero.

Adrien

Hoy finalmente llegaría mi princesa y mi puta alarma no había sonado a la hora acordada. Tuve que completar rápidamente un último informe. Aún así traté de no desesperarme, con suerte habría un pequeño retraso en el vuelo y tal vez llegaría a tiempo.

Me aventuré entre las calles parisinas para luego coger la carretera que me llevara al aeropuerto. Una vez en el estacionamiento, descendí del auto con un gran ramo de flores amarillas para comenzar a caminar rápidamente dentro del lugar cuidando de no llamar la atención de los de seguridad, resbalandome de tanto en tanto debido al suelo que acababan de trapear sin colocar un puto cartel de precaución.

Continué sin frenar mi tarea de buscarla hasta que visualicé un grupo de personas esperando a quienes descendieran del avión para reunirse con ellos. Ese era su vuelo, estaba seguro de que ella aparecería en cualquier momento y mi corazón no dejaba de saltar desesperado en mi pecho.

Y fue entonces que la vi desde lejos, riendo divertida mostrando esa bonita sonrisa que tanto me gustaba, provocando que mis labios también se curvaran en una boba sonrisa al verla después de tanto tiempo.

Detrás de ella venía otro tipo riendo a la par. No lucía mayor, me animaría a decir que apenas estaba entrando en los veintitantos, portaba unos lentes cuadrados típicos de un ratón de biblioteca. Mi mirada se dirigió a sus manos, conocía ese bolso.

¿Por qué cargaba el bolso de mi chica?

Me mantuve sereno, trataba de hacer memoria de las características físicas del susodicho pero nada me era familiar a lo que ella me había comentado de sus compañeros.

Me fui acercando a paso apresurado esquivando varias personas, mi corazón latía desbocado dentro de mi pecho, sentía que se detendría en cualquier momento. Me asustaba todo lo que me generaba ella pero definitivamente me encantaba.

—¡Marinette! —la llamé esquivando las últimas personas que bloqueaban mi visión.

Nada.

Volví a insistir en cuanto estuve cerca y sus bonitos orbes azules conectaron con los míos que habían comenzado a picar.

—Bugi...

Ella comenzó a acelerar sus pasos dejando sus pertenencias abandonadas a mitad de camino. Su sonrisa se tornaba cada vez más amplia ante cada centímetro que nos acercaba.

Finalmente, en cuanto la tuve a menos de un metro ella intensificó su llegada para terminar dando un gran salto y abrazarme con demasiada fuerza tanto con sus brazos como piernas.

Sentí cómo mi respiración se detuvo por escasos segundos para terminar correspondiendo a su abrazo y sostenerla para evitar que se separara.

Inmediatamente enterré mi rostro en sus cabellos azabaches para inhalar su deliciosa fragancia.

—Adrien... —soltó con voz entrecortada para luego separarse y sostener mi rostro con sus temblorosas manos—. Eres tú...

Sus orbes me escanearon brevemente para culminar en mis labios los cuales fueron capturados por los suyos enviando un latigazo de adrenalina por todo mi cuerpo.

Mi nena, finalmente la tenía conmigo.

Sus besos eran dulces, tiernos, intensos, la mezcla perfecta de lo que tanto había anhelado desde que se había ido.

Reforcé el agarre de una de mis manos con el ramo de flores que, para esta altura, ya se encontraba aplastado por nuestro abrazo. Llevé la otra a su precioso rostro para acariciar su mejilla con ternura.

Forever us || Adrinette +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora