« XXVIII »

1.1K 68 68
                                    


Octubre

Adrien

Por primera vez en mucho tiempo sentía una gran tranquilidad con respecto a mi vida.

Mi convivencia y noviazgo con Marinette era sumamente bueno aun cuando en estas últimas semanas de embarazo la atravesaran con muchos antojos, crisis de llanto, inseguridades.

A pesar de encontrarnos en otoño ella aún sufría de severos sofocones de calor por lo que no me permitía acercarme mucho a ella. Ni hablar de que en medio de nuestra cama habitaba una almohada gigante que ella solía utilizar para dormir cómoda.

Echaba de menos abrazarla o acurrucarnos pero debía darle su espacio o me quedaría sin pelotas.

—¡Adrieeeeeeeen!

Mis sentidos se agudizaron al escucharla llamándome con desesperación desde la planta alta de nuestra casa, provocando que soltara el cucharón con el que estaba revolviendo la sopa.

Subí precipitadamente los escalones de dos en dos recordando que su bolso maternal se hallaba completamente listo en el cuarto de minibug. Incluso las carreteras en las que debía manejarme para evitar el tráfico y...

—¡Bichitoooooo!

—¡ESTOY LLEGANDO! —avisé con voz agitada apoyando la palma de mi mano en la puerta para abrirla rápidamente.

Marinette sonrió de manera perfecta como si estuviera actuando el gesto.

—¿Te sientes bien? —me acerqué rápidamente hacia la cama visualizando si había señales de que había roto bolsa.

Estiró sus brazos en mi dirección invitándome a abrazarla.

—¿Tienes fiebre? —pregunté cauto inclinando apenas mi torso siendo envuelto por sus brazos a la altura de mi cuello—. ¿Marinette?

—Te echo de menos —murmuró girando su rostro para besar mi mejilla—. Siento que te he descuidado, abandonado...

Sonreí con dulzura al oír algo que tanto me encantaba escuchar de ella.

Tomé asiento con cuidado a su lado para recostar mi espalda contra el cabezal de la cama que tenía muchas almohadas e invitarla a recostarse en mi brazo. Y así lo hizo, una de sus manos buscó acunar mi rostro para luego besar mi barbilla.

Como si de un imán se tratara mi mano se acomodó sobre su enorme barriga que no me cansaba de acariciar sintiendo cómo mi bebé reaccionaba.

—He estado algo entretenido para no sentir el corazón roto —esbocé un puchero fingido.

—¿Entretenido?

—Estuve encargándome de algunas cosas —froté nuestras narices para luego robarle un pequeño beso—. He cambiado la cerradura de la puerta principal y he mandado a encargar un sistema de seguridad con alarma.

Sus cejas se arquearon ante la sorpresa.

—Joder, no quiero ni imaginarme cuánto ha costado todo —realizó una mueca incómoda visualizando cómo sus mejillas se sonrojaban.

—Tu seguridad y la de minibug no se negocia, pagaría inclusive una burbuja gigante con tal de protegerlos.

—Siento que no te merecemos por todo lo que haces por nosotros —escondió su rostro en la curvatura de mi cuello apoyando su mano en mi pecho.

—Son lo más importante y bonito que tengo, por supuesto que haría cualquier cosa para mantenerlos a salvo.

Y así sería siempre, especialmente ahora que minibug estaba a pocas semanas de nacer y quería protegerlo de cualquier elemento de este mundo.

Forever us || Adrinette +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora