En medio de un patio empedrado y rodeado de imponentes columnas doradas, se encontraba la majestuosa corte real. Los nobles vestidos con sus ropajes suntuosos y las damas adornadas con joyas relucientes esperaban ansiosos el inicio de la velada.
En un rincón solitario, un bufón de aspecto enigmático, vestido con un traje multicolor se mantenía en silencio. Con una sonrisa pintada en su rostro, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y determinación. Era conocido como el bufón más perspicaz y divertido del reino, siempre capaz de arrancar carcajadas incluso en los momentos más oscuros.
El bufón, cuyo nombre era Amadeo, se alistó para hacer reír a la corte una vez más. Se acercó al centro del patio, ondeando su vara de cascabeles para captar la atención de todos. Lanzó una mirada a la reina, cuya belleza rivalizaba con la de las mismas estrellas, y le hizo una reverencia.
"Querida corte", comenzó Amadeo en tono jovial, "hoy intentaré arrancar sonrisas de vuestros labios y hacer que vuestros corazones se llenen de alegría". Los presentes lo observaban con expectativa, esperando una vez más ser cautivados por su ingenio.
Amadeo hizo un juego de palabras, empleó sus habilidades mímicas y deslizó bromas sutiles en su discurso. Sin embargo, extrañamente, ninguna risa se escuchaba en los pasillos del patio. Sus chistes parecían caer en un abismo de indiferencia, atormentando al bufón mientras intentaba en vano recuperar ese sonido contagioso que tanto anhelaba escuchar.
Cada vez más desesperado, Amadeo cambió de táctica. Comenzó a contar una historia sobre un rey extravagante, con gestos exagerados y un estilo dramático. Pero incluso los detalles más divertidos solo conseguían pequeñas sonrisas forzadas en los rostros de los asistentes.
La angustia se apoderaba del bufón mientras luchaba por entender qué estaba fallando. El silencio en el patio se volvía ensordecedor, y las miradas que le dirigían se tornaban cada vez más compasivas. Sin embargo, Amadeo se resistía a rendirse ante la adversidad.
En un último intento desesperado, el bufón comenzó a hacer payasadas cómicas, saltando y haciendo piruetas en el aire. Pero su esfuerzo solo conseguía suspiros apagados y miradas entristecidas. Aunque sus movimientos eran enérgicos y su carácter fue siempre alegre, su deseo de hacer reír a la corte parecía imposible de alcanzar en ese momento.
Con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta, Amadeo finalmente capituló. Saludó a la corte con una inclinación respetuosa y se retiró del patio en silencio.
La corte quedó en un remanso de silencio, asimilando la ausencia de risas y el vacío que el bufón dejó tras de sí. Sentimientos de tristeza se apoderaron de todos por la soledad expresada en el arte del bufón.
La ausencia de risas demostró que, a veces, el corazón puede estar demasiado lleno de anhelos ocultos y penas insondables para permitir que la alegría y el humor penetren sus muros. Amadeo, por más que lo intentara, se encontraba en una situación donde su tarea de hacer reír se volvía fútil.
Y así, con el bufón desaparecido y el silencio persistente en la corte, la noche se sumió en una atmósfera melancólica, recordándonos que incluso el más gracioso de los bufones puede llevar consigo un alma herida.

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Relatos De Una Antología-Los Cuentos Poema.
DiversosCompuesto por una variedad de cuentos y relatos en forma de poema. Cada historia transporta al lector a un mundo diferente, explorando temas de amor❤️, tristeza😔, miedo😱 y fantasía✨. "Los relatos de una antología-los cuentos poema" es una colecció...