Exilio.

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Día 24: Lesiones.

Continuación: Destino.

Al ver a Loid en la puerta de su departamento, Yor sintió que su corazón se salía del pecho. Lo último que sabía de él es que no quería formar parte de su vida, lo cual la había lastimado profundamente. Verlo allí era, sin duda, extraño.

—¿Qué estás haciendo aquí? —murmuró ella.
—No tenía a dónde ir... Eres el único refugio al que podía recurrir —dijo él.

Loid tenía una mano presionando su costado. Cuando ella lo volteó a ver, notó sangre en su camisa blanca. Su corazón se detuvo, y se apresuró hacia él.

—¿Qué ha sucedido? Deberíamos llevarte a un hospital —sugirió.

Colocó su mano sobre la herida en su abdomen, y su palma quedó teñida de sangre.

—No, por favor, sin hospitales... Yor, por favor...

Al principio no quiso, pero al observar su rostro con detenimiento, supo que era en serio. No podían acudir a un hospital. Asintió con la cabeza suavemente.

No entendía por qué lo ayudaba; él la había destrozado, la había apartado cuando más lo necesitaba, había perdido los recuerdos de ellos y él ni siquiera la había ayudado a recordarlos. Cuando finalmente los recordó, él no la quería de vuelta. O al menos, ese era el mensaje que ella había recibido. Tal vez, después de todo, aún lo amaba.

Yor lo ayudó a ponerse de pie, ofreciéndole apoyo con su propio cuerpo. Luego, lo llevó a su departamento, lo hizo sentar en su sillón y corrió al baño en busca del botiquín de primeros auxilios. A su regreso, se encontró con un dilema. Sabía todo lo que había ocurrido y que él no quería estar con ella, lo que la dejó sin palabras. Sin embargo, él tampoco habló.

Con manos temblorosas, desabrochó la camisa de Loid, revelando una profunda herida en su abdomen. Ella abrió los ojos sorprendida, pero no logró articular palabra alguna y se arrodilló en el suelo.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Yor, preocupada.
—No puedo decírtelo... No quiero mentirte más —contestó él.

Con delicadeza, Yor comenzó a limpiar la piel alrededor de la herida con un algodón empapado en alcohol. Sus manos temblaban ligeramente, intentó controlar su nerviosismo, sin embargo, sabía que él de todos modos había notado aquello. Sus ojos azules la observaron. Ella no resistió. Tenerlo ahí pero no tenerlo para ella dolió.

—Sabes que lo recuerdo todo, ¿no es así? —preguntó ella en un hilo de voz.
—Anya me lo dijo... Sé que hablaste con ella... —contestó.

Yor abrió los ojos y la boca ampliamente. Hacía unas semanas, Yor había tenido un emotivo encuentro con Anya, la pequeña a la que tanto había extrañado. Cuando Anya se acercó a ella, Yor no pudo contenerse y la abrazó, susurrándole cuánto lamentaba no haberla recordado antes y cómo sentía haberla dejado atrás. Anya pareció comprender y expresó su deseo de ayudar a Yor a hablar con su padre. Sin embargo, Yor le explicó que no era una buena idea y se despidió de la niña. No podía ir en contra de los deseos de Loid.

—Lo siento... La extrañé demasiado... No pude evitar no verla —susurró.

Yor dejó de limpiar su piel, tiró lo que había usado y se limpió las lágrimas que cayeron por su rostro.

—No... No tienes que lamentarlo, ella es tu hija después de todo. Yo... —apretó los labios y bajó la mirada.

Yor, mientras tanto, aplicó alcohol en una gasa y la puso sobre la herida abierta de él, quien solo se quejó un poco pero no se apartó de ella. Para él, dolía mucho más lo que había hecho con Yor que el ardor.

No entendía cómo pudo destrozar a la persona que él decía que más amaba.

—Yor, sé que eres asesina... —dijo.

Ella se quedó fría de inmediato.

"¿Cómo? ¿Cómo él puede saberlo?"

—Te dije que había motivos para alejarte y no se trata de que no te acepte como eres o quién eres en tu trabajo... Hablo de que yo... —se detuvo.

Si la alejó fue principalmente para no tener que revelar sus identidades entre ellos, pero la distancia los separó demasiado y la lastimó al hacerle creer que él no la quería con él. Cuando lo único que había querido era tenerla de vuelta.

—Yo te amo, tal y como eres... —interrumpió él.

Loid subió la mirada a ella, quien tenía los ojos vidriosos, los labios apretados.

—¿Entonces por qué me alejaste? —volvió a preguntar.

Loid simplemente se quedó mirándola. En este momento, si él revelaba su identidad y le hablaba de quién era, ella no le creería que la amara. Y volverían al principio.

—No puedo decírtelo... Pero lo único que tienes que saber es que no soy quien debe estar con Anya o contigo... Si estás de acuerdo, quiero que te quedes con Anya...

WISE ya conocía que Yor es asesina. Por el bien de todos, decidieron sacarlo de la operación Strix y hacerlo desaparecer por un tiempo.

—¿Qué? ¿Vas a abandonar a Anya? ¿Qué va a pasar contigo? ¿Loid? —interrogó.

Él negó con la cabeza.

—No quiero... Pero es algo que tengo que hacer, Yor.

Yor miró a Loid con una mezcla de confusión, dolor y preocupación en sus ojos. No podía comprender por completo las razones detrás de su decisión, pero sabía que debía haber algo más profundo detrás de todo esto.

—Loid, por favor, explícame. No entiendo por qué estás haciendo esto. Hay algo que no me estás diciendo. Si amas a Anya y a mí, ¿por qué te vas? ¿Por qué me alejaste? —preguntó ella.

Loid vaciló por un momento, como si estuviera debatiéndose internamente. Finalmente, habló con una mirada sombría en sus ojos.

—Yor, hay cosas que no puedo contarte ahora, solo prométeme que cuidarás de Anya... Que te alejarás de mí —Loid sujetó la mejilla de ella con la mano.

Por un momento, Yor cerró los ojos y dejó que él acariciara su piel con el pulgar, que absorbiera su toque que hacía tanto tiempo no había sentido. Sin embargo, no podía dejarlo ir de aquí sin una explicación.

—Mira... Puedes contar conmigo... No importa lo que sea, te aseguro que podemos buscar una solución juntos... Solo por favor no me pidas que mantenga distancia contigo o Anya... No puedo hacer eso —explicó tomando ella el rostro de Loid.

Aún arrodillada en el piso, se veía aún más miserable de lo que hubiera querido. Lo que hizo que el corazón de Loid doliera aún más.

—Hubiera querido que nunca recuperaras tus recursos, de esta manera podrías continuar sin mí... —Loid dijo con pesar.
—Loid... Por favor dime... Soy asesina que podría ser peor que eso —suplicó.

Él negó con la cabeza y se apartó de su toque, abotonó su camisa y se levantó de la silla. Dándole la espalda nuevamente.

—Ojalá pudiera... Es por tu bien y el de Anya. No volverás a verme, me iré y te dejaré tranquila... Te amo, Yor... Gracias por curarme...

Ella negó con la cabeza intentando acercarse a él, conectar con él, pero Loid lo único que hizo fue dejar un beso fugaz y rápido, apenas perceptible en su frente.

—Las amo... Lo siento... Cuídala.

Él desapareció por la ventana de su departamento.

...

Tendrán un final feliz eventualmente. Están conectados por el hilo rojo... Recuerden. Gracias por leer y los comentarios 😊

Twiyor Month.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora