Aquí para ti.

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Día 22: Protección.

—¡Loid! —gritó Yor.

Loid salió disparado de la sala de estar a dónde provino el grito de Yor en el baño de arriba de su habitación, al llegar arriba encontró a Anya en medio pasillo preguntándose si entrar o no donde su mamá. Loid le hizo una señal con la mano para que resguardara ahí hasta que él viera primero lo que había pasado. Entró a la habitación y fue al baño.

Yor se encontraba parada frente al lavamanos, una mano en la porcelana, manchada de sangre, pañuelos manchados de sangre al igual que en su camisa y en su nariz.
Sus ojos vidriosos se conectaron con los de Loid.

—Hey, mi amor... Mírame —sujetó su rostro entre sus dos manos y limpió las lágrimas de ella—. ¿Qué pasó? ¿estás bien? ¿te sientes mal? —preguntó.

Loid la abrazo con un brazo y con el otro busco una toalla, dejando que ella llorará y se abrazara a él. Encontró una toalla y limpio cuidadosamente la nariz de Yor, su mentón y cuello. Pero la hemorragia persistía.

—Inclina la cabeza hacia adelante y deja que la sangre salga, iré a conseguirte ropa...
—¡No! —ella sujetó su muñeca con su mano con fuerza—. Quédate...

Loid se quedó a su lado, preocupado, mientras Yor se aferraba a su mano. La sangre seguía fluyendo y la mirada de Yor estaba llena de angustia.

—Está bien, cariño, pero necesitas detener la hemorragia. Inclina la cabeza hacia adelante, por favor —le dijo con suavidad.

Yor asintió y siguió sus instrucciones. Loid encontró un paño limpio y presionó suavemente contra la nariz de Yor para tratar de detener la sangre. Mientras lo hacía, susurros tranquilizadores escapaban de sus labios, intentando calmar a su esposa en medio de la preocupación y el miedo.

El miedo en los ojos de Yor seguía creciendo, y sus lágrimas no cesaban. Su mano temblaba mientras Loid trataba de detener la hemorragia. Su mente estaba llena de pensamientos oscuros y temores incontrolables.

Loid no dejaba de acariciar su cabello.

Todo va a estar bien...

—Estoy aquí.

—No pasa nada grave.

—Solo es una hemorragia nasal.

—Te llevaré al médico.

Susurró en un intento de calmar a Yor.

Cuando sintió que la sangre se detuvo, las lágrimas volvieron a sus ojos, cerró los ojos y dejó que estás corrieran libremente, su cuerpo entero tembló y sintió que su corazón sufría un golpe.

—Pensé que era el bebé... Me asusté, me desperté y tenía sangre... Yo pensé lo peor... —sollozó.
—Shh, ¿Te duele algo? —preguntó acunando el pequeño vientre de Yor.

Ella negó con la cabeza poniendo sus manos sobre las de Loid presionando un poco su tibia mano contra su vientre.

—¿Estás seguro? Sé que prácticamente pasamos... La parte peligrosa del embarazo, pero aún tengo miedo... No quiero perderlo —murmuró ella.
—Es un síntoma del embarazo, te llevaré al médico de todos modos, pero, necesitas un cambio de ropa y tal vez un té para relajarte...

Ella suspiro aferrándose a Loid, su mano grande cubría gran parte de su pequeña protuberancia, se sentía como sí él podía protegerlo mejor que ella con su mano ahí.

—Yo realmente creí que lo estaba perdiendo... Pero no tenía sentido, no me dolía solo era sangre... Yo me asusté.
—Tranquila... Te aseguro que está bien aquí adentro...

Tomó sus manos y dejó besos suaves y tranquilizadores en sus palmas antes de dejar un beso en su vientre. Algo que nunca antes había hecho, pero que sintió a Yor reír y sonreír en medio de sus lágrimas

—¿Quieres una ducha? ¿Quieres un té y salir? ¿o quieres acostarte un momento? —preguntó acunando el rostro de ella.

Yor cerró los ojos y se inclinó hacia él nuevamente intentando cargar su batería de la energía que él tenía. Él médico dijo que no era ni estéril o infértil y después de dos intentos más lograron que ella se quedará embarazada, lo confirmaron alrededor de cinco veces porque ella quería estar cien por ciento segura. Los primeros tres meses no dijeron nada por si algo salía mal, pero ahora que estaba entrando al segundo trimestre las personas como Yuri, Anya o Franky ya lo sabían.

Ella incluso tomó tiempo de su trabajo para poder llevar el embarazo a término sin ningún problema y eso es lo que Loid estaba intentando que pasará. Que su esposa no sufriera y esté lo más cómoda y con él a su lado.

Esto solo era un susto.

Un susto que le movió el mundo a Yor.

—Ducha... Me siento asquerosa... ¿puedes calmar a Anya? Seguro la asusté...
—Seguro, ahora vuelvo contigo.

Abrió el grifo de la bañera con agua caliente como sabía que le gustaba a Yor, dejó un beso en su frente y se alejó de ella. Mientras esperaba a que se llenara, se dirigió a la habitación de Anya para tranquilizar a la niña.

Anya estaba sentada en su cama, preocupada por lo que había sucedido. Loid se acercó a ella y la abrazó con ternura.

—Anya, mamá está bien. Fue solo un pequeño susto, pero todo está bajo control. No tienes que preocuparte, cariño.

Anya miró a su padre con ojos llenos de lágrimas y asintió lentamente. Loid le secó las lágrimas con la mano y le dio un beso en la frente antes de ayudarla a levantarse.

—Vamos a prepararle un té para que se sienta mejor, después de eso la llevaré al hospital... Cómo dije, está bien, solo me aseguraré de que siga así... ¿bien? —explicó suavemente para no alarmar a Anya.
—Está bien —asintió la pequeña con la cabeza.

Loid sonrió a Anya, aliviado de verla un poco más tranquila. Juntos, se dirigieron a la cocina para preparar una taza de té para Yor.
Después de unos minutos, el té estuvo listo, y Loid lo llevó a la habitación donde Yor y ella ahora se encontraba sentada en la cama, sobre su suéter rojo vestía el cárdigan azul de Loid.

—Anya quiere verte... ¿Quieres verla?

Yor se dio la vuelta y asintió con la cabeza. Loid abrió la puerta y dejo que Anya decidiera si entraba corriendo o suavemente.
Anya entró tímidamente a la habitación, con una expresión de preocupación en su rostro. Yor se volvió hacia su hija y le sonrió débilmente.

—Lo siento mucho por asustarte, mi amor. Estoy bien, de verdad —dijo Yor con voz suave.

Yor acarició el rostro de su pequeña y Anya se trepó a la cama, la abrazo cuidadosamente sin aplastar su vientre lo que hizo que Yor la abrazara de vuelta con cuidado.

—¿Tú y mi hermano están bien? —preguntó Anya.

Yor asintió con una sonrisa tranquilizadora.

—Sí, estamos bien, cariño. Fue solo un susto, pero el bebé y yo estamos bien —respondió acariciando el cabello de su hija.
—Deja que tome su té Anya —Loid tocó el hombro de la pequeña.

Ella se separó de su mamá y se sentó a lado de ella en el borde de la cama, Loid sonrió y dejó un beso en la frente de ambas en signo de protección.

—Ten, ¿Te encuentras mejor? ¿estás mareada o te duele algo? —preguntó.
—No, estoy mejor... ¿iremos al hospital? —murmuró, tomó la taza entre sus manos y bebió un poco.
—Sí, te veo aún preocupada... Tranquila, estaré aquí ¿Sí? —él tomó su mano y se arrodilló en el piso.

Yor sonrió intentando retener las lágrimas.

—Yo también te voy a cuidar, mami.

Ambos se rieron pero aceptaron la ayuda.

—Gracias, Anya... Y a ti Loid.

Twiyor Month.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora