Apoyate en mí.

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Día 10: Abrazos.

Desde el sillón de la sala, Loid pudo escuchar a Yor maldecir en el baño de arriba con evidente frustración.

—Quédate aquí, iré a ver qué sucedió.

Le indicó a Anya que se quedará en la sala, él se puso de pie y con rápidos pasos se dirigió hacia arriba hasta llegar al baño. Antes de abrir la puerta y asustarla optó mejor por tocar la puerta.

—¿Yor? ¿Está todo bien ahí adentro?
—No —chilló.

Estaba llorando. Su voz estaba débil.

—¿Quieres que entre? ¿necesitas algo? —preguntó calmado.

La puerta se abrió, una respuesta sin palabras. Loid terminó de empujar la puerta y reveló a Yor sentada en el borde de la tina, las manos contra su rostro evitando que él viera sus lágrimas. Al entrar, cerró la puerta y puso una mano en su hombro.

Antes de preguntar, vio lo que estaba sobre el mesón del lavamanos. Toallas sanitarias y un objeto rosado y largo. Cuando lo tomó entre sus dedos supo lo que era. Una raya negra.

—Ya son tres meses de intentos y nada funciona —chilló.
—Yor. ¿Quieres algo? ¿Quieres acostarte? ¿O quieres hablar sobre esto? —murmuró suavemente.

Yor no contesto, solo sollozó e hipó, lanzando lágrimas gruesas y pesadas que no daban indicio de querer parar. Loid dejó de lado la prueba y tomó las manos de ella entre las suyas y las alejó de su rostro.

—¿Te llevó a la cama? ¿quieres algo, mi amor? —preguntó él.

Dejó sus delgadas manos sobre sus hombros y limpió las lágrimas de sus mejillas suavemente con los pulgares. Ella inmediatamente tomó la mano de él y la presionó contra su mejilla mientras apoyaba la cara en ese lado. Absorbiendo lo más que podía de él.
Cómo si pudiera exprimir energía de él para ella.

—No sé. No lo sé —susurró, cerrando los ojos con fuerza y apoyándose en su toque.

Han pasado tres meses desde la luna de miel, tres meses de intentos de quedar embarazada y no lo logra. La hace sentir como si ella fuera el problema, como si su cuerpo no estuviera hecho para tener bebés, como si después de todo esté tiempo su trabajo como asesina dejará consecuencias como está.

—Te llevaré a la cama y luego podemos hablar de esto... ¿de acuerdo? —explicó acariciando su pómulo con el pulgar.
—Está bien.

Ella estuvo a punto de incorporarse, pero Loid la detuvo con una mano sobre su hombro.

—Te cargaré.

Yor está vez no protestó. Asintió con la cabeza aún sin poder mirarlo a los ojos o si quiera subir el rostro. Su corazón dolía lo suficiente como para ver las expresiones de Loid. No creía que pudiera soportarlo.

Él se levantó deslizando con cuidado la mano de su rostro para pasar un brazo por debajo de sus rodillas y otra en su espalda. Ella envolvió los brazos alrededor de su cuello y apoyó la frente contra la sien de su esposo él la levantó con cuidado estilo nupcial.

Loid camino despacio con ella en sus brazos.

Las emociones de Loid estaban mezcladas en su pecho. Estaba principalmente preocupado por Yor, ella se veía mortificada, podría decirse que ella se culpaba a sí misma por lo que estaba sucediendo. También estaba desanimado con la noticia. Yor y él acordaron que querían tener un hijo. Pero sabe que no es la única manera de tener hijos.

Sin embargo, tenía que ser cuidadoso. Yor ahora estaba demasiado sensible con el asunto como para ofrecer otras alternativas. Lo único que no quería era hacer que ella se sintiera deprimida o incompetente.

Al llegar a la habitación, la dejó con cuidado sobre las sábanas, ella lo soltó y abrazó una almohada casi enterrando la almohada en ella.

—¿Quieres que me quede? —indagó.

Ella no contestó. Apretó los labios evitando llorar o gritar de dolor.
Loid observó a Yor acurrucada en la cama, aferrándose a la almohada como si fuera su única fuente de consuelo. Su corazón se oprimió en su pecho mientras veía a su esposa en ese estado de desesperación. No podía simplemente quedarse sin hacer nada mientras ella no sabía ni cómo procesar sus sentimientos.

Sin decir una palabra, Loid rodeó la cama para acostarse frente a ella, le quitó la almohada suavemente y la rodeó con sus brazos con suavidad, atrayéndola hacia él. Yor se aferró a su camisa y dejó que las lágrimas fluyeran libremente mientras sollozaba en el pecho de Loid.

El llanto de Yor era desgarrador. Loid simplemente la abrazó con fuerza, dejando que su esposa desahogara su dolor y frustración en sus brazos.

—Está bien, mi amor, déjalo salir. Estoy aquí contigo, no tienes que enfrentarlo sola —susurró Loid con voz suave mientras acariciaba su cabello.

Yor sollozó aún más fuerte, permitiendo que todo el dolor fluyera a la superficie. Loid no intentó apresurarla ni consolarla con palabras vacías; en su lugar, solo acaricio su espalda y su cabello, besando su frente o meciéndola.

—¿Por qué no puedo tener un bebé? ¿Algo está mal conmigo? —preguntó con un hilo de voz.
—No hay nada malo contigo, mi amor.
—¡¿Entonces por qué no me quedo embarazada?! —gritó con la voz rota.

Loid se mantuvo calmado ante la explosión de emociones de Yor. Sintió dolor en sus palabras, la alejó un poco de él para poder ver su rostro y acarició con suavidad su mejilla. Ella aún no abría los ojos.

—Preciosa... mírame y escúchame por  favor —pidió pero ella negó con la cabeza.

Yor sintió un nudo en la garganta mientras las lágrimas seguían fluyendo. No pudo mirarlo, apretó los labios y tembló debajo de él. Los dedos de Loid acariciaron con ternura el rostro de Yor, tratando de secar las lágrimas que aún se deslizaban por sus mejillas.

—Podemos buscar ayuda médica si eso quieres. Haré lo que quieras preciosa —consoló acariciando su espalda.

Yor abrió los ojos y lo miró fijamente. Derramando más lágrimas por las mejillas.

—Loid, siento que estoy fallando —sollozó pesadamente.

El corazón de Loid se apretó al escuchar las palabras de Yor, sus ojos reflejaban una mezcla de dolor y amor incondicional. Siguió acariciando su espalda, buscando transmitir su apoyo de todas las maneras posibles.

—Yor. No estás fallando en absoluto. No puedes culparte por algo que está más allá de tu control.

Yor inhaló profundamente, tratando de estabilizar sus emociones tumultuosas. Loid miró directamente a los ojos de Yor, buscando establecer una conexión más allá de las palabras.

—Soy tu equipo, recuerdas. Anya, tú y yo somos un equipo. Todo saldrá bien amor. Lo prometo —susurró besando su frente un momento

Su corazón se sintió solo un poco más aliviado. Ya no dolía tan fuerte como hace unos minutos. Por lo que pudo esbozar una sonrisa tímida. Haciendo que Loid besara nuevamente su rostro en la punta de su nariz.

La sonrisa de Yor, aunque tenue, era como un rayo de sol atravesando las nubes de tormenta. Loid la miró con ternura y cariño, sintiendo una renovada determinación de estar allí para ella en cada paso del camino.

Loid continuó acariciando suavemente el cabello de Yor mientras ella se aferraba a él. Él ni siquiera se movió, solo se quedó ahí, todo el tiempo que ella necesitará descansar, llorar o solo saber que él estaría ahí para ella. Se quedaría.

—Quiero ir a un médico —susurró Yor enterrando el rostro en su pecho.
—Mañana mismo te llevo —aseguró.

Solo esperaba poder hacer más por la mujer que amaba.

...

Sepan que lloré tanto con esto... que casi no lo publico y lo dejó en los borradores. Gracias por los comentarios y lo votos. 🥺

Twiyor Month.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora