CAPÍTULO XI - VERDAD

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—¿E-En serio?— preguntó el híbrido mientras le miraba, como si no creyera en sus palabras.

—Claro...— este solo se encogió en hombros antes de caminar de nuevo a su casa. —Eso si...— se giro nuevamente para verle. —Si lo que me tienes que decir no me convence... Te vas y no vuelves a venir aquí, ¿de acuerdo?— el híbrido tardó un poco, emitiendo un profundo suspiro antes de contestar.

—Está bien...— le miro directo a los ojos. —Será a tu manera—

—Bien...— este entró a su casa, parándose junto a la puerta, notando que el otro no se había movido ni un poco. —¿A qué esperas? Ven— el oji verde no tardó en estar a su lado, casi como si de un pequeño perro se tratase, Mariana no iba a admitirlo, pero este gesto le había parecido un tanto tierno. —Bien...— sin esperar más se adentraron a la casa, esperando poder acabar con todo este asunto de una buena vez.

Quedándose unos segundos mirando todo el desastre que habían hecho gracias al pequeño acto que tuvieron hace apenas unos minutos, haciendo que ambos se pusieran un tanto nerviosos por la situación. En especial el castaño, quien a pesar de toda la vergüenza que sentía, había comenzado a levantar y acomodar las cosas.

—Espera...— siendo detenido casi al instante por el oji verde.

—¿Qué pasa?— lo miró sin entender.

—Creo que fui muy brusco esta vez...— este comentario hizo ruborizar al castaño. —Toma un baño en lo que me ocupo de esto, ¿te parece bien?— lo miro comprensible, poniendo delicadamente una mano en su hombro. —Te prometo que no intentaré nada— a pesar de dudar un poco, el castaño terminó cediendo.

—Está bien...— se separó un poco de él. —Gracias...— dedicándole una leve sonrisa antes de dirigirse a su cuarto, cerrando la puerta tras de sí. —Maldita sea...— cubrió su rostro con sus manos, tratando de ocultar su evidente sonrojo. —Solo será una plática... Una última plática para por fin olvidarme de él para siempre, ¿no es así?— se preguntó a sí mismo mientras volvía a quitar sus manos, mirando hacia el techo de su habitación. —Al demonio, ¿A quien quiero engañar? Jamás voy a poder olvidarme de él y justo hace unos minutos pude comprobarlo...— el tan solo recordar aquel encuentro le hizo temblar, el volver a sentir sus manos en su cuerpo había sido una sensación que había extrañado por demasiado tiempo. —Además... D-Dijo que me ama...— su corazón comenzó a latir rápidamente, al principio no lo había asimilado, sin embargo al volver a recordarlo por fin había caído en cuenta, sintiendo así como una inmensa felicidad comenzaba a invadir por completo su ser... Sin embargo esta emoción no le duró mucho, ya que había recordado una de las tantas razones por las cuales se había alejado en primer lugar.




"Foolish está con Vegetta y tiene una hija..."




Este pensamiento le había hecho tener de nuevo los pies en el suelo, no importaba cuanto deseara estar junto a él, eso no iba a cambiar, además de que también había recordado aquel momento amargo en donde llegó a su casa solo para encontrarlos besándose, siendo esta la principal razón para que se aislará.

Gracias a esto, Mariana por un momento dudo de la veracidad de sus palabras, sintiendo como una inmensa tristeza comenzaba a abundar en su interior, y que a pesar de todo decidió por una vez ignorar su lado coherente para poder escuchar todo lo que Foolish tenía que decirle.

Volver a ti ⟦ Fooriana ⟧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora