Myoui Mina es una joven de veinte años, de clase media baja que se mata trabajando, inclusive en los fines de semana para mantenerse no solo a ella, sino que también a su hermana pequeña, Sana.
La pobre chica tuvo que ser responsable a muy temprana...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
🩷
No era muy temprano, pero igualmente se sentía algo drenada. Haber cambiado sus turnos para asistir al cumpleaños de Nayeon le había salido caro, pero no se arrepentía.
Había ganado bonitos recuerdos con su novia y había sido bastante especial. Mina se sentía especial con Nayeon.
De hecho, cada día que pasaba sentía que era Im era un sueño hecho realidad. Jamás pensó que su gran amor acabaría siendo Im Nayeon.
—Mina.
Una voz masculina la sacó de sus pensamientos.
Mingyu se aclaró la garganta al ver que la japonesa simplemente le dio la espalda y atendió a otro de los universitarios que le pedía un café.
—No entiendo por qué me has bloqueado ¿Nayeon te ha dicho que lo hagas?
—No, Nayeon no me lo ha pedido —finalmente contestó.
Sin embargo, no lo miró a los ojos.
—¿Entonces?
—Te he bloqueado porque he querido, Mingyu.
—No soy igual que mi hermano. Yo no hice nada, ni siquiera estuve ahí Mina.
A pesar de que a la japonesa le dio algo de pena el tono del chico, no podía ceder. Yugyeom era malvado, realmente no podría simplemente dejar que utilizara a Mingyu para llegar a Nayeon.
Así lo sentía Mina, posiblemente ni siquiera el propio Mingyu se diera cuenta de que su hermano seguramente solo lo manipulaba.
Pero le había hecho daño a Nayeon. A la persona que amaba y Mina no podía dejar pasar aquello.
—Me gustas mucho Mina, ¿qué tengo que hacer para que me correspondas?
—Tendrías que ser yo.
Nayeon apareció -acompañada por Jeongyeon- en el momento indicado y pesar de estar sonriéndole al muchacho, la protagonista desvió su mirada hacia las manos de Im.
La mayor estaba apretando su puño con fuerza y tenía los nudillos blancos.
—Nayeon —llamó intentando hacerle saber que lo tenía bajo control.
Mingyu, sin dudarlo tomó aire y metió ambas manos en su bolsillo adaptando una postura llena de confianza ¿estaba haciéndole frente?
—Estaba hablando con Mina, pero hablas demasiado ¿sois solo novias?
Remarcó ese "solo" encendiendo aún más a la coreana.
—Sí, somos novias.
—Entonces aún tengo oportunidad, no me detendré hasta que la vea con un anillo en el dedo —se encogió de hombros.
