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"Si en tus manos está, mentirme o traicciorme, solo te pido que me mates"

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················· Stella ················

— Debe comer señorita Stella, ah pasado días sin probar bocado.

— No quiero Paul, llévate todo eso.

— Recuerde su insulina, esto no le hace bien.

— Eh tomado desayuno. — le digo para que ya me deje en paz — Y también mi medicina, no me pesará nada.

— Comer solo pan no le ayudará. — lo miro suplicando que pare y no siga — Dejare la bandeja, piénselo y trate de comer, vendré por ella luego.

— Gracias.

Asiente para irse por fin, no podía seguir sin saber nada, él solo ignoraba el tema o no me dejaba verlo, esta angustia me comía lentamente.

Había pensado demasiado todo esto, había buscado una solución de donde fuese posible, pero todo me llevaba a lo mismo, nada.

Por varios minutos mi mirada está en mi teléfono pidiendole perdón internamente hasta que decidida marco su número para que timbrara..

— ¿Lo pensaste?

— Solo debes asegurarme que estaré con él.

— Jamás te e mentido y lo sabes. — mis ojos se cierran con fuerza, ya no había marcha atrás.

— ¿A que hora?

— En dos horas, ya sabes la dirección, solo tienes que venir y traerlo.

— No es necesario, él me seguirá.

— Bien, te espero.

Cuelga la llamada sintiendo el tintineo que se volvía pesado con el pasar de los segundos.

En un suspiro me pongo de pie tomando una bolsa para dejar un poco de la comida en su interior y así deshacerme de un problema.

Me adentro al baño y la fría agua cae sobre mi cuidando el pequeño orificio de mi enfermedad, al terminar solo me quedo viendo frente al espejo tratando de creer todo lo que estaba haciendo, a todo lo que había llegado.

Salgo para entrar al armario donde tomo cualquier ropa que llegue a mi mano primero, era lo menos que me importaba ahora. A pesar de ello un traje blanco se hace en mi cuerpo, un collar de perlas blancas se dezliza en mi cuello con mi cabello que se quedaba en ondas al no peinarlo.

Me maquillo como si nada fuera a pasar y con un suspiro fuerte tomo mi bolso que contenía eso tan importante. Salgo a pasos nivelados para bajar la escalera dejando que mis tacones formen un gran eco.

— Señorita Stella ¿Saldrá?

— Así es Paul.. — iba a reprochar, pero me apresuró a hablar — Hice lo que me pediste, comí un poco más de lo permitido para mi glucometro.

— Eso es bueno.

— No voy a tardar, tomaré un poco de aire y regresaré.

— El joven.. Aaron, ¿Sabe de su salida?

— No es necesario, volveré muy pronto. — asiente y me deja marcharme tranquilamente.

Subo a uno de su gran cantidad de autos para pedirle al chófer que me llevase a ese maldito lugar.

Volvernos a Ver | Aaron Taylor JohnsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora