Mariela acompañaba a Santiago hasta el colegio con la atención puesta en su hijo pero aún con cierta confusión tras la experiencia vivida la noche anterior. Habiéndose despedido del pequeño y tras ponerlo a recaudo de su maestra, la chica regresaba a casa con la intención de retomar la conversación con su amigo de Valencia. La imagen de aquel hombre con rasgos árabes tumbado en la cama ayudó a Mariela a comprender muchas de las cosas para las que hasta el momento no había tenido respuesta, aunque las nuevas dudas que aparecían no eran pocas. La joven limeña comenzó a entender el por qué desde su adolescencia había sentido atracción por los varones con rasgos como los de aquél hombre de su sueño. Desde que comenzó a nacer en la chica el interés por el género masculino, el patrón que había perseguido era el de hombres de rostro redondeado, cabello oscuro, abundante barba, cejas gruesas y tono de piel morena.
Esa relación entre lo que aparentemente se encontraba latente en su memoria espiritual y aquello que le atraía físicamente en la vida real sin duda tenían que tener algún tipo de conexión. Siendo así, ¿qué había llevado a la chica a fijarse en aquel joven español de cabello rubio, ojos celestes y rostro sutilmente infantil? Sin duda suponía una quiebra en el patrón que hasta el momento la joven había estado persiguiendo, algo a lo que le resultaba imposible encontrarle una explicación en ese momento.
Hasta entonces su prototipo masculino la haría llegar hasta el que sería al cabo de seis años de relación, el padre de su hijo. Un hombre un año más joven que ella y en el que destacaban esos rasgos físicos que hasta el momento habían despertado su interés.Aquel paseo de poco más de cinco minutos que había desde el colegio de Santiago hasta la casa de la familia, pareció durar horas por la cantidad de preguntas sin respuesta que se agolpaban en su cabeza, no sólo el aspecto físico de Manuel cumplía prácticamente al detalle con lo que la chica buscaba en esos momentos en un hombre sino que aquella sensación de rabia contenida que experimentaba en el sueño también la llegó a reconocer en muchos momentos dentro de su relación, algo que llevó a la chica a finiquitar su compromiso.
-Hola bebé ¿estás ahí?- preguntaba Mariela a través de su MSN a la espera de la contestación de su amigo. Sólo pasaron unos pocos segundos cuando llegó la respuesta –¿Bebé? Creo que te has confundido de persona- apuntaba Dylan extrañado ante ese aparentemente avance afectivo de Mariela hacia él. –Si, bebé, porque tienes cara de bebé.- Dylan recibió la respuesta con simpatía y se sumó a la broma. –Oye, como tú eres más vieja que yo ¿te llamo entonces vieja?.- Mariela se sentía comodísima en ese intercambio de bromas, a lo que achacaba precisamente el hecho de sentir algo distinto con respecto al resto de sus amigos. –Vieja es una palabra fea y sin embargo bebé es una palabra bonita. Eres mi bebé- sentenció.
Dylan pausó por un momento la fluidez con la que discurría la conversación. Mariela quiso pensar que estaría atendiendo alguna llamada o alguna visita. Al cabo de un rato su amigo volvió a retomar la conversación cambiando de una forma evidente la dinámica con la que se había iniciado. -¿Sabes?, ayer vi una película que me encantó y que quiero que tú también veas. Se llama "Noviembre dulce" y la protagonizan Keanu Reeves y Charlize Theron-. De nuevo aquel giro de ciento ochenta grados que Dylan había dado a la conversación no pasó desapercibido para Mariela, quien seguía alimentando sus dudas con respecto al chico. Una cierta intranquilidad comenzó a nacer en el interior de la peruana que no notaba reciprocidad en el afecto que ella trataba de hacerle llegar de forma consciente. -¿Sobre qué trata?- preguntó la chica dejando que Dylan marcara de momento los tiempos de aquella peculiar relación virtual que se habían comenzado a establecer a ojos de la chica. –No te voy a hacer spoiler. Sólo te puedo decir que es una película muy bonita y si quieres cuando la veas podemos comentarla-. Mariela, movida por la intriga aceptó la propuesta de Dylan, anotando mentalmente aquella tarea como pendiente. – Oye Dylan, dime una cosa. ¿Tú tienes pareja?.- De nuevo el silencio como respuesta, algo que ya cada vez menos sorprendía a Mariela. –No Mariela. Mi última relación me desgastó mucho y no me apetece nada comenzar algo de ese tipo otra vez.- La respuesta del joven no terminó de convencer a Mariela.
A pesar de las dudas cada vez más crecientes en la chica, cada día el uno o el otro hacían lo posible para contactar e iniciar aquellas conversaciones que jamás sabían dónde iban a desembocar. El cariño entre ambos empezaba a ser evidente a pesar que para Mariela el afecto que ella demostraba no era correspondido por su amigo, algo que atribuía a algún secreto que éste guardaba respecto a su vida sentimental y que ella estaba dispuesta a descubrir. Llegó la tarde y Mariela se disponía a retomar la conversación con Dylan cuando por sorpresa, abrió la ventana de MSN y vio que la foto de perfil de su amigo valenciano había cambiado y esta vez ya no aparecía sólo sino que le acompañaba una chica morena de pelo largo y oscuros ojos color café.
-Hola bebé- saludaba así Mariela al chico una vez terminadas sus tareas domésticas. –Hola amor ¿cómo estás?- contestó de inmediato Dylan. A pesar de las dudas, cualquier contacto que el chico establecía con ella era recibido con una reveladora sonrisa. –Me he descargado la película que me comentaste, en cuánto esta noche acueste a Santiago te prometo que la veo y así la comentamos.- A Dylan le pareció una idea fantástica y así se lo hizo saber a su amiga limeña. –Dylan cuéntame, ¿por qué terminaste con tu exnovia?- Las pausas que notaba Mariela en la comunicación comenzaron a parecerle reveladoras. Esos largos silencios los traducía en momentos de incomodidad en su interlocutor.
–Pues la verdad que no me gusta hablar de eso Mariela. A grandes rasgos te podría decir que mi exnovia, que se llama Alice, tenía un problema de salud que hacía muy complicada la relación.- Mariela, quien tras ver la foto de Dylan con una chica morena en su MSN pensaba que la relación de Dylan y Alice aún seguía viva, trató de insistir en aquel tema a pesar que su amigo le había explicado que le resultaba doloroso tratarlo.
–¿Dejaste a tu novia por un problema de salud? Que feo ¿no?.- Incidió Mariela a la espera de unas explicaciones más convincentes. –Bueno, no es un problema de salud como tal vez imaginas, es más bien un problema de salud mental. Ella padecía de anorexia y eso complicaba mucho la relación porque nunca lo percibió como un problema en sí. Para que te hagas una idea, la última pelea que tuvimos fue porque encontré en su bolso un laxante que utilizaba para forzarse ir al baño y cuando lo vi se lo tiré a una alcantarilla, algo que a ella no le gustó y por lo que empezó a gritarme en medio de la calle. La cuestión es que semanas antes estuvimos en el médico porque se encontraba mal de la barriga y el doctor le dijo que al parecer el sistema intestinal se le estaba volviendo perezoso a causa de algún estímulo externo al que se estaba acostumbrado. En ese momento yo no sabía que ella utilizaba laxante, pero cuando vi aquello en su bolso lo entendí todo-.
Mariela leía con atención las explicaciones tratando de encontrar contradicciones en aquel relato en el que aparentemente parecía todo muy convincente. Pero ¿sería capaz alguien de hablar así de su novia actual? se preguntaba. Mariela decidió entonces abordar aquello que le rondaba por la cabeza de forma más directa. -¿Y quién es la chica con la que estás fotografiado en la imagen de perfil?. –Dylan de nuevo, tardaba en contestar. En la dinámica que había entrado aquella conversación, Mariela ya no contemplaba la posibilidad de que el diseñador tuviera que estar atendiendo otras cuestiones profesionales sino que lo reducía todo a su incomodidad para hablar de su vida personal. –¿La chica de la foto? es una amiga que vino a celebrar mi cumpleaños junto al resto del grupo de amigos. Una amiga como tantas otras que tengo- explicó Dylan para incredulidad de Mariela. Ante la falta de detalles y la frialdad con que percibía las respuestas, la limeña decidió no seguir preguntando y optó por sacar ella misma sus propias conclusiones.
Desde el momento en que ambos se conocieron a la chica le sedujo la idea de quedar con Dylan cuando visitara España, pero ante la frialdad que percibía en él y las crecientes dudas que aparecían en ella, aquella expectativa inicial se fue desvaneciendo hasta el punto de considerar bastante improbable que aquel hipotético encuentro pudiera llegar a producirse, por lo que en ninguna de las numerosas conversaciones quiso plantear siquiera aquella posibilidad, un punto también diferencial al resto de amistades que la chica había hecho en España a través de las redes sociales.
A pesar de todo y como de costumbre pasaron las horas entre conversaciones de cine, música, política...
-Dylan, si tuvieras que elegir una película como tu favorita ¿cuál sería?- preguntó la chica a quien le encantaba conocer los gustos cinematográficos del chico. –Pues sería complicado elegir una en concreto. Entre mis favoritas se encuentra Brave Heart, de Mel Gibson, ¿la conoces?- preguntó Dylan. –Pues la verdad que no me suena- contestó Mariela para sorpresa del chico. -¿Que no has visto Brave Heart tampoco? Pero Mariela ¿qué películas ves tú?- Preguntó asombrado Dylan. –Igual si la he visto... lo que pasa es que aquí en mi país hay veces que las películas no se titulan igual que en España. Pásame una foto de la portada a ver si se cuál es-. Dylan buscó en el explorador de internet la portada de aquella película para facilitársela a Mariela. -¡Ah!, Corazón Valiente... claro que la he visto. No está mal.- Afirmó la joven. -¿No está mal? Es una gran de película. Tiene de todo... amor, violencia, historia... es un trabajo completo.- A Mariela le fascinaba la pasión con la que aquél chico se entregaba en cada uno de los temas que trataba con ella.
De forma inesperada, el timbre de la casa de la chica interrumpió aquella conversación por lo que la chica, se despidió entonces de su amigo para dirigirse al recibidor y abrir la puerta a su familia, la cual había ido al aeropuerto a esperar a Esteban, quien regresaba ese día de su viaje a África. Papi, que alegría ¿cómo ha ido el viaje? – preguntó Mariela mientras besaba las mejillas de su padre acompañándose de un fuerte abrazo. –Muy bien hijita, hemos trabajado mucho y visto cosas increíbles que ya te contaré en algún momento.- Mariela cogió a Santiago de los brazos de su abuelo para que éste pudiera descargar las maletas que portaba y pasar así a asearse antes de descansar en el salón. Mientras Esteban entraba las maletas recordó que tenía pendiente comentar con su hija alguna cosa que consideraba de importancia. – Mariela recuérdame cuando termine de ducharme que te comente algo-. Extrañada, quiso saber si había algún tipo de problema que preocupara a su padre. –¿Pasa algo papá?- preguntó con cierta inquietud.-Nooo, no te preocupes hijita, es un tema que me gustaría consultarte antes de tomar una decisión.-
A pesar de la intriga que su padre le había generado decidió no insistir con sus preguntas para centrarse en ayudarle a acomodarse.
La familia comenzó a reunirse en el salón de la casa dispuestos a sentarse a la mesa para charlar un rato con Esteban el cual terminaba de salir del baño y se dirigía a por su nieto para unirlo a aquella improvisada reunión familiar de bienvenida, fue entonces cuando Mariela decidió abordar a su padre para saber qué es lo que éste quería comentarle. –Papi, ¿qué querías preguntarme antes?- Esteban recordó entonces la conversación que tenía pendiente con su hija. -¡Ah! sí hijita, me ha llamado Dorian y me ha dicho que va a estar en Lima la próxima semana. Quería saber si te parece bien que lo invite a quedarse en casa.- La chica recibió aquella noticia de forma inesperada. –No, claro que no. Es amigo de la familia, no hay ningún problema- confirmó.- Perfecto, no me gustaría que pudieras sentirte incómoda.- Mariela esbozó una sonrisa para tranquilizar a su padre a pesar de tener la sensación de que éste ya le había invitado antes incluso de consultarle a ella.
La ruptura de Mariela con el padre de Santiago coincidió con la primera visita de Dorian a casa de Esteban y Luz Mila. El chico de nacionalidad irlandesa había entablado amistad con el padre de la chica y cada vez que visitaba Lima por cuestiones académicas o laborales se hospedaba en casa de aquella acogedora familia. Aquel europeo de cabello rubio edad más joven que Mariela, fue un apoyo importante para ésta en el momento de su ruptura con Manuel ya que en el irlandés encontró la fortaleza suficiente como para poner fin a aquella relación que tanto estaba afectando a su estado de ánimo. Si bien es cierto que con Dorian la relación fue corta debido al carácter un tanto pueril del chico, sí tuvo la importancia suficiente como para que permaneciera un buen recuerdo de amistad entre ambos a pesar de que Dorian nunca terminara de olvidar a la limeña.
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Cuando volvamos a nacer -parte I-
RomanceExiste una leyenda oriental sobre un hilo rojo que nos conecta en su otro extremo con aquella persona con la que estamos destinados a encontrarnos. Según esta antiquísima historia, cada vez que nace un bebé, un anciano baja desde el cielo para atar...