-¿Cuál es tu historia Mariela?- preguntaba Dylan a través de MSN a aquella nueva amiga que había hecho el día anterior. -¿Qué te interesa de mi historia?- contestó la joven tratando de concretar qué aspecto de su vida era el que quería conocer su amigo. –He visto en tus fotos que tienes un hijo- comenzó Dylan a encauzar así la conversación. –Sí, se llama Santiago y tiene cuatro años- concretó la chica. -¿Y su papa?- preguntó Dylan tratando de conocer la situación sentimental de Mariela.- No estamos juntos ya pero mantenemos una buena relación- contestó sin profundizar en más detalles. Las preguntas que surgían tanto a uno como al otro eran numerosas a pesar del poco tiempo que hacía que se habían conocido. Una extraña sensación de confianza les permitía hablar de cualquier cuestión sin ningún reparo. – Y tú ¿tienes pareja?- siguió con la ronda de preguntas Mariela. –Hace ya tiempo que terminé una relación de casi dos años. Desde entonces no he tenido novia- explicó Dylan tratando de evitar detalles. La chica, que notó la contestación esquiva tampoco tuvo la intención de profundizar más allá de lo que el chico quisiera contar. Al menos de momento.
-Oye, ¿qué te parece si mientras conversamos escuchamos las mismas canciones?, yo te digo una a ti y luego tú otra a mí- propuso Dylan en una especia de juego con el que pretendía conocer más a fondo el gusto musical de su amiga. –Ok, me parece bien- confirmó la limeña. –Venga pues empiezo con Total Eclipse Of The Heart, de Bonnie Tyler- propuso Dylan, quien se apresuró a buscar el tema musical en el tracklist de una de sus redes sociales. –Me encanta esa canción Dylan- afirmó Mariela, quien a la vez sintonizaba la misma canción desde su ordenador.
El MSN de Dylan y Mariela se mostraba muy activo por la fluidez de las conversaciones y el intercambio de fotos de las ciudades donde residía cada uno de ellos, trabajos en los que ambos se encontraban concentrados, mientras creaban su propia banda sonora compuesta por grupos tan diversos como The Corrs, Chambao, The Cramberries, REM o Texas.
Los meses pasaron y aquellas conversaciones iniciales de Mariela y Dylan cada vez resultaban más profundas, tratando aspectos cada vez más personales de uno y del otro.
Un creciente sentimiento de cariño hacia Mariela comenzó a aflorar en el joven, quien tenía muy presente aquél consejo de Lolo el cual le invitaba a abrir su forma de pensar y dejarse sorprender por lo que pudiera aportar internet a su vida sentimental. Sin duda, si había una persona con la cual Dylan estaría dispuesto a abrirse a algo más que una amistad, esa persona era Mariela.
-¿Cuánto tiempo hace que no tienes novio?- preguntó Dylan en una de aquellas conversaciones más íntimas que se producían con cada vez más frecuencia. –Mi última relación acabó hará unos dos años más o menos; tras terminar con el padre de mi hijo comencé a salir con un chico amigo de la familia de nacionalidad irlandesa.
Lo conocí porque vino a Lima y mis padres lo hospedaron en mi casa y casi sin darnos cuenta surgió todo.- Dylan leía con atención lo que le contaba la chica que ya veía no sólo como una amiga sino como algo mucho más profundo, un sentimiento que ella también se esforzaba por demostrar que era recíproco. -¿y por qué acabó todo?- siguió preguntando Dylan. –Pues creo que por su edad no estaba preparado para tener una relación con una mujer que es madre. De alguna forma notaba que él reclamaba más atención de la que yo podía ofrecerle en esos momentos ya que mi principal preocupación es Santiago.- Sin duda alguna este era un tema donde la diferencia de edad entre Mariela y Dylan se hacía más notable. El joven no entendía cómo podía influir el factor de un hijo en detrimento de una relación entre dos personas que se aman.
-¿Qué es lo que te llevó a terminar la relación con el padre de tu hijo?- preguntó inocentemente el muchacho. Mariela, se mostró esta vez algo más reacia a contestar aquella pregunta. –Manuel, que es como se llama, fue la primera persona de la que me enamoré. Estuvimos juntos desde bien jovencitos y ha sido una persona muy especial para mí. Lamentablemente nuestra relación como pareja no fue agradable para mí, así es que decidí que lo mejor era que cada uno hiciera su camino, y ahí es cuando conocí a Dorian.-
Dylan se percató que la chica evitaba entrar en más detalles respecto a los motivos por los que decidió poner fin a su relación con Manuel, por lo que tirando de prudencia evitó seguir preguntando respecto a ese tema. Fue entonces cuando Mariela tomó las riendas de la conversación, en un intento tal vez de reconducir la charla hasta otro ámbito en el que ella se encontrara más cómoda.
-¿Cuántos hijos quieres tener?- preguntó Mariela para asombro de Dylan. -¿Yo? yo no quiero tener hijos- afirmó tajante. -¿Cómo no vas a tener hijos? Si es lo más lindo del mundo- insistió Mariela tratando de rasgar aquella coraza impostada de Dylan. –Será lo más bonito del mundo pero yo no quiero tener hijos- se reiteraba a lo que Mariela insistía con ánimo de que la conversación discurriera de forma simpática –pero Dylan, como vas a negarle a este mundo algo tan bonito como un hijo nuestro, jajaja- bromeó Mariela. Dylan que ya conocía bien su sentido del humor, se mostraba fingidamente esquivo sobre ese tema, algo que le encantaba notar a la limeña.
–Oye Mariela, haz el favor de no molestarme. Estoy muy ocupado trabajando y no tengo tiempo libre. No quiero hijos, lo que quiero es comprarme un barco con el que navegar en verano- afirmó Dylan provocando las risas de Mariela. -¿Y me llevarás a pasear en ese barco?- preguntó la chica siguiendo la broma. –Pues tengo que pensarlo, tendría que asegurarme primero de que no ibas a robar mis cremas- apuntó el chico recuperando así el tono distendido con que concluyeron aquella primera conversación tan agradable que mantuvieron el día anterior.
El teléfono de la oficina de diseño avisaba que era hora de volver al trabajo por lo que Dylan se despidió de Mariela hasta que la chica se volviera a conectar por la noche en España. –New Fashion Enterprise, dígame- contestó. –Buenos días Dylan soy Pilar. Tengo en espera a Marie que quiere concertar una visita- informó la secretaria de Luís. –Está bien, pásamela- respondió Dylan.
–Marie, buenos días. ¿Qué tal todo?- saludó el diseñador. –Buenos Días Dylan. Acabo de llegar de Malpensa así que te llamé para ver si podíamos cerrar una visita para enseñaros la nueva colección de Alessandro- informó la agente francesa.- Por supuesto, pero recuerda que tengo instrucciones de atender a los estudios de diseño sólo los lunes o como muy tarde los martes- recordó el chico. Marie emitió un chasquido de fastidio entre dientes puesto que aquello condicionaba toda su agenda de visitas. –Bueno bien, nos vemos el martes entonces. Aprovecho para comentarte que he podido solucionar lo de tu salida de New Fashion Enterprise. Tengo un cliente importantísimo en España que tiene serios problemas para encontrar buenos diseñadores, así que cuando le propuse la idea de contratarte se mostró eufórico.- Dylan recibió con alegría aquella noticia, agotado ya de la situación que vivía en New Fashion Enterprise donde cada vez tenía que cargar con más responsabilidades cobrando el sueldo de un simple diseñador. Tras despedirse de Marie, Dylan comenzó de nuevo a recobrar la ilusión por su trabajo consciente que New Fashion Enterprise había conseguido servirle de plataforma profesional donde ganarse el reconocimiento dentro de la profesión.
Se acercaba el día de su cumpleaños y qué mejor ocasión para celebrar aquella posible mejora profesional a sus inmediatos veinticinco años. Era el momento de hablar con sus amigos para organizar una fiesta de cumpleaños que además sirviera como celebración de los logros que estaban llegando a su vida. El día transcurrió con los nervios a flor de piel, impaciente por conocer quién sería aquél cliente tan importante de Marie que estaba interesado en contratarle pues el grueso de la industria de la moda se encontraba situada en la misma zona donde estaba ubicada New Fashion y hasta el momento el chico no había recibido ninguna noticia de que alguna firma de la competencia estuviera tratando de incorporar un nuevo diseñador.
Llegó la tarde y Dylan decidió cerrar un poco antes la oficina con la intención de liberar un poco de la adrenalina acumulada durante el día. Al llegar al gimnasio, sus amigos de siempre se encontraban en su habitual ubicación al final de la sala de musculación. Nando y Capo hacían ejercicios de pecho en un banco mientras Lolo ejercitaba los tríceps con una mancuerna de veinticinco kilos.
–Buenas tíos ¿cómo va?- preguntó Dylan mientras se desprendía de una sudadera negra con la intención de sumarse a los ejercicios. –Pues ya ves, aquí expulsando toxinas- dijo con esfuerzo Nando mientras levantaba una barra con más de setenta kilos de peso. –Oye quería comentaros que éste domingo es mi cumpleaños, podíamos quedar y así lo celebramos, ¿qué os parece?- Los chicos aceptaron de buen agrado la propuesta planeando ya lo que tenía que comprar cada uno para la celebración.
–Dylan ¿vas a invitar Débora y a Shara?- preguntó Lolo dejando notar sus ganas por volver a ver a la chica que conoció el último fin de semana que salió con Dylan. –Pues no lo había pensado la verdad, de hecho hace meses que no me cruzo con Shara ni se nada de ella... pero si quieres se lo puedo comentar para que venga con Débora y el resto de sus amigas.- El griterío en la sala fue unánime, un estruendoso "¡sí!" acompañado de aplausos y vítores retumbó en el gimnasio para asombro del resto de personas que hacían ejercicios de bicicleta estática. En ese mismo momento Dylan echó mano a su Nokia 3250 para enviar un SMS a Shara e invitarla así a su cumpleaños. "Hola Shara cuánto tiempo sin saber nada de ti. Este fin de semana es mi cumpleaños ¿te apetece venir con tu prima y tus amigas?". Los chicos se arremolinaron alrededor del móvil de Dylan a la espera de la contestación de la chica. –Oye, ¿podeís apartaros un poco?- les dijo Dylan mientras se abrió paso con los codos- estáis empapados de sudor y empezáis a invadir mi espacio vital- continuó bromeando el joven, recibiendo como respuesta una lluvia de toallas sudadas. Aún no había terminado de recibir el impacto de la última toalla cuando el móvil de Dylan avisaba de la entrada de un nuevo SMS. –De nuevo los chicos se agolparon alrededor de Dylan como niños de guardería. "¿Qué dice, qué dice?" se escuchaba de forma insistente. Dylan abrió el SMS y leyó para que escucharan el resto de amigos. "Hola Dylan, cuenta con nosotras". De nuevo el griterío ensordecedor se apropió del gimnasio, provocando esta vez ya las evidentes reacciones de molestia entre el resto de asistentes hasta el punto que desde el otro extremo de la sala un sonoro "¿¡Podríais entrenar callados!?" trataba de poner orden a aquél desmadre. Los chicos, conteniendo las risas reanudaron sus ejercicios fantaseando entre ellos con la ropa que iban a lucir en el cumpleaños o con las chicas a las que pretendían conquistar. Y así pasó la noche hasta que uno por uno comenzaron a abandonar la sala dirección a los vestuarios donde concluiría el día para cada uno de ellos.
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Cuando volvamos a nacer -parte I-
RomanceExiste una leyenda oriental sobre un hilo rojo que nos conecta en su otro extremo con aquella persona con la que estamos destinados a encontrarnos. Según esta antiquísima historia, cada vez que nace un bebé, un anciano baja desde el cielo para atar...