-¿Qué es lo que más te gusta de la comida española?- Preguntaba Dylan a su amiga mexicana con quien seguía conversando después de aquella pataleta fingida. –Pues si te digo la verdad no conozco mucha comida de allá. La paella tal vez o la tortilla de patatas... pero lo poco que conozco me parece que le falta picante. Aquí en México hasta las golosinas de los niños pican. Si la comida no pica para mí es como si le faltara algo.- Las imágenes de unos bolsos blancos estampados de flores negras ocupaban la pantalla del Mac de Dylan mientras éste seguía atento la conversación de carácter gastronómico que mantenía con Elena. – Mira Elena, te voy a pasar las propuestas que le voy a enseñar a mi jefe para una nueva colección de bolsos que estoy preparando, a ver qué te parecen. –La joven analizó atenta las imágenes que le iban llegando ya que como apasionada de la moda siempre tenía algo que aportar a las propuestas en las que trabaja Dylan y sobre las que en algunas ocasiones solía pedirle opinión. –Oye, que bonitos Dylan, ojalá lleguen aquí a México porque me gustaría tener uno de estos, sobre todo el de la tercera imagen que me has pasado. Me parece el más bonito.- El chico solía coincidir con las observaciones de Elena, de las que siempre trataba de extraer algo positivo. -¿Sí verdad?, yo también creo que es el más bonito. Veremos a ver qué opina mi jefe, te iré contando- concluyó el diseñador.
–Dylan, ¿recuerdas aquél chico de Madrid del que te hablé?- preguntó Elena cambiando la dinámica de la conversación. -¿Quién Isma? sí claro- confirmó mientras seguía con la atención puesta en aquellas simulaciones 3D. –Pues he conocido a su madre, me la ha presentado a través de una webcam y es una señora encantadora- le explicaba Elena. Dylan leía lo que le describía su amiga con una sonrisa, compartiendo de esa forma la felicidad que ésta le hacía llegar.
–¿Tú no has pensado en poner una webcam en tu oficina?.- Aquella pregunta cogió desprevenido al muchacho. -¿Una webcam aquí? ¿para qué?- se extrañó. –Bueno, es una forma más cercana de comunicarse ¿no crees?- apuntó Elena- Dylan quedó por un momento pensativo ante la propuesta de la chica ya que hasta el momento no había sentido ningún tipo de curiosidad por ver a las personas con las que conversaba. El simple hecho de abstraerse por momentos de su trabajo con aquellas conversaciones tan corrientes, para él ya era suficiente.
–Pues si te digo la verdad Elena, no lo había pensado. Pero es que tampoco tengo mucha curiosidad por estar viendo a nadie mientras converso, la verdad. Además con este dichoso programa pirata con que trabajo tampoco es que pueda despistarme mucho porque si no estoy atento se cierra y podría perder el trabajo de horas.- Elena recordó entonces aquellos problemas que el chico le contaba que tenía con su programa de diseño, el cual en alguna ocasión se le había cerrado sin que a éste le hubiera dado tiempo a salvar antes los avances de su trabajo, lo cual hacía que tuviera que volver a empezar perdiendo así las horas invertidas. La chica hizo saber al joven con un breve "entiendo" que había comprendido su mensaje.
–¿Qué novedades hay de tu amiga venezolana?- preguntó Elena, quien conocía las conversaciones sobre política que en más de una ocasión había tenido Dylan con la joven caraqueña. –Pues la verdad que hace tiempo que no la veo conectada. La última vez que hablé con ella me contó que su familia había decido emigrar a Estados Unidos ya que la situación económica de Venezuela se había complicado muchísimo. Tuvieron que cerrar el negocio que tenían por problemas en el suministro de alimentos y la gente tampoco tenía dinero para comprar. Al parecer estaban a punto de poner en marcha una cartilla de razonamiento con la que el gobierno chavista pretende garantizar unos productos mínimos básicos para la subsistencia de la gente. Está siendo aterrador todo aquello. Todos somos conscientes como se desarrolla la economía cuando se ponen en marcha las cartillas de razonamiento. La cantidad de alimentos que llega a la gente es mínima y con el tiempo cada vez llegan a la ciudadanía en peor estado. Eso provoca una especia de mercado negro manejado normalmente por los militares próximos al régimen que son finalmente quienes sacan tajada de ese mercado negro.-
La mexicana seguía también de cerca los problemas políticos en su continente, preocupada especialmente por la terrible situación que existían en su país con el continuo secuestro y desaparición de mujeres especialmente en la ciudad de Tijuana. –La verdad que Latinoamérica es un nido de problemas Dylan. ¿Sabes? mi amigo Isma me ha propuesto que deje mi país y que vaya a vivir a España, que él me invita a su casa mientras encuentro algo. ¿Qué te parece?- Dylan mostraba cierta desconfianza en lo que a ese tipo de encuentros se refería, algo que ya había comentado en alguna ocasión con su amiga. Para el chico, cualquier persona podía interpretar un papel con el fin de engañar o sacar algo de alguien ocultándose tras una bonita foto de perfil, por lo que le pareció extraño que Elena le preguntara su opinión sobre aquella propuesta. –Bueno, tú ya sabes lo que opino de ese tema. Yo no me arriesgaría a quedar con alguien que he conocido en un chat, vete tú a saber quién es en realidad o qué pretende. Al final tú sabrás si conoces lo suficiente a este chico como para aceptar su invitación, aunque como estás medio loca seguro que ya estás viendo los billetes de avión-. Elena confirmó con unas risas que efectivamente, estaba contemplando la posibilidad de viajar a España.
–La verdad es que viajar a España me apetece muchísimo, sobre todo por tratar de reforzar mi perfil profesional y en ese sentido Madrid es un buen sitio. Hay muchas agencias de publicidad con las que poder trabajar aunque también he visto que en Valencia hay unas cuantas bastante importantes. A día de hoy estoy indecisa entre esos dos destinos.- La mañana se encontraba ya avanzada hasta el punto que el coche de Luís se escuchó llegando al aparcamiento, por lo que Dylan decidió concluir ahí la conversación. –Oye, empieza a venir gente, te tengo que dejar. ¿Te parece que hablemos mañana?- preguntó Dylan. –Qué otra opción queda- contestó la chica dejando notar cierta molestia al no poder seguir con aquella conversación. –Elena sabes que estoy trabajando y cuando hay gente no me gusta tener el chat abierto-. La mexicana tomó como buenas las explicaciones y así se despidió de él.
- Buenos días Dylan, ¿qué tal va la colección de bolsos de Joan?- preguntó Luís nada más entrar a la oficina de diseño mientras frotaba sus manos tratando de mitigar el frío invernal que ya comenzaba a tener presencia. –Buenos días Luís, la verdad que creo que muy bien, justo acabo de terminar ahora las simulaciones. Espere un momento y le enseño los bocetos- Dylan cogió las impresiones que guardaba en un cajón que tenía en su archivo exclusivamente para éste cliente, una forma de proteger la confidencialidad de los encargos que le llegaban ante las frecuentes visitas a New Fashion Enterprise de otras firmas de moda. Dylan comenzó a apilar encima de la mesa una sobre otra las impresiones que iba sacando del archivador cuando en uno de esos momentos, no le pasó desapercibido aquél característico temblor en la pierna de Luís, que advertía de que algo no iba bien.
Tras poner la última de las impresiones en la mesa, Luís se dirigió al muchacho con un notable enfado. –Vamos a ver, yo no sé cómo tengo que explicarte las cosas. Te dije que quería supervisar todos los avances de esta colección y me presentas algo que ya está prácticamente cerrado. Enséñame las fotos que te dejó Joan -ordenó al chico, quien sacó de una pequeña carpeta azul las fotografías impresas. -¿Ves? ¿qué coño tiene que ver ésto que has hecho con lo que te han pedido? Joan quiere algo igual que estas maletas que fotografió. ¡Igual!.- Dylan comenzó a entender lo que le estaba reclamando su jefe por lo que en ese momento fue consciente que de nuevo iban a discrepar en la interpretación del encargo. –Luís, Joan me dejó estas fotos para que me sirvieran como fuente de inspiración, pero yo no entendí que él quisiera que copiáramos eso.-
El nerviosismo de Luís iba en aumento ya que cualquier opinión del chico era recibida como una desautorización. –¿Me estás diciendo a mí qué es lo que quiere Joan? ¿A ti quién te paga?, te pago yo ¿no?, pues vas a coger y vas a copiar esto mismo de las fotos y tan sólo introducirás en algún rincón del diseño los cuatro círculos que tiene como logo Rose ́s Bags.- El gesto de Dylan ponía en evidencia que no estaba de acuerdo a pesar de su silencio algo que no pasó desapercibido para Luís.
-¿Por qué pones esa cara? me has entendido ¿no?. Quiero exactamente lo mismo.- Tras un manotazo a las fotos, éstas quedaron esparcidas por la oficina mientras un "me tiene harto este chaval" se dejó oír antes de que retumbara aquél típico portazo a la ya maltratada puerta de la oficina. La frustración y el cabreo de Dylan iban en aumento, "cómo era posible que Fran hubiera aguantado tanto" se preguntaba. Sin recoger nada de aquél desorden que Luís dejó a su paso, Dylan salió a por uno de los cafés de los que tomaba cada mañana consciente de que las horas invertidas en aquella colección habían sido en vano y le tocaría empezar de cero. A pesar que copiar unas fotografías era mucho más sencillo que crear unos diseños originales, plagiar no era algo con lo que Dylan estuviera de acuerdo y eso se notaba en la incomodidad que transmitía el chico.
La riña que se había producido sumada a la directriz que le había dado Luís y con la que discrepaba totalmente le quitaron las ganas de seguir diseñando, lo cual hizo que el chico decidiera posponer por un tiempo sus tareas para refugiarse en el latin chat entre conversaciones sobre temas banales.
Tras dar una primera mirada a las diversas salas Dylan recordó el consejo que le dio su amigo Lolo sobre aquello de probar la experiencia de hablar con gente más próxima a su ciudad. Una de las salas de nombre "España" concentraba centenares de personas que dejaban sus mensajes a la espera de la interactuación de alguno de los miembros. Uno de aquellos mensajes logró captar su atención "@Marinita82: ¿no hay nadie interesado por la moda?" leyó para sí mismo. –Hola Marinita82, ¡me encanta la moda!, de hecho me dedico profesionalmente a eso- contestó Dylan. A los pocos segundos un mensaje privado de aquella usuaria llegó a la bandeja de entrada del diseñador. –Hola Dylan82, parece que somos del mismo año, qué casualidad ¿no?. Mismo año y mismos intereses.- A Dylan también le pareció curiosa aquella sincronía que se terminaba de producir y así lo hizo notar –Sí, ¿verdad? qué loco- afirmó el joven. –¿Tienes MSN Dylan? a este chat entro muy poco y tal vez a través de MSN podríamos conversar más-. A Dylan le pareció una buena idea ya que centrarse en una sola conversación le resultaba mucho más práctico que tener que estar siguiendo un sinfín de mensajes que se sucedían a toda velocidad a lo largo de la pantalla. –Hola, Marina ¿verdad?- preguntaba Dylan a través de su MSN una vez le hubo facilitado los datos de su cuenta aquella nueva amiga.
–Hola Dylan buenos días, me puedes llamar Marinita- saludaba de forma amable su interlocutora mientras la atención del joven se centraba en la foto del perfil MSN que exhibía la muchacha. Una chica de ojos rasgados, pelo liso castaño y piel canela. –¿La chica de la foto eres tú?- preguntó intrigado. –Sí claro, ¿por?- confirmó la joven. –Tienes rasgos asiáticos, no eres española ¿verdad?.- La joven recibió aquella observación de Dylan con cierta sorna.
–Jajaja, no soy española pero tampoco soy asiática. Soy peruana, pero llevo ya algunos años viviendo en España.- El chico se mostró un tanto avergonzado por aquél error de percepción, pero sin dar más importancia a aquella anécdota Marina y Dylan siguieron con su conversación centrándose esta vez en el tema que los había llevado a encontrarse entre tanta gente.
-¿A qué se debe tu interés por la moda Marinita?- preguntó Dylan. –Pues la verdad que me encantan las revistas de moda, me gusta estar informada de las últimas tendencias, los colores de cada campaña... Desde pequeña veía las revistas de moda que compraba mi mamá y desde entonces sigo conservando ese interés.-
A Dylan no le pareció extraño lo que leía puesto que el público femenino mostraba un especial interés por el sector al que él se dedicaba profesionalmente. –Yo me veo muchísimas revistas de moda a lo largo del día por cuestiones de trabajo, pero como me gusta la verdad que tampoco me supone ningún esfuerzo. De hecho me gusta tanto que cuando llego a casa sintonizo un canal que se dedica a emitir exclusivamente pasarelas de moda. Es un canal que tiene como logotipo un diamante... cómo se llamaba...- trataba de recordar el chico. -¡Fashion TV!, yo también lo veo jajaja. Qué casualidad- exclamó Marina. Dylan miraba mientras tanto el reloj de la oficina preocupado por el tiempo que estaba dedicando a chatear fuera de las horas habituales. Con el fin de apaciguar aquella sensación de culpabilidad trató de convencerse a sí mismo de que al estar tratando temas de moda podría convalidar como labores profesionales, por lo que decidió seguir conversando con su nueva amiga mientras retomaba desde el principio la colección de Rose ́s Bags. Pasaban las horas y aquella primera conversación entre Marina y Dylan parecía no tener fin. Un intenso intercambio de preguntas y respuestas se sucedían otorgando a aquella amistosa charla una rica variedad de matices.
-¿Y dices que eres diseñador? ¿de verdad?- preguntaba Marina. –Sí, hace un par de años que me dedico a esto. Espera te voy a enseñar en que estoy trabajando ahora. Pero ten en cuenta que es confidencial, no puedes hablar a nadie de los diseños que te enseñe-. A Marina le fascinó la idea, mientras esperaba con impaciencia aquellos bocetos que le iba a mostrar su amigo. Las simulaciones de la colección de bolsos que había preparado el joven comenzó a aparecer en la pantalla de la chica. Esta observaba atenta las imágenes que iba recibiendo esperando hasta analizar la última para dar su veredicto. -¿Qué te parece? ¿te gusta?- preguntó con impaciencia Dylan. –Dylan son preciosos- confirmó Marina. -¿Cuándo van a salir a la venta? Me encantaría tener uno.- Dylan sonrió agradecido antes de pasar a explicar a su amiga el por qué no iba a poder encontrar aquellas propuestas en el mercado para desconcierto de la chica. –Finalmente no saldrán a la venta porque mi jefe no me ha aprobado la colección.- La joven, que seguía fijándose en todos los detalles de cada uno de los diseños no daba crédito a lo que le estaban contando. -Pero cómo puede tener tan poco criterio tu jefe, no me lo puedo creer.- El chico encontró entonces la oportunidad de sincerarse sobre su situación en New Fashion Enterprise, algo que hasta el momento no había hecho con ninguna de las personas que había conocido.
–Si te digo la verdad creo que mi jefe lo que trata es de poner de manifiesto que es él quien toma las decisiones en esta empresa. Tal vez si le hubiera invitado a participar con su opinión mientras desarrollaba los bocetos esta situación no se habría producido. La verdad que es muy complicado trabajar aquí porque no sólo me tengo que preocupar de desarrollar las colecciones que me reclamaban los clientes, sino que además tengo que lidiar con los complejos y las manías del gerente, y de verdad que eso me desgasta muchísimo.- Marina trataba de ponerse en el lugar de aquel chico animándolo en la medida de sus posibilidades ante el malestar que transmitía. –Imagino que esa es la parte que no vemos los que seguimos el mundo de la moda desde fuera. Si te sirve de algo, tengo el criterio suficiente como para poder decirte que eres un buen diseñador así que no te desanimes por esas cosas que al final no forman parte de tu profesión sino más bien de las relaciones humanas.- Dylan agradeció aquellas palabras de ánimo que tanta falta le hacían especialmente aquel día. Mientras tanto el laboratorio de estampación junto a la oficina de diseño comenzaba a ser un trasiego de agentes comerciales, técnicos de laboratorio y operarios de producción, por lo que Dylan propuso a Marina volver a hablar en otro momento en que el ambiente en la oficina estuviera más tranquilo.
ESTÁS LEYENDO
Cuando volvamos a nacer -parte I-
RomanceExiste una leyenda oriental sobre un hilo rojo que nos conecta en su otro extremo con aquella persona con la que estamos destinados a encontrarnos. Según esta antiquísima historia, cada vez que nace un bebé, un anciano baja desde el cielo para atar...