𝕮𝖊𝖒𝖊𝖙𝖊𝖗𝖞

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Continuación de Ghost town

Vagar por el cementerio era algo a lo que ya estaban más que acostumbrados. Su cabello estaba recién teñido de negro y una bufanda se enrollaba en su cuello, protegiéndolo del frio.

Antes de conocer a Frank, visitar ese lugar le hacía sentir tranquilo. Lo ayudaba a olvidar y despejar su mente de la misma mierda de todos los días que lo hacía llegar a su límite. Solía ser solo su espacio, pero ahora se había vuelto el de Frank también. Era el espacio de ambos.

Lo encontraban pacífico y realmente necesitaban esa paz. Su necesidad de venganza los había empujado a cometer crímenes impensables, pero es como si de alguna manera eso estuviera bien para ellos, se sentía como si siempre debiera haber sido de esa forma, como si fuera un destino que ya estaba escrito.

Sabían que tarde o temprano terminarían atrapándolos y pagarían una dura pena por ellos, pero ya no había manera de detenerse. ¿Qué más daba si morían ahí? Su corazón había encontrado el amor y valdría la pena pagar el precio que tuviese que pagar.

Observo las lápidas mientras el humo del cigarrillo que compartían llenaba sus pulmones. Habían pasado varias semanas desde su ultimo asesinato y no tenían prisa por realizar el siguientes así que se dedicaban a relajarse un poco.

Frank beso sus labios y entonces cerró sus ojos, pasando los brazos alrededor de su cuello. Entendían perfectamente lo que estaban haciendo y sus riesgos, pero ya eran un par de asesinos y nada iba a cambiarlo, tampoco querían fingir que deseaban arreglarlo.

Sus labios se separaron y se sonrieron. ¿Realmente estaba tan mal ser feliz de esa manera? Probablemente sí, pero por fin podían sentirse seguros y amados.

En medio de todo el caos, de la sangre derramada y del dolor, habían encontrado el amor. Eso era lo más valioso. Planeaban huir pronto de la ciudad pues ya habían llamado demasiado la atención y aunque eran cuidadosos, nada les aseguraba que los detectives lograran dar con ellos como los responsables de los asesinatos que habían tenido lugar en la ciudad en los últimos meses.

Entrelazaron sus manos y comenzaron una caminata por el cementerio. Observaban algunas lápidas con flores frescas y en otras no había rastro alguno de que hubiesen sido visitadas en años.

Tal vez era hora de dejar la venganza de lado e intentar formar una vida junto a Frank. Eso era lo que más deseaba ahora y el tatuado no iba a negarse a dárselo. 

𝕴𝖊𝖗𝖔𝖜𝖊𝖊𝖓 | 𝕱𝖗𝖊𝖗𝖆𝖗𝖉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora