Una helada ráfaga de viento atravesó el jardín de aquella academia. Las hojas se encontraban por todo el suelo, las tonalidades amarillas y marrones anunciaban la llegada del otoño.
Un escalofrío recorrió su cuerpo y tuvo que llevar una mano a su falda para evitar que el viento causara algún accidente.
Frank acarició su cabello y lo ayudó a acomodar un mechón de cabello detrás de su oreja. Soltó una risa algo avergonzado al encontrarse en esa situación, el aire realmente se estaba metiendo con él y parecía querer jugar en su contra o tal vez solo había elegido mal el día para usar ese uniforme.
—Deberíamos ir adentro —Propuso Frank al notar como el viento no dejaba en paz a Gerard y realmente quería estar en un sitio tranquilo para poder decir todo lo que tenía para decir.
—No podría estar más de acuerdo con eso.
Aceptó rápidamente y entonces ambos alumnos se movieron a pasos apresurados hasta el interior del antiguo edificio. Frank sostuvo su mano y entonces se dejó guiar por el hasta la biblioteca de la academia.
Amaba cuando sus manos estaban juntas. Sentía como una agradable corriente de electricidad recorría las puntas de sus helados dedos hasta extenderse por toda su mano y entonces Frank le proveía calor.
Proveía calor a su corazón.
Se sentía atraído a él como las abejas a las flores. Despertaba en él todos esos sentimientos inexplicables. Su corazón necesitaba expresarlo, pero las palabras se quedaban en su garganta.
Finalmente se encontraban a salvo del clima del exterior en aquella biblioteca. Al igual que el resto de la academia, tenía un estilo antiguo, pero realmente encantador que añadía un poco de calma. Era un sitio casi mágico y verdaderamente envolvente.
—Dicen que la biblioteca está embrujada, que los fantasmas te molestan si te quedas hasta muy tarde. Ocultan los libros que necesitas, cambian la página que estás leyendo, empujan los libros al suelo o se roban tus notas —hablo Frank—. ¿Lo sabías?
—Creo que lo he escuchado un par de veces, ¿Qué piensas de eso?
—No creo que sea verdad. Me gustaría que lo fuera, imagina lo genial que sería que un fantasma te moleste y lance tus apuntes por todo el lugar.
—Sinceramente no estaría muy feliz.
—Podrías decir que el fantasma no te dejo hacer tu tarea.
Gerard le sonrió y se sintió acogido en esa sonrisa.
—Me gustaría ser un fantasma y no tener que preocuparme por nada, sin pensar en las clases, las tareas ni el futuro. Podría pasar el día encerrado en esta biblioteca con mis otros amigos fantasmas y eso estaría bien para mí.
—Si fueras un fantasma no podría verte más, esa parte no me agrada.
—Buscaría la manera en la que pudieras verme —respondió—. Tal vez no estaría aquí todo el día, sería más interesante ir detrás de ti. Podríamos tomar café en el jardín juntos, podría flotar alrededor tuyo todo el día durante la eternidad hasta que un día finalmente seas un fantasma conmigo.
—¿Serías capaz de reconocerme aun cuando sea un fantasma?
—Sería capaz de reconocerte aun en la oscuridad más profunda solamente con sostener tu mano, acariciar tu cabello y escuchar tu respiración, no me hace falta escuchar ni ver para poder saber cuándo estás a mi lado.
Gerard sentía tristeza. Esa tristeza tan inmensa y pura que sale de tu corazón producto de la felicidad. Esa tristeza extraña que confunde tus sentimientos. Sus ojos reflejaban esa tristeza. La tristeza de saber que alguien realmente puede llegar a amarte tanto.
—Oh Frank —Su rostro fue acunado por las manos del contrario hasta que sus cuerpos se hundieron en un abrazo.
Todo lo que necesitaba decir ya había sido pronunciado en aquel lugar que los protegía del clima tormentoso que había surgido en el exterior.
—Podemos embrujar este sitio juntos y hacer nuestro propio lugar. Podemos hacer de cualquier sitio nuestro propio lugar que nos proteja.
***Nota: Van a haber varias actualizaciones hoy debido a los días en los que no pude publicar.
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𝕴𝖊𝖗𝖔𝖜𝖊𝖊𝖓 | 𝕱𝖗𝖊𝖗𝖆𝖗𝖉
FanficOne Shot's Frerard inspirados en temáticas relacionadas a Halloween para conmemorar el Ieroween.