𝕴𝖊𝖗𝖔𝖜𝖊𝖊𝖓 | 𝕱𝖗𝖊𝖗𝖆𝖗𝖉

𝕻𝖆𝖗𝖙𝖞

Gerard y Frank habían roto recientemente después de un par de años en una relación. Todavía eran apenas unos adolescentes indecisos y puede que un poco inseguros acerca de lo que realmente querían o esperaban.

El pelirrojo recibió una invitación a una fiesta de Halloween que se llevaría a cabo ese mismo fin de semana en la casa de uno de sus compañeros que tendría la suerte de quedarse solo en casa mientras sus padres visitaban a su familia. Sabía que habían muchas probabilidades de que Frank fuera a estar ahí, estaba seguro de que no se perdería una fiesta como esa, pero eso no iba a evitar que el mismo pudiera disfrutar de una buena fiesta de Halloween.

(...)

Finalmente se encontraba en la fiesta. Había sido acompañado por sus amigos o al menos por los que tenían ganas de pasar la noche fuera de casa así que era bastante más agradable no tener que estar solo en esa fiesta.

Ya había hecho contacto visual con Frank un par de veces desde su llegada, pero no tenía intención alguna de dirigirle la palabra. Había sido Gerard quien dio el último paso y decidió terminar la relación que tenían después de que el tatuado lo insinuara durante sus últimas discusiones.

Al principio quería y esperaba que Frank volviera a acercarse para pedirle que volvieran, pero con el paso del tiempo, dejó de importarle. Ahora estaban ahí, en la misma fiesta y Frank parecía no quitarle la mirada de encima pues cada vez que veía en su dirección lo atrapaba viéndole fijamente. Probablemente era la sorpresa de verlo en una fiesta de ese estilo pues en el tiempo que habían estado en pareja, nunca había tenido interés en asistir a una sin embargo ahora se sentía del humor correcto para hacerlo, era como haberse liberado de un enorme peso muerto.

Había resentido su ruptura, pero cuando se recuperó de ella se dio cuenta de que se sentía mejor sin Frank a su lado. Era como haber nacido de nuevo, se sentía mucho más ligero sin el alrededor y amaba esa sensación. Estaba mejor por cuenta propia, no tenía prisa por complacer a nadie más que a sí mismo.

Disfruto de aquella fiesta y Frank abandonó sus pensamientos durante el resto de la noche hasta que llegó la hora de irse. Camino junto a Frank y su grupo de amigos, sonriéndole al otro chico antes de salir por la puerta.