Esta es la noche

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En los bolos

Iban por el quinto tiro ya y Vicky prácticamente estaba barriendo el suelo con cada una de ellas por las siguientes sencillas razones: Nuvia cada vez que iba a tirar lo hacía haciendo un paso de baile distinto antes de soltar la bola, de más está decir que sus tiros no tenía buen destino. Emma no tenía mucha fuerza ni tampoco práctica, tiraba la bola con dos manos y casi siempre tiraba los palos del medio. El de Rocio y Rivers era otro tipo de problema. Desde que llegaron al lugar no se habían podido sacar las manos de encima. Rivers se sentó y tirando de su mano obligo a Rocio a sentarse arriba de ella, no quería espacio entre ellas, Rivers necesitaba estar pegada a su novia todo el tiempo, no importaba si no había aire para respirar o si no tenía agua para beber, si tenía Rocio cerca, Rivers se sentía viva. Esa era una de las razones por la que Vicky iba ganando, la rubia y la castaña se paraban lanzaban la bola lo más rápido posible y volvían a su lugar, una arriba de la otra.

-Mami tengo sed – la más pequeña del grupo si necesitaba algo de beber. Rocio atinó a moverse de su cómodo lugar, evidentemente Rivers en su otra vida debió haber sido mueble, pero su novia la freno

–Espera bonita, ya voy yo – le dejó un corto beso a su novia – Vamos bicho bolita – agarró la mano de su niña y ambas se dirigieron a la cantina.

-Voy con ustedes – las siguió Nuvia. Vicky que venía de hacer su tiro, una chuza nuevamente, siguió la mirada de su amiga y llegó exactamente a donde sabía que iba a llegar, a la espalda de Samantha Rivera

–A veces me canso de ser tan buena en este juego – trató de llamar la atención de la fotógrafa – Rocio.. ¡Mujer! – Gritó para que la fotógrafa volteara a verla – En serio Rocio ¿Qué demonios estás esperando para comerte al bomboncito? Juro que cada vez que se tocan sale una onda expansiva capaz de voltear todos los pinos de una sola vez – la ojimiel no se equivocaba en su descripción.

-No se que me pasa wey – necesitaba hablarlo con alguien – No puedo dejar de mirarla, de tocarla, de besarla... Nunca me había pasado nada igual... Necesito... Necesito que... - de repente miró a Emma y luego su amiga.

-¿Qué? No me mires así Chio... No no y no – al parecer Vicky había adivinado las intenciones de Rocio.

-Por favor Vicky. Por esta noche nada más. Por favor – rogaba Rocio

-Rocio ¿sabes cuánto tiempo llevo sin poder tocar a mi futura esposa?... dias... ¿oyes bien?... llevo dias . Si Emma se queda con nosotras esta noche Nuvia y ella me van hacer ver la estúpida película del pescado ese... Mencho y...

-Nemo – la corrigió la castaña

-Bueno ese – aceptó la corrección girando los ojos – Y después van a querer hacer palomitas y así sucesivamente hasta que todo termina en esas dos quedándose dormidas en el sofá y yo tratando de dormirme sola en mi cama y sin haber tenido mi ejercicio nocturno preferido – explicó Vicky pausadamente de manera que su amiga entendiera su necesidad.

-Cuido a Lord T durante una semana – ofreció a modo de intercambio la fotógrafa. Las ex cheerios eran su única opción ya que el resto de sus amigos estaba en Ohio.

-Nop – se negó la latina.

-Dos semanas y durante tu luna de miel – La castaña subió la oferta – Por favor Vicky necesito esta noche a solas con Rivers, todavía tengo que contarle lo de anoche... me voy a tener que desnudar ¿entiendes? ¿De verdad quieres que tu sobrina vea a su madre desnuda rogándole a su otra madre que no la deje? ¿Eso quieres Vicky? – Rocio apelaba a todo lo que podía.

Cuando, dónde y como el amor quiera - Factor RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora