Salida del colegio de Emma
-¡Rivers! - Emma salía corriendo hacia la rubia y pegaba un salto enorme para poder treparse a ella.
-Que salto que has dado mi pequeño cangurito – Rivers atajaba a la niña en el salto y la levantaba, giraba, sacudía, subía y bajaba – Pero que liviana estás hasta parece que estuvieras hecha de trapo – Rivers seguía jugando con Emma. Le encantaba hacerla reír.
-Ya ya ya – decia Emma mientras reía y estaba cabeza abajo un poco mareada.
-Bueno ¿nos vamos? - preguntaba Rivers mientras dejaba en el piso a la niña - Quizás, digo, quizás haya un regalo para ti en mi auto.
-¿Un regalo? – Emma abría los ojos gigantes - ¿Qué esperando entonces? Vamos vamos – agarraba la mano de la rubia y la trataba de mover con pocos éxitos hacia donde estaba el coche, Rivers se dejo llevar. Cuando se aseguró que Emma estuviera bien ubicada y con el cinturón puesto. Saco de la parte de atrás un paquete y se lo dio a la pequeña
-Toma bicho bolita - Rivers no supo como pero en un abrir y cerrar de ojos Emma tenía en la mano un hipopótamo violeta un poco más grande que Hipo
–Guauuuuuuuu – la niña ya abrazaba a su nuevo juguete – ¡Ahora Hipo tiene un amigo!
-Lo se. Me pareció que no era justo que nosotras nos divirtiéramos mientras Hipo se queda solo toda la tarde. Oye le tienes que poner nombre – La rubia no podía esconder la sonrisa al mirar a la niña.
-¡DOS! – anunciaba Emma entusiasmada
-¿Dos que? Es un solo regalo por ahora, si tu madre se entera que el primer día te ando regalando cosas, me va a dar la mirada mortal y BUMMM fin del mundo – Rivers se ponía nerviosa sólo de pensar en esa mirada. Si Rocio fuera un jugador del Mortal Kombat su ficha personal diría: "Arma más poderosa: tiene una mirada mortal que hace que quieras tirarte del piso 50 de un edificio" la voz de la niña la saco de sus pensamientos
-DOS quiero que se llame. El otro es Hipo uno, este es DOS – explicaba Emma lógicamente.
-¿DOS? Oye tenemos que empezar a trabajar en tu imaginación - rió la rubia - Dos es perfecto pequeña castaña bonita - Rivers le hacía cosquillas – Sujeta fuerte a Dos, vamos a tomar algo – dijo la rubia encendiendo el Jeep.
En un bar donde Rivers solía frecuentar
Rivers agarra a Emma de la mano para cruzar la calle y entrar al bar. Era muy gracioso ver a Emma sujetando un peluche casi la mitad de su tamaño. Al mismo tiempo una mujer quiere entrar con ellas pero Rivers se adelanta y abre la puerta
-Adelante señoritas – dice la rubia dejando pasar a la otra chica y a Emma. Emma la mira y Rivers se agacha y le dice guiñándole un ojo – Siempre hay que ayudar a damiselas en peligro - Se sientan en una mesa y se les acerca una chica a atenderlas.
-Hola Rivers, veo que hoy tienes muy buena compañía – Dice la camarera que suele atender a la basquetbolista mientras le da la mano a la niña.
-Hola Jess ¿cómo estas? – Saluda Rivers – Jess esta princesita que ves aquí es Emma. Emma ella es Jess, una amiga del bar.
-Hola - contesta la niña tímidamente
-Bueno por fin traes a alguien digna de acompañarte – bromea la camarera que ya se había cansado de ver pasar a la rubia con otras mujeres, obviamente no a tomar algo .
ESTÁS LEYENDO
Cuando, dónde y como el amor quiera - Factor R
Fiksi PenggemarSamantha Rivera, es una aclamada jugadora de básquet en Londres hasta que es elegida para jugar en la WNBA, con un oscuro pasado y su fama de mujeriega irrumpe en New York sin saber que un choque con una castaña, mandona, idiota le va a cambiar la v...