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Valentin se había reunido junto a sus dos mejores amigos, Matias y Luka, en la casa de éste último compartiendo de una tarde invernosa tomando chocolatada y comiendo galletas que habian horneado. Julio había llegado y el frío estaba insoportable. Luka les dijo que tenía algo que contarles, algo serio. Los dos chicos no tenían idea de lo que se refería y dedicaron toda su atención a escucharlo atentamente en un tenso silencio.
Valentin se había reunido junto a sus dos mejores amigos, Matias y Luka, en la casa de este último compartiendo de tarde invernosa tomando chocolatada y comiendo galletas que habian horneado. Julio habia llegado y el frio estaba insoportable. Luka les dijo que tenía algo que contarles, algo serio. Los dos chicos no tenian idea de lo que se refería y dedicaron toda su atención a escucharlo atentamente en un tenso silencio.
-"Me voy, me vuelvo a México"- exclamó el chico pelilargo con rapidez, no quería irse, había conseguido una amistad hermosa con los dos chicos al frente suyo y por fin se sentía cómodo en el país. La empresa de sus padres quebró, dejándolos en banca rota y solo con la posibilidad de volver a su país natal.
Ambos amigos se sintieron tristes al enterarse de la noticia. No podían imaginar la vida sin la compañía del otro, el trío se había vuelto inseparable al punto que los llamaban "Los tres mosqueteros" a donde iba uno, estaban los otros dos y no les molestaba admitirlo.
El día que acompañaron a Luka al aeropuerto, con lágrimas en sus ojos y recuerdos en sus mentes que protagonizaban los tres, prometieron mantenerse en contacto a través de llamadas, mensajes y videochats. Se comprometieron a compartir sus experiencias diarias y mantenerse al tanto de sus vidas.
Cada semana, organizaban noches especiales en las que veían películas o contaban los chismes del colegio juntos a través de una videollamada, como si estuvieran en el mismo sofá.
Pero con el tiempo, los tres lo sabían, no iban a poder durar mucho así, si bien el cambio de horario no era la gran cosa, el chico oriundo de México ya había logrado recomponer su vida en el país. Dejaron de mensajearse, sin resentimiento de por medio, solo con un gran amor y esperanza de poder reencontrarse los tres en un futuro.
Julian llegó justo cuando menos se lo esperaban, era septiembre cuando un chico castaño ingresó al curso, extraño ya que en esas epocas no muchos se atrevían a cambiarse de colegio y más cuando les quedaba un año para ser promo con todo ya decidido.
El chico era alto y delgado, medía aproximadamente 1,70 con cabello castaño y ojos marrones. Su piel era blanca, y tenía sonrisa era tímida pero encantadora. Se sintió un tanto incómodo al momento de presentarse al frente de todos y tomo asiento en el unico lugat desocupando que quedaba en el fondo del salón, detrás de Matias y Valentin quienes se sentaban juntos. Empezaron a entablar conversaciones con el, hacían las tareas en grupo juntos y comenzaron a juntarse fuera del colegio. Julian se convirtió en el nuevo mejor amigo de estos chicos y se sintió feliz por la rapidez con la que habia logrado entablar relación con ellos.
Se volvieron inseparables, ambos estuvieron ahí cuando la relación del pelirrojo dió fin y lo apoyaron como nadie lo había hecho, yendo a su casa aunque este no los deje, comprandole su helado favorito (de menta granizada) y viendo peliculas para tratar de subirle el ánimo al chico. Sabían que lo que hacían no iba a lograr curar el dolor que el mas bajo sentía en su pecho, pero con solo distraerlo un poco ya se sentían satisfechos.
Agustín, por otro lado, conoció a sus dos mejores amigos en la misma secuencia.
Juan y Alejo, los conoció una noche que había decidido salir solo a un boliche un poco turbio (mala decisión) tomó mucho, tratando de desquitar sus penas en el alcohol, no se controló ni tampoco pensó en hacerlo. A la mitad de la noche un hombre bastante corpulento, con brazos anchos, bastante trabado, lo empujó con el hombro izquierdo mientras este estaba bailando con una chica que había conocido en el transcurso de la noche, a causa del alcohol se enojó con el tipo y lo empujó, el hombre se dió vuelta y no dudó en clavarle una paliza en el medio de su rostro.
Los patobas al ver la situación no dudaron en sacarlos a ambos del lugar, Agustín que seguía furioso por la secuencia decidió sentarse en el cordón de la vereda para tratar de calmarse cuando dos chicos se acercaron a el y le preguntaron si estaba bien al ver su rostro lleno de sangre como sus nudillos y las lágrimas que se alcanzaban a notar bajando por sus mejillas. El ojiclaro, muy orgulloso como para pedir ayuda, les dijo que estaba bien y que se fueran, pero los dos chicos no se rindieron y lo ayudaron a levantarse, llevándolo al departamento de uno de ellos no muy lejano del lugar, donde lo ayudaron a limpiarse, curando las heridas que el tipo había dejado en su bronceado rostro, le sirvieron agua y un té para lograr que se le pase la borrachera y también no dudaron en ofrecerle que se quede a dormir ya que no podía caer a su casa de tal manera.
Al día, había pegado muy buena amistad con ambos chicos e intercambiaron sus números, se despidió de ambos y fue hacia su casa. Al llegar, lo recibieron sus padres muy enojados y un tanto sorprendidos por el lastimado rostro que llevaba su hijo. Se sintieron decepcionados, ellos no lo habían criado para eso. Decidieron echarlo de la casa como castigo. El ojiclaro se sintió devastado, no estaba sorprendido, sus padres ya varias veces lo habían amenazado y manipulado con que iban a hacerlo, pero nunca pensó que tendrían tan poco corazón de dejarlo sin nada, sacó rápidamente las cosas de su antiguo hogar, dejando otras que probablemente, o tal vez no, iría a buscar después. Salió y subió a su auto, dándose cuenta que no tenía a nadie, hace poco había terminado su relación con la persona que mas amaba por culpa de sus padres, no podía mandarle un mensaje a el, no podía desbloquearlo y hacer como si no lo hubiera dejado totalmente destrozado aquella noche, no podía ser tan hipócrita de hacerlo.
Pensó en la posibilidad de quedarse en su auto y vivir ahí hasta que encuentre un trabajo estable y un departamento, pero tenía muchas cosas en contra. Dejó su orgullo de lado y le habló a uno de los chicos que lo había ayudado anoche, preguntandole si dejaba que se quede en su casa por un tiempo, pagando las cosas a medias, hasta que consiga trabajo y la plata suficiente para alquilar un departamento.
Alejo no dudó en decirle que si, le dijo que no tenía drama con eso ya que desde que se había independizado sentía un vacío profundo y su presencia iba a ayudar a completarlo. También le dejó en claro que el tema de la plata no importaba, él iba a ayudarlo a conseguir trabajo con algunas recomendaciones y el departamento que el otro deseaba.
Así fue como se volvieron inseparables, Juan, apesar de seguir viviendo con sus padres, pasaba los días en el departamento junto a sus dos amigos. Afianzaron su relación y empezaron a hacer todo juntos, mientras Juan iba a la universidad, en la cual estudiaba artes, los chicos se dedicaban a esperarlo con la comida así compartían un almuerzo los tres juntos. Alejo trabajaba de DJ, llegaban a contratarlo por noche en diferentes lugares y sus dos amigos casi siempre estaban ahí acompañándolo, riéndose de los comentarios por parte de chicos y chicas que le hacían a este y los papeles con números de teléfono que le llovían.
Con determinación, Agustín buscó un trabajo y comenzó a ahorrar dinero para poder encontrar un lugar donde vivir. Después de un par de entrevistas logró que un café lo contratara, y aunque todavía no encontraba un lugar para vivir, estaba completamente feliz.
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if things had been different; gialen
RomanceValentin no puede pasar de página su ex relación, vive en la nostalgia que ésta le causa y solo piensa en que hubiera pasado si las cosas fueran diferentes.