MI PAZ MENTAL

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Darcel enredó la cuerda en el cuello de Saúl, la apretó con fuerza y el hombre desesperado luchaba por quitársela y respirar.

—Espero que tu estancia en nuestro humilde hogar sea de tu agrado, cuñado. —Su rostro comenzó a tomar un color morado, Darcel aflojó la cuerda, y él inhaló desesperado—. ¿Por qué has venido?

—Porque ella le debe mucho dinero a mi padre, le robó cuando huyó —dijo aun recuperando el aliento.

—¡No le debe nada a ese hijo de puta! —Gruñó y lo volvió a golpearle en la cara.

Saúl tenía el rostro totalmente ensangrentado, su nariz rota, los ojos casi cerrados e incluso se veía deforme por la hinchazón de sus párpados y labios.

—Por favor, no me mates.

—Tranquilo, yo no te voy a asesinar, solo quiero jugar, juguemos a verdad, mentira y castigo. Comienzo primero. ¿Cómo la encontraste? —preguntó mientras lo arrastraba junto con una silla a una pequeña habitación. Él peleaba desesperado, intentando soltarse de su agarre.

—¡¡Responde lo que te pregunté!! —Le exigió mientras lo sentaba en la silla con violencia.

—Fue Dorian, el hijo de Joshua, él le dijo a mi padre dónde estaba. —respondió con rapidez.

—Ese bastardo es el siguiente en la lista, o tal vez vaya primero por tu estúpido progenitor.

Volvió a enredar la cuerda en su cuello y apretó con fuerza, Saúl luchaba por quitarla mientras intentaba hablar.

—¡Dije la verdad! —respondió sin aliento y casi ahogándose.

—Lo sé, pero es aburrido si dices la verdad, así no podré castigarte, la nueva regla será castigo de cualquier forma. Bien, sigamos. Tienes derecho a una pregunta.

—¿Qué es lo que eres?

—Un ángel de la muerte. —Le sonrió de boca cerrada.

Lo ató de manos y pies en la silla, sacó su navaja de bolsillo y la enterró en su pierna, la giró despacio mientras veía con regocijo como se retorcía y gritaba, con su mano tapó su boca y con un dedo de la otra, le señaló que hiciera silencio.

—Shhh cállate —susurró—. No quiero que Evelyn te escuche, tu presencia aquí la tiene muy mal y eso me molesta demasiado. Es mi turno. ¿Dónde está tu padre?

—Del otro lado de la ciudad, en un departamento, el domicilio está en mi billetera. —Darcel buscó en la bolsa de su pantalón y sacó una tarjeta y unas llaves.

—Tengo otra pregunta, ¿Qué era lo que le hacía? ¿Por qué ella te dijo, que si ya habías olvidado lo que les hacía?

—Él... —titubeó.

—¡Habla! —Alzó la voz, exasperado.

—Él nos obligaba a tener relaciones sexuales desde que éramos muy pequeños y vestía a Evelyn de Alicia.

—¿Alicia?

—El cuento para niños, del país de las maravillas. Ella amaba esa historia. Nos grababa y tomaba fotos, pero eso era necesario porque teníamos que buscar la manera de sobrevivir, nuestra madre había muerto y padre no sabía qué hacer, quedamos en la quiebra por pagar sus tratamientos médicos y al final todo fue en vano.

—Él fue el que la subastó, su propio padre. Me sorprende como puedes ser tan estúpido y justificar esa mierda con el cuento de que tu mami se murió. ¡Enfermo de porquería!

—Joshua ofreció mucho dinero por ella, desde que la vio vestida de Alicia, se obsesionó, decía que era idéntica a la niña de ese cuento.

—¡Hijo de perra! —Darcel lo golpeo en el rostro y cayó hacia atrás en la silla.

𝐄𝐥 𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐄𝐯𝐞𝐥𝐲𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora