Especial San Valentín.

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Nota del autor: Este especial vendría quedando en la línea del tiempo después de matar a Steven.

Evelyn despertó, se giró y observó a Darcel que aún dormía a su lado, su respiración era suave y profunda. Miró cada detalle de su rostro, contempló ese pequeño lunar bajo su ojo que le encantaba y sus largas pestañas ligeramente curvadas. Escuchó su celular vibrar, lo tomó y leyó un mensaje de Nataly

Naty:
Feliz día de San Valentín, Evelyn. ¿Quieres venir a mi casa? Sandra y mis compañeros del trabajo vendrán, haremos algo de comer y tomaremos algunas bebidas.

Evelyn:
Gracias Naty, pero pienso quedarme en casa con Darcel.

Naty:
No, amiga, hoy es un día especial, porque no lo traes y vienen los dos.

Evelyn:
No creo que sea buena idea, a él no le gusta ese tipo de convivencias.

Naty:
Evelyn, no creo que a él le interese festejar este día contigo, seguro lo deja pasar

Evelyn:
No se trata de lo que él quiera, yo soy la que deseo pasar el día con él, no importa que él le dé igual y solo nos quedemos a ver la televisión. Quiero estar un día tranquilo. Cocinaré para él, y me recostaré a su lado. Es lo único que deseo

Naty:
Como quieras. Que te diviertas. 

Evelyn se levantó de la cama, se vistió y se colocó algo de maquillaje. Lo observó por el espejo y lo vio dormido, tomó su bolso y salió de la habitación, revisó la nevera y se fue al supermercado. Mientras caminaba por la calle miraba todos los negocios llenos de arreglos para los enamorados, flores, globos y chocolates. Se detuvo en una gran tienda de ropa, al entrar había un mostrador lleno de perfumes para caballeros.

—Hola señorita. ¿Desea que le muestre alguno?, tengo estás lociones, tienen un olor exquisito. —La mujer le puso un poco en su mano para que lo oliera.

—Tiene razón, su aroma es delicioso.

—Sí, seguro le encantará a su novio. —Evelyn sonrió sonrojada.

—Me lo llevaré.

—¿Quiere que lo envuelva?

—No, así está bien. Gracias.

Observó un aparador de la elegante tienda, había unos hermosos trajes de chaleco informal para caballero, miró uno negro con botones dorados, imaginó lo bien que se vería en un traje así de ajustado.

—Señorita, quiero ese traje en talla mediana —dijo Evelyn al llamar a la joven que atendía el lugar.

—Claro, en un momento se lo entrego.

Después de hacer las compras regresó a la casa, al llegar, Darcel le abrió la puerta.

—¿Dónde fuiste?

—Salí a hacer algunas compras.

—Te dije que no quería que salieras sola.

—Y ¿A quién se supone que le diría que me acompañe?, si tú estabas dormido.

—Evelyn pasó, por un lado, de él.

—Debiste despertarme.

—No quería hacerlo.

—¿Por qué?

—Porque no.

—¿Por qué no? —Ella siguió caminando e ignorando su pregunta, pero él la tomó del brazo—. ¡Contéstame!

𝐄𝐥 𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨 𝐃𝐞 𝐄𝐯𝐞𝐥𝐲𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora