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Empezaba el primer día de su último año de colegio, tercero de preparatoria, la gran mayoría de la población estudiantil radiando felicidad por esta nueva etapa de sus vidas.

Wei Wuxian no compartía el sentimiento.

Él ya estaba contando las horas para que el día terminara, bastante seguro de que no extrañaría nada de su vida estudiantil o de su adolescencia.

Con gusto se saltaría esa etapa de tener la oportunidad.

Aunque tal vez no fuera del todo cierto y solo estaba rumiando un mal carácter para no pensar en el tan afamado baile de bienvenida del que todo el mundo hablaba y de cuyas pancartas y carteles estaba forrada toda la escuela. Y no es que no le gustara la idea, cualquiera que lo conociera lo suficiente sabría lo mucho que le gustaban las fiestas, sin embargo, algo que una mínima casi nula cantidad de personas sabia es que no le gustaba estar solo y en este baile en especial lo estaría.

Los dos últimos dos años no había tenido ese problema ya que contaba con la ayuda de Wen Quin, quien muy a pesar de su propio orgullo había aceptado fingir una relación con él, más que nada para cubrir la cuota social adolescente de tener pareja y que los dejaran en paz.

Pero este último año Wen Quin había tenido una emergencia familiar obligandola a volver a su ciudad, poniéndole fin a su privada farsa.

Claro que la ausencia de su "novia" no era precisamente la razón de su desconsuelo, lo que realmente lo atormentaba era el inicio de otro año sin la compañía del verdadero dueño de su corazón.

—Wei Ying

Al escuchar aquella voz en la que había estado fracasando en no pensar sonrió, agradeció a cualquier deidad existente que decidió darle un poco de su atención.

—Lan Zhan, hola

Giro para verlo, tan sereno y elegante como siempre, aunque en esta ocasión pudo vislumbrar un deje de preocupación en su común expresión estoica.

—Dime, ¿paso algo?

Lan Zhan pareció dudar, un sutil balanceó en su postura como si se obligara a si mismo a mantenerse en su sitio.

—¿Iras al baile de bienvenida el fin de semana?

Pregunto finalmente mirando con intensidad algún punto sobre la cabeza de Wei Ying.

—No

Contesto rápidamente Wei Ying con sus entrañas retorciéndose de emoción ante los escenarios que su imaginación gentilmente empezaba a formar para él ¿Sería posible?

—Tienes planes

Concluyo para sí mismo Lan Zhan, su voz bastante más apagada que al inicio, Wei Ying se remojo los labios en un intento de ocultar su propia ansiedad y hablo con cautela.

—No realmente, ¿Hay algo que quieras decirme?

A pesar de temer equivocarse con el rumbo que tomaba la conversación, Wei Ying dio un paso al frente para incentivar al otro a hablar, Lan Zhan retrocedió ese mismo paso de inmediato antes de soltar la frase que casi hace que el corazón de Wei Ying deje de latir.

—¿Te gustaría ir al baile conmigo?

—¡Si!... Por supuesto que sí, Lan Zhan, me encantaría

En un impulso de emoción Wei Ying tomo la mano de Lan Zhan entre las suyas, teniendo como deleite personal el primer plano de las orejas ajenas coloreándose de rojo.

Al darse cuenta de su arrebato lo soltó dejando suficiente espacio entre los dos.

"No le gusta el contacto"

Se recordó con una disculpa a punto de salir de sus labios.

Lan Zhan le robo la palabra.

—Pasare por ti a las nueve.

—Claro, te espero

Y la misma deidad que había tenido algo de compasión por Wei Ying esa mañana decidió ayudarlo un poco más antes de que se formara un incomodo silencio entre los dos. La campana sonó como pretexto perfecto para que cada uno tomara su propio camino sin parecer grosero con el otro.



























Entre susurros y PañalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora