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Ir al centro comercial era un paseo común en su vida, pero era la primera vez que gastaba tanto dinero en uno.
Aunque siendo honesto no era su dinero y tal vez debería sentirse apenado por dejar que los Lan gastaran tanto dinero en él.

Pero siendo aún más sincero y tal vez algo egoísta se estaba divirtiendo mucho.

Era toda una experiencia nueva el señalar algo que le gustaba y que esto fuera comprado de inmediato.

Mantas, animales de peluche, zapatos adorablemente pequeños.

Lan Zhan y su hermano llevaban cerca de nueve bolsas de compras mientras él y el señor Qiren seguían entrando a toda tienda con cosas de bebés.
Los hermanos Lan no estaban seguros de quien era el más entusiasmado por el bebé.

Y tal vez era algo pronto pero solo estaban comprando lo indispensable.

O eso había dicho el señor Lan.

Todo le había gustado hasta que llegaron a la parte de comprar víveres, más específicamente su dieta.

Wei Ying había intentado deslizar una botella de aceite de chile en el carrito de compras. El Señor Qiren le dio un manotazo suave y le dejo bastante en claro que los alimentos irritantes estaban fuera de discusión.

Pero a cambio y tal vez porque Wei Ying estaba por llorar lo dejó llevar una caja de oreos solo para él y aunque sabía que sería vigilado sobre su consumo de las golosinas se sintió bastante reconfortado.

Como pago Wei Ying había tenido intención de ayudar a poner los víveres en su lugar pero se sentía tan agotado que simplemente se arrojó a la cama en cuanto entró a la habitación.

Ya los compensaría después, de preferencia cuando no sintiera sus pies hinchados y adoloridos.

—Creo que tu tío va a ser el consentidor principal de nuestro rabanito.

—Tiene debilidad por los niños.

—A simple vista no lo parece, uno diría que es un hombre estricto e inflexible.

—Lo es.

—¿Seguro que hablamos del mismo hombre?

—No mucho.

Respondió Lan Zhan guardando la última de las bolsas del bebé en el armario, Wei Ying suspiro sacándose los zapatos descuidadamente para acomodarse mejor en la cama.

—Tengo que ir a casa Jin Zixuan, tenemos que hacer un trabajo.

Le anuncio Lan Zhan de repente sentándose al borde de la cama y acariciándole el cabello, Wei Ying se sintió adormilado.

—¿Él no puede venir?

—Dejamos los materiales en su casa, es más cómodo así, ¿Quieres venir conmigo?

—No, está bien, tengo que igualarme en mis propias tareas.

Contestó con pereza bostezando.

—Volveré para la cena.

—Está bien, divierte.

Hablo más dormido qué despierto, Lan Zhan retiro la mano de su cabeza y se puso de pie para preparar sus cosas, Wei Ying trataba de no cerrar los ojos mientras lo veía hacerlo.

—Duerme un poco.

Le susurro Wangji poniéndole una manta encima, después se inclinó para despedirse con un beso.

—Descansa, te amo

—Mmm, cuídate.

Suspiro Wei Ying acurrucado en las mantas.

Entre susurros y PañalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora