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Su hijo hizo que despertara, al parecer ese pequeño sería tan inquieto como él mismo
Wei Wuxian acaricio su vientre por sobre la sábana.

—Rabanito, todavía falta mucho para que amanezca, vuélvete a dormir, podrás hacer todas las acrobacias que quieras mañana, ahora, papá necesita descansar.

Susurro esperando no despertar a Lan Zhan a su lado, a cambio recibió una patadita bastante fuerte.

—Oye ¿Qué actitud es esa? Voy a tener que acusarte con tu papá o mejor aún, con tu abuelo

Regaño sin dejar de dar caricias la respuesta que recibió fue otra patadita un poco menos fuerte que la anterior tomando eso como una respuesta positiva iba a cerrar el trato y acomodarse a dormir cuando escuchó un sonido proveniente del primer piso.

Comprobó la hora en su teléfono pensando que podría ser el hermano de Lan Zhan llegando muy tarde, después recordó que Lan Xichen le había subido sus vitaminas poco antes de irse a dormir.

Hubo otro ruido, más fuerte y murmullos que rápidamente se volvieron gritos.

—¿¡Dónde está ese maldito bastardo!?

Al reconocer aquella voz su cuerpo entero se heló, sus brazos temblorosos se envolvieron alrededor de su vientre.

—La.. Lan Zhan, ella...me encontró, está aquí.

Fuera por el llamado de Wei Ying o por el estruendo que los sobresalto a ambos, Lan Wangji se puso de pie rápidamente.

—No salgas.

—¡No Lan Zhan, no vayas es peligroso!

Suplicó de rodillas en la cama, Wangji dudo el tiempo suficiente para escuchar un segundo estruendo.

—¡Wei Wuxian más te vale salir!

Con el retumbar de los pasos acercarse Lan Zhan intentó asegurar la puerta, pero llego tarde.

Aquella mujer empujó la puerta con violencia haciendo al adolescente retroceder lo suficiente para entrar a la habitación.

—Vas a pagar por esto mocoso imbécil.

Amenazó apuntado el arma directo a él.

Con su cuerpo paralizado de terror solo logró cerrar los ojos mientras escuchaba el estruendo de cañón.

—¡Wei Ying!

Siente el golpe de su corazón empujarlo hacia adelante y abrió los ojos.

—Wei Ying, estoy aquí, todo está bien.

El corazón de Wei Ying retumbaba con furia en su pecho y su cuerpo temblaba a pesar de estar envuelto por los brazos de Lan Zhan.

—Ella me encontró, no debí escapar.

—Estas a salvo aquí, los dos lo están, no podrá lastimarte nunca más.

—Tengo miedo, Lan Zhan, por favor no me dejes.

—Nunca, fue un mal sueño, ya todo está bien

Wangji siguió susurrando palabras de consuelo y amor hasta que Wei Ying cansado por su propio llanto volvió a dormirse.
Las pesadillas no eran tan frecuentes como antes, pero las malas noches eran lo bastante terribles para que Wangji deseara poder meterse a los sueños del otro y cuidarlo incluso allí.

Lamentaba que lo mejor que podía hacer era velar por el sueño del otro procurando que otra pesadilla no atacaste lo que quedaba de la noche.

La mañana siguiente Wei Wuxian había despertado con miedo de quedarse en casa, lo estragos de aquella pesadilla habían quedado bien grabados en su memoria.

Entre susurros y PañalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora