Yibo observaba por la ventana de su habitación, estaba preocupado porque aún no había visto al doctor Zhan-Ge.
Se sentía angustiado de qué quizás este ya no fuera su doctor.
No quería dejar de ver a al único amigo que tenía desde que despertó aquí.
Se sentiría más sólo de lo que ya se sentía.
Mientras pensaba, la puerta se abrió y al voltear en su dirección sus ojos se iluminaron.
-Hey cachorro, ¿Cómo estás?.-Era su doctor bonito.
-¡Doctor Zhan-Ge!.-Exclamó.
Zhan le sonrió y revolvió su cabello cómo todos los días y así el castaño se sintió bien nuevamente.
Mientras el doctor realizaba su control de todos los días, Yibo continúo viendo por la ventana pero ahora ya no tan desamparado.
-¿Qué miras cachorro?.-Le preguntó.
Almenos ya no le mantenía la vista fija a él, Zhan se estaba poniendo nervioso de esta acción así que prefería que mirará la ventana.
-Miró los árboles, ¿Doctor Zhan-Ge podemos salir?.-Le preguntó.
-¿Al patio?.-Le preguntó y este asintió.-Sí, claro que sí primero déjame abrigarte bien.
Emocionado, Yibo dejó que el doctor le ayudará a vestirse con un sweeter, un gorro y pantalones de algodón abrigado.
Luego lo ayudó a bajar de la cama para sentarse en la camilla.
Yibo contuvo una sonrisa y dejó qué el doctor lo cargará, aún no quería mostrarle su sorpresa.
Antes de salir, el doctor colocó una manta sobre su regazo.
-¿Hace mucho frío?.-Preguntó.
-Hay un poco de viento, no quiero que agarres un resfriado.-Le respondió Zhan.
Lo llevo hasta un pequeño parque que tenia el hospital.
Yibo sonrió apenas la luz del sol y el agradable clima golpearon su rostro.
Se sentía bien.
-Mira, estamos en la época en la que florecen los cerezos.-Le señaló Zhan tomando asiento en la banca a su lado.
Yibo extendió sus manos y una flor cayó en su mano.
-Es una flor bonita.-Respondió.
-Si lo es, lastima que sólo duran unos pocos dias...
Sus palabras se atacaron en su boca cuando Yibo dejo la flor en su cabello.
-¡Una flor bonita para el doctor bonito!.-Le dijo con una dulce sonrisa.
-Gracias Yibo.-Le devolvió la sonrisa.
Se quedaron un largo rato disfrutando del agradable clima hasta que el sol comenzó a bajar y el viento fresco era más evidente.
Zhan no quería que Yibo pescara un resfriado por lo que ya era hora de regresar a la habitación.
-Te voy a traer la cena.-Le avisó y se retiró rápidamente.
...
Prácticamente corrió hacía el baño dónde cerró la puerta con seguro detrás de él.
Intentó regular su respiración, su pecho subía y bajaba mientras sostenía con cuidado aquella flor de cerezo que Yibo le dio.
Mordió su labio conteniendo las lágrimas pero le fue imposible no sollozar con angustia.
Necesitaba a Yibo de regresó, necesitaba decirle cuanto lo amaba.