1 | Los Acosta

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29 de mayo, 2024.

Calabria, Italia.

Carmine.

Pocos lo dicen, pero todos lo saben.

Tradicionalmente, una familia siempre debe tener a alguien en la cabeza, pero existe un sinfín de conspiraciones para la elección del hombre que que se sienta a la vista de todos en la mesa. Mi padre lo fue.

Geovani Acosta lo fue, hasta que lo asesinaron nuestros actuales rivales cuando tuve diecisiete. Entonces mi hermano, Gianni, asumió la responsabilidad por ser el primer varón. Por un tiempo me encontré enfadado porque se encargó de todo demasiado pronto cuando ni siquiera nos habíamos despedido de nuestro padre. Incluso nuestra hermana mayor, Gianina, demostró su disgusto con Gianni. Pero ella no pudo conseguir nada, porque es mujer, y las mujeres en nuestro mundo no pueden votar. Éramos ella y yo contra los idiotas que se ahogaron en el legado de mi padre, sobornados por Gianni para seguir en sus estúpidos cargos: abogados, socios comerciales, fiscales y otros beneficiarios.

Todos esos inútiles besándole los zapatos.

Hace muchos años que perdoné a Gianni por esa falta de respeto, pero no olvido cómo me sentí. Por otro lado, Gianina no lo hizo, y para deshacerse de ella, Gianni la casó con uno de nuestros socios en Sicilia. También se saltó el derecho de nombrar a los familiares más cercanos; como nombrar Sottocapo (subjefe del Don) en mi lugar a Farid Rinaldi (su mejor amigo), dándome a mí el cargo de Caporegime (cabeza de régime) cuando cumplí dieciocho, lo cual no está mal, pero ser Sotto es mi derecho de sangre.

Al convertir a ese hombre en su segundo, también volvió a la familia Rinaldi parte de LA'Costa. Le enseñó todo lo que nuestro padre a nosotros, excepto algo que se conoce como: honor, lealtad y respeto por la familia.

Con diecisiete años, mi conocimiento en este ámbito sobraba y aún así no me tomó en consideración, excusando aquello con el estúpido argumento de mi edad, como si tuviera gran relevancia en la puta mafia.

Tomazo San Luis (el ex cuñado de mi padre y también tío de Gianni) conservó su puesto como Consigliere (asesor del Don), porque el nuevo Don lo consideró más que apto para ello. A varios de nuestros primos y tíos segundos los dejó en el olvido, y para evadir sus balas, les dio buena parte de la herencia. Algunos se revelaron, sin embargo, fueron callados en poco tiempo. A los hijos de las hermanas de nuestro padre les otorgó cargos a mi nivel.

Sorprendentemente, hasta hoy muchos miembros de LA'Costa no se cansan de cargar la hipocresía en sus sonrisas cuando vienen a casa de la familia principal, estrechando las manos con educación, cuando en realidad pasa un centenar de malicias por sus cabezas.

¿Yo qué podía hacer a esa edad? Todavía era considerado como un niño ante toda esa bola de lamebotas. ¿Qué puedo hacer yo, sentado a la izquierda de Gianni en el comedor? Soy solo otro peón en su tablero de ajedrez, donde él es el rey, su consigliere es el alfil, el sottocapo el caballo, y las torres esa bola de hipócritas que aboga por mi hermano. Y, aunque nadie lo quiera creer, yo he hecho más el papel de reina en esta guerra. He defendido sin chistar a Gian, porque antes de ser mi Don y de estar enfadados, es mi hermano, mi sangre.

Nos debemos lealtad.

Algo que agradezco de Gianni desde que ascendió a su cargo, es que hizo que sirvieran platos que acaparen hasta casi el borde del plato y no las delicias elegantes que padre exigía. Se trataba de algo que él llamaba "gastronomía gourmet". Era tan escaso que mis hermanos y yo esperábamos a que padre se fuera para dirigirnos a la cocina y pedirle a los cocineros que nos preparen otra cosa.

CARMINE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora