15 | Prima notte

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Carmine.

En el avión privado de los Acosta, Mirra y yo nos pusimos cómodos en un par de asientos. Le cedí el puesto de la ventana y le pedí a la azafata un vaso con agua. Le pregunté a mi esposa si no quería algo, pero negó.

—¿Es la primera vez que vuelas? —replico al cabo de un rato, tras observar un poco de nerviosismo.

Quiero romper el hielo, tratar de que nuestras primeras conversaciones como cónyuges no sean tan frías ni secas.

—No, pero la última vez que viajé en avión fue hace diez años. Creo que es normal que me maree un poco.

—¿A dónde viajaste?

—Holanda, Alemania, París, Londres, Canadá, Nueva York, Portugal... —Sonrío cuando sus iris como el ámbar destellan con felicidad—. Y Nueva Orleans fue mi ciudad favorita. Por los viajes me interesé en aprender otros idiomas, porque me emocionaba conocer lugares.

Hasta su incidente.

—¿Alguna vez visitaste Latinoamérica?

—No, pero me hubiera gustado.

Apoyo mi brazo sobre la cabecera de nuestros asientos, sonriendo de lado.

—¿Qué dices si vamos el siguiente verano a La Habana? A mi abuelo Choche le encantará recibirnos.

—¿Choche?

—Así le decimos de cariño. Todo comenzó cuando el mayor de mis primos no pudo pronunciar el nombre de mi abuelo a los tres años, y en lugar de decir 'Jose' dijo 'Choche' y se quedó. —Suelta una risa, atenta a todo lo que digo—. Con él ningún día es aburrido. ¿No lo viste en la boda? Para tener setentaiún años sigue moviéndose como nadie.

—Era cierto que en tu familia materna todos saben bailar.

—Y cantar —recuerdo a esa banda que montaron y a la que también sumaron a mis primos italianos—. Si no conquistan con sus encantos latinos, lo harán con su voz.

Llegamos a Stromboli en menos de diez minutos. Nos recoge uno de los soldati a nuestro cargo. Nos lleva en auto hasta nuestro destino final, recorriendo las calles iluminadas con luces que suelen usarse en navidad y farolas que parecen de la antigüedad. En la mansión no nos reciben los sirvientes, puesto que están de vacaciones. Aún así, Gianni me dijo que enviaría una chica que puede llegar mañana o en dos días.

Mientras tanto, esta casa será solo nuestra.

Uno de los hombres me entrega las llaves de la mansión. Solo veo a seis elegidos por mi hermano para mi seguridad y la de mi esposa. Cree que con esto cubre todo el perímetro, pero se olvida de lo influyentes que somos en Calabria y por las conexiones comerciales que tenemos en Sicilia. Yo diría que somos un blanco fácil.

En este momento, un rifle puede estar apuntando nuestras cabezas.

Ahora mismo llamaré a Ariana para que envíe a los mejores de nuestras filas, como a Giorgio. Me gustaría que ella también estuviera aquí, es en quien más confío y... deseo verla de nuevo. Pero Mirra está aquí, es mi familia ahora y la presencia de mi ex amante solo será incómoda. No me gustaría ponerlas a las dos en una situación poco agradable.

Obviamente tendrán que volver a verse cuando regresemos a Calabria, pero la luna de miel debe respetarse. Es un tiempo para que los recién casados pasen los primeros días del matrimonio juntos en tranquilidad... o a la manera que prefieran. Todo hombre en LA'Costa ha respetado ese lado. Independientemente de las mujeres que los rodeen, es momento de convivencia con la esposa legítima. Sin terceros.

CARMINE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora