Capítulo 5. Salir de la zona de confort.

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El alma reclamaba crecer, ella no descubría de qué manera, aunque había cambiado de vida no perdía el hábito de leer y escribir. Encontraba espacios de tiempo entre las tareas diarias para la lectura de algún libro o escribir en su diario personal.

Su ser interior sentía libertad cada vez que tomaba lápiz y papel, se podía expresar, sacar al exterior la creatividad, eran momentos de sentir éxito y plenitud por realizar aquello que tanto amaba.

La vida le seguía dando señales que no comprendía, las situaciones la ponían todo el tiempo a prueba, llegaba la etapa que marcaría un antes y un después, aunque los cambios eran continuos, una situación especial la llevaría a dar un giro de ciento ochenta grados, comenzaba a sentir que caía en picada, aunque agitaba y batía las alas no lograba elevarse.

Despertar un día sintiendo que la vida te abofetea le ha sucedido a casi todos los seres de este planeta, a veces con situaciones, otras con enfermedades, en el mejor de los casos con sacarlos de la zona de comodidad.

La tan famosa zona de confort. Si no se presentan crisis o caos nos quedamos cómodos, quietos, despertamos un día cualquiera viendo que la realidad vivida no es la que soñábamos, entonces el despertar se convierte en algo brusco que provoca desequilibrios emocionales.

Se movilizan todas las estructuras, se vienen abajo todas las estanterías, como si un rayo cayera sobre nuestra tan cuidada y protegida torre de cristal.

En ese punto estaba la vida de Victoria. Moverse de la zona de comodidad permite hacer cambios. Despertar y sentirse sacudida hace que una persona quiera tomar nuevos rumbos o retroceda en el camino andado, no era este el caso. Para ella retroceder no era una opción válida, solo mirar para adelante, enfrentando todo lo que se presentaba.

La decisión no fue fácil, había que replantear la vida, no solo la suya sino también la de toda la familia. Todos tendrían que adaptarse a un ritmo que desconocían, a una madre-esposa que no dispondría de todo el tiempo para ellos.

En este camino que es la vida la adaptación forma parte fundamental del progreso. La mayoría de las personas piensan que el mundo se tiene que adaptar a ellos, es lo contrario, ellos se tienen que adaptar al mundo, a los cambios y a los demás seres para poder crecer.

La situación económica se había vuelto crítica y la decisión era en que trabajaría, de qué forma lo haría, ya que tenían tres niños que dependían de sus cuidados.

Como en infinitas ocasiones, contaba con el incondicional apoyo de todos, nuevamente comenzaba a transitar un camino desconocido, donde no todo era lo que parecía o había imaginado, aún así decidió caminar y aventurarse a que lo nuevo la sorprendiera.

Seguía cumpliendo lo que estaba escrito, algunos lo llamaban destino.

Se encontraba ante un despertar de conciencia, para lograr encontrar su misión de vida, era ese vacío que a veces sentía sin poderlo descifrar...A pasos de comenzar una nueva y diferente vida.

Todos los seres cumplen ciclos, cada siete años durante toda la vida, algunos los perciben y utilizan, otros los pasan desapercibidos, se les llama septenios o despertares de conciencia.

Estaba llegando a sus 28 años en un lugar en el que conocía poca gente, en el que por momentos no encajaba, las personas de su edad parecían más chicas, casi todo el tiempo se rodeaba de personas mayores.

La gente que conocía estaba muy lejos de poder guiarla u orientarla. Si había aprendido mucho de todos, como cambiar patrones y estructuras mentales, habían sido maestros en conocimientos de vida, por ello les estaba agradecida, sin dejar de sentir que tenía que cerrar ciclos para poder comenzar los nuevos.

Estaba pérdida en un entorno que más que guiar, la confundía. Sentía que estaba inmersa en un proceso personal en el que muchas veces la soledad era la única compañera, no era porque sus seres queridos no la acompañaban, era porque el proceso lo vivió internamente sin poderlo explicar con palabras.

Pensaba largas horas en el cúmulo de sensaciones que afloran y no podía identificar.

Cada noche pedía encontrar respuestas a tantas preguntas, a tantos ¿por qué?. En la vida no nos enseñan a hacer las preguntas correctas para obtener las respuestas correctas y esperamos largo tiempo sintiendo no ser escuchados, eso sentía ella todo el tiempo.

Racionaliza todo, continuamente, se genera barullo mental muy grande y la llenaba de incertidumbres, dudas, era tan mental que se enojaba consigo misma cuando se descubría pensando de más.

Aprendió a hacerse consciente de que sus pensamientos eran demasiados e intentaba calmarlos y controlarlos, a veces lo lograba, otras no.

Todavía nadie le había explicado el sentido de la pregunta correcta, no está en el ¿por qué? sino en el ¿para qué?. Algunas respuestas lograba encontrarlas en los libros que devoraba, el alma estaba hambrienta de conocimientos e información que faltaba.

Todos los días pedía que llegaran a su vida personas que pudieran guiar, orientar y ayudar a remontar el vuelo, estaba volando muy bajo, casi al ras del suelo.

Internamente se cuestionaba porque era tan diferente, se sentía rara, tenía que adaptarse a entornos, hablar de temas que ni siquiera le interesaban, asistía a reuniones tediosas y escuchaba a personas quejosas que vivían continuamente echando culpas al resto de lo que ellos no se animaban a lograr.

Esas mismas personas eran las que en más de una ocasión le decían: ¡deja de vivir en tu frasco de mayonesa!, vale aclarar que vivía en una casa de color amarillo, un hogar que le daba todo el confort y la paz que necesitaba, para ella su frasco de mayonesa era un refugio en el mundo.

Los tiempos que pasaba eran difíciles, sentía que perdía las plumas, el vuelo en descenso, temía la caída. La vida le había sometido a muchas pruebas pero está sin duda era una de las más duras, o eso creía en ese momento.

Había logrado superar el desarraigo, las distancias, el apego, el sentir que todo estaba al alcance de la mano pero a último momento algo se lo arrebataba. Logró superar la soledad no de personas sino de alma, aún así sentía que esto era diferente, las demás habían sido pruebas, está se sentía como un crisis, que parecía un agujero negro que la devoraba y no la soltaba...

Despertando: Encuentra tu propia luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora