CAPÍTULO 7. Cuando dos almas se encuentran.

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La voz le resultaba familiar aunque sabía que nunca la había escuchado. Era la persona que tanto tiempo estuvo pidiendo y esperando.

Arreglaron día y hora, él todo lo simplificaba, agendo la dirección y se sintió movilizada al notar que por fin se estaba poniendo en acción.

Toda la familia la veía ir y venir por la casa, de acá para allá; de allá para acá.

Estaba ansiosa, nerviosa sin poderlo disimular, el encuentro la tenía preocupada, había esperado tanto, las horas se le hacían interminables.

Miraba el reloj, daba órdenes a la familia para que se pudieran arreglar mientras no estaba, la expectativa la tenía inusualmente inquieta.

Ni por asomo hubiera sido capaz de imaginar lo que este encuentro le transformaría la vida.

Se preparó mucho antes de la hora, le costaba decidirse como vestir, que ponerse o que no, muy formal o informal, nunca había dado tantas vueltas, ni había sentido la necesidad de ser aceptada.

Sentía que estaba por rendir una prueba, el resultado le garantiza pasar a un nuevo nivel de conocimiento, aprendizaje y crecimiento.

LLegó la hora de tomar el colectivo que la llevaría hasta el lugar del encuentro, la familia la despidió deseándole lo mejor, cruzaban los dedos para que fuera Durante el viaje la mente estuvo dando vueltas a muchas preguntas: "Cómo sería?, ¿Qué edad tendría?, ¿Le gustaría el lugar?, ¿De qué hablarían?, internamente sabía sin demasiada explicación que se entenderían porque algo le decía que ya se conocían y no de esta vida.

El colectivo iba atiborrado de gente que hablaba por celular, otros que solo se quejaban, eran todos tan distintos que Victoria comenzó a pensar ¿en qué mundo se encontraba?.

Pérdida en los pensamientos transcurrió el tiempo, cuando se dió cuenta estaba próximo el lugar donde tenía que bajar. Se levantó rápido del asiento, pidiendo permiso para no pisar a nadie al pasar, descendió apresurada camino las dos calles que la separaban de la dirección anotada en un arrugado papel que tenía entres las ansiosas manos.

Camino hasta llegar al hall de entrada de un edificio un poco antiguo, las escaleras brillaban de tantas lustradas, subió pesadamente los escalones, se paró frente al portero lleno de timbres pensando en la cantidad de personas que podían vivir en un mismo lugar, con cuidado presionó el timbre 2A.

La impaciencia y la puntualidad eran dos de sus más fieles compañeras, en ocasiones la beneficiaban y en otras no tanto.

Comprobando la hora en el reloj que no había dejado de usar a pesar de que la sociedad los había reemplazado por el celular, faltaban cinco minutos para las 14, se escuchó un sonido y una voz preguntó:¿Quién es?.

Se estremeció porque la voz le sonaba conocida, respondió y esperó impaciente a esa voz se personificará en la puerta.

¿Cuántas expectativas creamos en la mente cuando tenemos la necesidad de cambios?. ¿Cuántos sentimientos cruzan por dentro cuando la vida nos trae grandes cambios que ignorábamos?.

Tantas preguntas, todavía, sin respuestas.

Despertando: Encuentra tu propia luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora