Prólogo

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Esa mañana tuvo que ir hasta las oficinas del Barcelona para discutir del nuevo contrato. No iba solo, tenia a su manager de lado y a su esposo con su mano. Pasaron un momento discutiendo por los montos, pero era obvio que debían renovar su contrato y cuanto le pagarían. Lionel aún era joven, aún tenia la experiencia suficiente para seguir ganando torneos y premios. Él seguía siendo uno de los mejores jugadores de la historia.

Esperaban a que los hombres de traje entraran a la sala luego de pedir unos minutos para tomar una decisión final. Su entrenador había salido con ellos también, pues él tenia una opinión importante entre ellos. Los nervios lo carcomían, pues recordaba su ultima conversación con su entrenador. Él le había dicho que no lo quería más en su equipo y que era mejor si se separaba el tiempo que le quedaba en el Barcelona. Lio era sincero y confesaba que no quería irse, pues había pasado el mejor tiempo de su vida en ese equipo.

Ellos entraron, con un silencio tenebroso. Su entrenador no volvió con ellos y sabía lo que significaba. Suspiro, casi con ese nudo en su garganta mientras que su mano estaba siendo apretada por su esposo. Guille le estaba dando fuerzas, pero no podía recibirlas.

—Bueno Messi... —Ese hombre viejo, sentado frente suyo con una corbata negra en su cuello, ni siquiera quería mirarlo a los ojos— De acuerdo a lo hablado y a nuestro presupuesto... el Barcelona no puede seguir pagándote el monto que exiges. No tenemos el presupuesto.

—¿Cómo no tienen presupuesto? —Su voz exaltada resonó en esa sala— Acaban de vender a muchos futbolistas ¡Acaban de vender a Neymar! —El enojo y la indignación lo empujaba a golpear la mesa, pero no podía demostrar lo que sentía físicamente. No era apropiado— Han recibido pagos por los nuevos palcos, el presupuesto-

—No podemos renovar tu contrato bajo las cláusulas que nos exiges, Messi. Es nuestra ultima palabra.

El sabor de boca era agrio, pues lo injusto era el sabor principal de sus palabras secas. Negó con su cabeza, enojado por la decisión tan injusta que ellos habían tomado. Esos hombres eran los mismos que le agradecieron por aumentar el aforo, por la popularidad que se había formado en el club y como gracias a su persona estaban cobrando más.

—Si decides negociarlo, podemos llegar a un acuerdo.

—No. —Dijo su manager al levantarse del asiento— No se discutirá algo por debajo del monto establecido. Si eso es todo, queda cerrado el contrato del cumplimiento y esperamos el último pago.

Todos se levantaron con la intensión de irse. Se despidieron de la mano, pero Lionel no tenía las ganas de hablar con esos hombres de nuevo. Hervia de rabia. Lo habían alejado del club donde creció por toda su vida.

Se despidió de su manager con unas palabras de ánimo, porque Lionel las necesitaba. Su rostro demostraba lo mal que lo estaba pasando. Camino hasta su auto, junto a su esposo. Solo con entrar, tapó sus ojos para soltar el primer quejido de dolor. Ya no podía evitar llorar más. Era indignante lo que le habían hecho.

—Escúchame, —La mano de Guille tocó su hombro, suavemente acariciandolo para que quitara sus manos de su rostro— esto suena horrible, pero fue lo mejor para todos.

—¿Lo crees? —Había dolido, incluso si Guille no lo había dicho con la intension de ofenderlo— Ya no soy útil ¡Ellos me desecharon! Saben todo lo que dejé por este puto de club. ¡Di mi puto nombre por este equipo!

—No te atrevas a insultarte así, Lio. Está claro que el entrenador tuvo mucho que ver en esto. Ellos podrían haber dado mucho dinero por ti, pero... —Esas palabras no calmaban el llanto de su omega y sabía que podría ser peor si completaba su idea— No importa. Deja al Barcelona atrás. Recuerda la oferta que tienes del PSG. Tendrás muchos beneficios y la oferta es más que tentadora.

¿Qué hora son, mi corazón? - T2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora