Capitulo 13

13 3 0
                                    

Llegue a casa poco antes de que amaneciera, y por supuesto que estaba agotada.

Había pasado una noche movida con los chicos, y si bien no estaba borracha, el poco alcohol que había consumido tan solo me produjo un efecto de bajón anímico y no podía aguantar las ganas de tirarme encima de mi cama. Es por eso que ni siquiera acepte pasar la noche en la casa de Jayden, quería estar en mi casa.

Una fría oleada me golpeó en el cuerpo al adentrarme a la casa, y apenas entraban unos pequeños rayos de luz en la sala de estar a través de las ventanas, las cuales tenían las cortinas corridas. Fruncí el ceño ante aquel detalle. Eso quería decir que alguien se encontraba despierto, de lo contrario, las cortinas se encontrarían cerradas como de costumbre, sobre todo a esta hora.

Seguí caminando despacio por la casa, no queriendo despertar a mis hermanos para que luego le lanzarán una almohada acompañada de un sermón por regresar tarde.

No fue muy difícil notar que la puerta que daba hacia el jardín se encontraba semi abierta.

Inmediatamente pensé en Mackenzie. Era bastante común en ella despertarse temprano, lo que jamás imagine es que lo haría tan temprano. Quizás era debido al embarazo. Recuerdo algo respecto a lo incomodo que estaba comenzando dormir con la barriga cada vez más grande.

Me compadecía de ella.

Tan solo con observar el proceso por el que estaba pasando me quitaban las ganas de siquiera pensarme a mi misma en esa situación. Si antes me costaba hacerme una idea de tener hijos, ahora ni siquiera era una opción. Y además tampoco podía imaginarme haciendo...eso.

Tener sexo.

De solo pensar en eso hacia que se me estremeciera el cuerpo ante el rechazo.

Abrí con cuidado la puerta, rogando que esta no hiciera tanto chirrido. Odiaba como a esta hora cualquier mínimo ruido sonara mil veces más ruidoso.

Fue en vano tanto esfuerzo, porque en cuanto salí hacia el jardín, Mason se encontraba mirando hacía mi dirección con las cejas levantadas de manera sutil mientras le daba una calada a su cigarro, sentado en uno de los bancos qué teníamos, solo.

—Vaya, no sabía que te gustaba madrugar.—dije en un intento de susurro.

—Y yo no sabía si quiera que habías salido.—apartó su mirada de mi, y si bien no había rastro de molestia en su voz, estaba distante. Como era de esperarse.

Un sentimiento de culpa me invadió de repente.

—Mason...yo—las palabras parecían no querer salir de mi boca, puesto a que no tenia planeado en absoluto esto.

La mirada de Mason irradiaba una pequeña chispa de diversión aún cuando el resto de su rostro se mantenía neutral.

Me sentía ridícula y expuesta, pero eso no iba a impedir que me diera un paso hacia atrás con mis disculpas.

—En serio lo siento.—dije por fin.

Mason mordío el interior de su mejilla, pensativo mientras depositaba su mirada en el cielo que poco a poco comenzaba a aclararse logrando que las pocas estrellas que habían empezarán a desvanecerse.

—Bien.

Para mi sorpresa, se me formo un pequeño nudo en la garganta ante la frialdad de su tono.

Mierda, no esperaba ponerme emocional.

Ni siquiera me sorprendía su actuar. Tampoco es que esperaba obtener otra respuesta de su parte, entonces...¿Por qué me sentía así?

—No sé cómo controlarlo.—dije de repente en un hilo de voz, llamando así la atención de mi hermano.—No puedo controlar los impulsos, ni tampoco se gestionar emociones fuertes. Y es horrible, Mason.—ya ni siquiera era capaz de mirarlo a los ojos, de lo contrario lloraría.—Jamás querría lastimarte y sé que la violencia no es la manera de solucionar las cosas. 

HellsfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora