Capítulo 17

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—Con cuidado vamos a desenvolver el cuerpo de la alfombra, ¿de acuerdo?—me había indicado antes de salir de la camioneta, para abrir el baúl.

Había viajado con un cuerpo sin vida justo detrás de mí.

Sentí como la bilis subía por mi garganta ante ese pensamiento, y me vi obligada a volver a tragar a pesar de la acidez que eso me provocó.

Unos pequeños golpes en la ventanilla me trajeron de vuelta a la realidad, Theo no se veía muy contento por mi falta de reacción. Para ese punto ya debería de haber salido de la camioneta, y sin embargo no lo hice.

—Rory, aunque no lo parezca, esto pesa bastante. Así que, si no te molesta, estaría necesitando que me ayudaras a moverlo hasta el bosque.

Ni siquiera era capaz de bajar la mirada para observar la vieja alfombra que Theodore cargaba detrás de la ventanilla, porque dentro de ella reposaba el cuerpo de John Black, Theodore consideraba que así era más fácil de transportar sin levantar sospechas y yo ni siquiera había sido capaz de refutar contra ello.

Salí de la camioneta, y con un pequeño rezo interno de perdoname dios por lo que estoy por hacer ayudé a Theo a llevar la alfombra hacia los adentros del bosque. Si bien no estábamos en el lugar exacto del incidente por obvias razones, no podía quitarme de encima la idea de que en ese lugar se repetiría la historia, que quizás John cobraría vida e intentaría matarme, o peor aún, que Theodore intentara matarme.

Unas gotas de sudor caían por mi frente haciendo un horroroso contraste con el viento susurrante de la noche, si prestaba la suficiente atención a sus palabras que desde una lejanía acariciaban mis oídos de manera tortuosa, podía jurar que me hablaban.

Alguien los va a ver.

Ese era mi mayor temor en el momento, y la peligrosa calma con la que actuaba Theodore no lograba ayudarme. Más bien solo lo empeoraba aún más.

—Revisa si lleva alguna identificación o algo.—me habló en tono demandante en lo que comenzaba a cavar el pozo.

—Uhm, ¿q-quieres que yo lo revise?—pregunté en un balbuceo.

Theo enseguida dejó de cavar para regalarme una mirada de pocos amigos que lucía mucho más espeluznante bajo la luz de la luna. El enserio no tenía tiempo para esto.

—Ya mismo lo hago.

Theo retomó la actividad sin emitir otra palabra, aunque cada tanto podía sentir su intensa mirada reposando en mi nuca, mientras que yo me ocupaba de revisar los bolsillos del saco que portaba el difunto. El único objeto relevante era su teléfono, un par de monedas, y unas llaves, pero lo que realmente me había llamado la atención era un pequeño brazalete de plata que salió a la luz sin querer al tomar el teléfono del bolsillo. Algo en mi interior gritaba Mackenzie al observar ese brazalete e inmediatamente lo devolví en su respectivo lugar.

Que aquel obsequio se quedara enterrado junto con él.

Luego opté por revisar los bolsillos de su pantalón, y un leve escalofrío me recorrió la columna vertebral al sentir la frialdad de su cuerpo. Incluso vistiendo un atuendo acorde a las bajas temperaturas propias de las noches otoñales que golpeaban a Hellsfield y a sus alrededores debido a la cercanía con el mar, no había forma en que su cuerpo sin vida emanara siquiera un ápice de calidez, fue justo en ese momento en el que entendí finalmente que no había forma en que John Black regresara a la vida, porque el estaba muerto. Muerto de verdad.

Nunca antes me había enfrentado a una situación como esta, en vivo y en directo estaba viendo los resultados de mi imprudencia. Le había arrebatado la vida a alguien, y si bien no era la primera vez, era muy distinto verlo a saberlo. Pues poco recordaba la noche en la que perdí a mi madre, sabia lo que habia hecho, pero no habia visto su cuerpo ni tampoco haberla visto en un estado de agonía.

HellsfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora