Capítulo 9

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Era un poco extraño para Rory adaptarse ante la presencia de alguien tan alegre, amable y despreocupado como lo era Jayden Meeks. Después de todo, Rory había pasado la mitad de su corta y caótica vida resguardada la mayor parte del tiempo en su habitación, sola, y sin amigos con los que hablar.

Definitivamente la antigua Rory la hubiera asfixiado de solo saber cómo había aceptado tan fácil pasar tiempo a solas con un desconocido. Pero Jayden le producía una extraña sensación de confianza, y decidió tomar el riesgo.

El chico se veía inofensivo, aunque Rory no era tan estúpida como para dejarse llevar por completo por esa idea. Por lo que a lo largo de la especie de guía turística que le ofreció el castaño por Hellsfield, Rory procuraba mo bajar la guardia en ningún momento.

Jayden parecía ser lo suficiente consciente como para darse cuenta en la posición de ventaja en la que este se encontraba a comparación de Rory. El conocía Hellsfield como la palma de su mano y si el realmente quisiera, podía aprovecharse de, la ahora también castaña, y nadie lo sabría. Pero Jayden Meeks no era así.

Y más bien, procuró compartirle a Rory algunos datos de él sin ningún problema, como si fueran amigos desde hace tiempo, logrando que quizás aquel chico ya no fuera un completo desconocido para ella, y por más que aquello no cambiará la posición privilegiada de Jayden, Rory aprecio el gesto.

Lo cierto era que Rory se ocupó de tomar notas mentales sobre cada una de las cosas que el chico le contaba de su vida; efectivamente ella y Jayden tenían la misma edad, el apenas era un mes mayor que ella; descubrió que aquella tienda pertenece a sus tíos en la que trabaja por las tardes, aunque está mañana tuvo que hacer una excepción y ausentarse en clases porque sus tíos no tenían a nadie para cubrir el turno de hoy.
Su color favorito dependía del día, y amaba con todo su corazón la pizza, sin piña por supuesto. Además sabe tocar la guitarra desde los 11.

Ese último pequeño dato le resultó algo cliché, pero dado a que Rory carecía de un don para tocar algún instrumento decidió retractarse.

Después de recorrer varios lugares, Jayden decidió que la última parada debería ser la playa. Y Rory acepto sin ninguna objeción.

—¿Que es lo que te trajo a Hellsfield?—preguntó el castaño un vez ya sentado en la arena.

Rory centró su mirada en el mar mientras llevaba sus rodillas hacia su pecho buscando cierto comfort, observando a algunas lanchas pasar.

—Ya no tenía razones para quedarme en Colorado.— las palabras de la chica salieron en un susurro apenas audible, pero cargadas de un dolor inexplicable y profundo.

Jayden fue consciente que aquello era un tema sensible, pero ahora la curiosidad se había instalado en él y tenía muchas preguntas rondando por su cabeza.

—¿Viniste con tus padres?—fue lo único que se atrevió a preguntar, rompiendo el silencio previo que se había propagado entre ambos.

—No. Solo somos mis hermanos y yo.—una pequeña mueca se formó en su rostro— Ya no tengo padres.

—Oh...lo siento.

Eso tomó desprevenido a Jayden, como si le hubieran lanzado una cubeta con agua fría.

—No hay nada por lo que disculparse.—le resto importancia.—En realidad nunca tuve un padre, sabes? al principio era de esos que solo estaban presentes económicamente hasta que bueno...decidió no volver.—Rory no supo porque le estaba dando explicaciones a un simple, quizás ahora no tanto, desconocido como Jayden . Pero de todos modos lo hizo, aún cuando había mentiras en ellas.— Y mi madre murió hace poco, por lo que ya no tenía sentido seguir con mí vida en Colorado.

HellsfieldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora