Las crónicas de Tanya la Führer

Capítulo 80: John Henry Blues

Capítulo 80: John Henry Blues

"Seré honesto, vine aquí para hablar sobre el diseño de su sistema ferroviario Selene en Germania, ¡pero esto!" Huntington hizo un gesto hacia el concepto de contenedor. "Esto empequeñeció mis expectativas. ¡Podríamos convertir a California en el centro del comercio internacional para los Estados Unidos!"

El alcalde Hyland se aclaró la garganta. —¡Creo que ese honor será para Nueva York, Henry!

"Señores, los Estados Unidos tienen dos costas muy separadas y otros dos vecinos. Hay mucho espacio para todos. El mercado asiático estará en auge algún día pronto, por lo que habrá muchas oportunidades para todas partes". Tocó los diagramas. "Además, no tengo intención de mantener esto en secreto. Los esquemas, diagramas y especificaciones completos se harán públicos muy pronto. Aquellos con visión de futuro adoptarán el sistema y el resto, bueno, probablemente vivirán para arrepentirse de sus decisiones".

Henry sonrió, "Pero sus empresas no lo harán. ¿Se opondría a que tuviera esos detalles un poco antes?

"En absoluto. Como dije, esto no será ningún secreto". Si sus competidores creen que está obteniendo una ventaja especial, pueden derribar las puertas para unirse a la fiesta. "Parecía que también estabas interesado en nuestra nueva tecnología ferroviaria".

"Por supuesto... parece que han revolucionado los viajes en tren en Germania y siempre estoy buscando formas de mejorar nuestro producto".

"Eso es muy progresista teniendo en cuenta que tienes un monopolio no oficial en Occidente. En unas pocas décadas, los viajes estadounidenses estarán dominados por los automóviles y el aire, y solo las acciones audaces pueden detenerlo".

El anciano pareció sorprendido. "Estás prediciendo con bastante audacia la muerte de mi industria cuando quiero ser tu socio".

Ella se encogió de hombros. "Los hechos son los hechos. Al ferrocarril comercial, siempre que se maneje de manera inteligente, le queda un buen siglo de vida. Pero, ¿tren de pasajeros? No tanto. Aquí no".

Helen preguntó con curiosidad: "¿Aquí no?"

"Los estadounidenses aman su libertad, los espacios abiertos, los horizontes hacia los que viajar". Ella sonrió con complicidad. "Es una de tus mejores cualidades. Las motocicletas son los caballos modernos. Los coches serán los nuevos vagones cubiertos para las personas que buscan una vida mejor. Más aún, querrán su propia tierra, su porción del sueño americano. Los automóviles permitirán a las personas vivir donde quieran, incluso si no está cerca de su trabajo. O les permitirá moverse entre trabajos sin cambiar de residencia".

Sus cuatro oyentes se sorprendieron, aunque por razones diferentes. Helen, por su parte, podía sentir su confianza, pero parecía la confianza del conocimiento más que de la creencia. Miró los diagramas y había la misma solidez en ellos. En lugar de ser extraídos de ideas fantasiosas, sin importar cuán inspiradas fueran, parecían ser un dibujo de objetos reales. ¿Tiene la vista? Es lo suficientemente poderosa, pero sus aspectos eran bastante diferentes... Entonces, ¿de dónde viene esta certeza? Es posible que tenga que "probarla" de nuevo. Se lamió los labios inconscientemente, lo que hizo que Tanya perdiera el hilo de sus pensamientos durante varios segundos.

A los hombres no les parecieron menos persuasivas sus palabras. El alcalde y Huntington estaban familiarizados con la logística y podían imaginar las ventajas del sistema, mientras que Robert podía oler el dinero que se podía ganar. El hecho de que jugadores de tan alto perfil estuvieran a favor lo había convencido hace mucho tiempo.

Henry suspiró y dijo: "Es una lástima que no puedas empezar en la Costa Oeste en lugar de aquí".

Tanya se encogió de hombros, pero no parecía preocupada. "¿El primer ferrocarril transcontinental se encontró en el medio? Mi único problema es tratar de que el tren del noreste se sume al plan".