Capitulo 23

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✨... Mi Alpha, Su Luna.

Ethan y Shadai ingresaron a la mansión que se encontraba desierta, todo el mundo descansaba. La llevo hasta su habitación, Eva lo seguía, cuando ingresaron, Ethan se giro y miro a la hermosa loba.

—¿Me dejaras ver a Shadai?— estaba impaciente por ver aquel cabello rojo como el fuego y sus ojos azules. La loba camino hasta el baño y aquel hombre entendió aquel actuar. La dejaría sola, para que se pusiera cómoda, mientras él iba por algo de comer.

Eva en el interior de aquel enorme baño, le sedio el control a Shadai. El cuerpo de la hermosa mujer de cabello fuego se reflejo en el espejo y se vio sucia, ojerosa y un poco más delgada. Camino hasta la ducha y la abrió dejando que toda aquella habitación se llenará de vapor. Inhaló profundo, sintiendo aquel lugar impregnado del aroma de su compañero, cuando lo vio a las afueras de la mansión, sintió su corazón latir con fuerza y un deseo de restregarse contra él la invadió.

Se metió bajo la lluvia artificial, disfrutando de aquella ducha tibia, lavo su cuerpo y cabellera. Disfruto por un buen rato el choque del agua sobre su piel. Cuando cerro el agua, envolvió su cuero en una bata y su cabello en una toalla. Abrió la puerta, haciendo que el vapor acumulado en aquel baño saliera hasta la habitación, dónde se encontraba Ethan esperando por ella.

Ethan la miro detenidamente y sentido sus sentidos nublados, su aroma y la imagen que ella le estaba dando en ese momento solo le despertaba el deseo. Tomarla, hacerla suya y marcarla.

—Te traje algo de comer — hablo con su respiración agitada, sin dejar de mirarla.

—Gracias— camino hasta donde estaba la pequeña mesa y devoró todos los alimentos que Ethan le había llevado.

Ethan la miraba fascinado, con deseo, amor.

— ¿Cómo escapaste?— le pregunto

—Cicer es la traicionera — dijo de inmediato, pero no noto que aquel hombre se sorprendiera —¿Lo sabías?—

—Lo supimos hace unas semanas, ella torturó a Liz, aún no sabemos muy bien porqué. Pero tenemos sospechas. — Shadai al escuchar el nombre de su amiga se alarmó.

—¿Qué le hizo, dónde está ella?— Ethan tomo la diminuta mano de la mujer provocando en ellos una corriente ante aquel toque.

— Ella está bien ahora, mañana te llevaré con ella— un silencio reino en aquella habitación, sus miradas se traspasaban el alma.

—La diosa me hablo— le confesó — Ella dijo que vendría una guerra, que debíamos fortalecernos cómo compañeros, dijo que no toquemos a Brandon Black...— sus palabras quedaron en el aire, al sentir los labios de Ethan sobre los suyos.

Ethan no lo soportaba más, se estaba conteniendo desde que la vio atravesar la puerta del baño.

El deseo se desencadenó entre aquellos dos cuerpos, se deseaban, pero sobre todo se amaban, desde el primero día que ellos se vieron lo primero que reino entre esas dos almas fue el amor y el deseo de tenerse.

Los labios de Ethan bajaron al delgado cuello de Shadai, que dejó salir un gemido ante aquel tacto. Las manos de la mujer se aferraron a los fuertes brazos, mientras las manos del hombre viajaron a la parte delantera de la bata desatando el nudo, exponiendo así un poco de su piel. Introdujo las manos en aquella bata tocando al fin el cuerpo delicado de Shadai.

La mujer sintió un escalofríos por todo su cuerpo, su vientre se contraía haciendo que su vagina se mojara poco a poco. Siguiendo aquel beso y dispuesta a sellar aquel vínculo con su compañero, se dejó llevar ante aquel deseo. No porque la diosa lo había pedido, sino porque deseaba ser tocada por aquel hombre que tanto había soñado.

Las diminutas manos de Shadai fueron al borde de la camiseta de Ethan, para luego retirarla de su cuerpo, sus manos viajaron hasta aquel torso musculoso, acaricio cada espacio de su piel, mientras él la miraba sin descuidar ningún movimiento.

Ethan llevo sus manos hasta la bata, arrastrando aquella tela por el cuerpo de Shadai, dejándola expuesta para él. Totalmente desnuda, apreciando cada rincón de su piel, cada peca. Rozo uno de sus brazos y se fue sobre sus labios besándola, mientras la dirigía hasta la cama, dejándola caer suavemente una vez que tocaron el filo del colchón. Se subió sobre su cuerpo, sin detener aquel beso cargado de deseo, una de sus manos estrujó las tetas de Shadai, sacándole un jadeó. Bajo con besos por su cuello, para luego pasar a las enormes tetas que lo estaban volviendo loco, metió una a su boca chupando y rozando sus dientes por el pezón, mientras con su otra mano atendía a la otra. Bajo más al sur del cuerpo de Shadai, llegando a su vagina, hundió su nariz en ella absorbiendo su aroma.

—Le....nto por favor — dijo entre jadeos la pelirroja —Soy virgen.— Ethan elevó el rostro y la miro, sonrojada, con sus labios carnosos entre abiertos. Se puso de pie y se quitó los pantalones, junto con sus bóxer.

La mirada de Shadai cayó en aquella enorme polla, la había sentido unos instantes atrás, mientras el se frotaba contra su cuerpo, pero verla así, a ella le provocó más morbo y deseo. Deseos de ser tomada por aquella enorme polla.

—¡Seré cuidadoso! Hoy seremos uno y nuestra unión jamás se romperá Shadai, mi Luna, mi compañera, mi amor— dijo esto antes de meterse entre las piernas de la mujer, lamiendo cada rincón de aquella vagina, chupo sus labios, mordisqueaba su clítoris, podía sentir en su boca la mezcla de la esencia de su mujer.

Se sostuvo con sus brazos mientras subió por el cuerpo de Shadai dejando besos húmedos por cada rincón de el, llegó a su boca y la beso dándole a probar su propia esencia. Se aparto de ella, arrodillado sobre la cama, le miro el coño con morbo, expuesta para él. Masajeo su enorme polla, de arriba a bajo, sin sacar sus ojos de esos ojos azules. Paso la punta de su pene por los mojados pliegues de la loba y poco a poco fue hundiendo su falo duro, caliente y con sus venas hinchadas en el interior apretado de la loba.

Shadai no quitó sus ojos de aquel magnífico hombre, su polla la estaba abriendo lentamente y más que dolerle ella estaba deseosa por sentir más. Un grito salió de sus labios cuando Ethan se hundió por completo en su apretado canal.

El lobo se quedó un segundo mirando a su Luna.

—¡Sigue por favor!— con esas simples palabras Ethan comenzó a follarla sin consuelo, escuchando los jadeos que salían de la boca de su mujer, su polla se agrandaba dentro de aquel coño.

—¡Voy a marcarte, ya no lo soporto!— hablo agitado, con su sangre corriendo como fuego por su torrente sanguíneo. La sentó sobre su polla, quedando Shadai montada sobre él, la guío por unos segundos, sintiendo su polla agrandarse y el interior de su luna se contraía, ella tomo su propio ritmo, metiendo aquel pene enorme en su interior.

Ethan aparto el cabello de su cuello y hundió su rostro aspirando su aroma a lavanda, mientras sentía su polla hincharse a punto de derramarse. Saco sus colmillos, sus ojos se tornaron rojos y clavo sus dientes en la delicada piel de Shadai, en el momento exacto que los dos se dejaron ir en un intenso orgasmo, sintiendo la conexión.

Shadai se fue sobre el cuello de Ethan y sacando sus colmillos los enterró en su piel, provocando así, una electricidad por sus cuerpos, un aura de poder los envolvió, sus ojos centellaron en una mezcla de rojos y violentas, mezclando así sus esencias y fortaleciendo sus poderes.

La bendición de la diosa estaba sobre los nuevos libertadores y Reyes. Su sangre real estaban marcadas y destinadas.


Shadai Donde viven las historias. Descúbrelo ahora