ᴍᴇꜱᴇꜱ ᴅᴇꜱᴘúᴇꜱ:
El enorme vientre de Shadai era lo que atraía la atención de Ethan, mirando atentamente como sus hijos se movían. Estaban a poco de nacer, su Luna estaba en labor de parto. El quejido de su mujer lo hizo elevar su rostro y mirar el rostro de Shadai.
—¿Cómo te encuentras?.— le preguntó mientras le acariciaba el rostro.
—Duele, pero ya pasará.— fue lo único que logro decir la loba, al sentir una contracción demasiado dolorosa que la hizo gritar tan fuerte que las enfermeras y doctor ingresaron a la habitación donde se encontraban.
—¡Luna es hora!.— el doctor se puso a su labor, ayudando a la madre primeriza, para así traer al mundo a sus mellizos.
El rostro sudoroso de Shadai, las contracciones, los quejidos a la hora de pujar y las palabras de ánimos que le brindaba Ethan era lo que más se escuchaba en aquella habitación. Hasta que un estruendoso llanto invadió aquella sala.
—¡Es niña!.— grito el doctor, mientras entregaba a una de las enfermeras a la recién nacida, el cabello oscuro fue lo que los padres alcanzaron a ver, cuando una nueva contracción le llegó, haciendo que Shadai pujará con todas sus fuerzas, ayudando así a que naciera su segundo hijo.
—¡Es niño!— gritó el médico, la enfermera lo tomó, lo limpió y los entrego a sus padres que cuando los vieron se amaron aún más al ver aquel fruto de su amor. Un niño con el cabello fuego como su mamá y ojos oscuros como su papá. Una niña con el cabello oscuro como su papá y los ojos azules como su mamá.
(****)
ɴᴀʀʀᴀ ꜱʜᴀᴅᴀɪ:
Miro a mis bebés dormir tomando sus manitos, hace una semana de su nacimiento.
Todo marcha bien, solo existe una cosa que me mantiene algo alterada. Los niños se alteran en ciertas situaciones y aquello causa que sus ojos comiencen a desprender una luz muy fuerte, tienen una marca en sus muñecas que da la similitud de la luna en cuarto menguante, las cuales desprenden diferentes sensaciones. La de Aleph desprende calor y se torna de un color rojizo, mientras la de Brighid desprende frío.
Los cubro con su manta y camino hasta la cama, veo a Ethan ya acostado mientras lee algo en su móvil.
Me dejó caer sobre la cama y me acurrucó a su lado, sintiendo como de inmediato me rodea con su enorme brazo, dejando su móvil. Para hacerme reposar mi cabeza sobre su pecho.
—Descansa mi Luna, yo los cuidaré.— lo último que siento es un beso sobre mi frente.
Corro por el bosque hasta llegar al lago, mi cabello está pegado a mi frente, mis pies están sucios al igual que las orillas de mi largo camisón. Respiro con dificultad, buscando con desesperó a Ethan y los niños. ¿Dónde están, porque se fueron?.
—¡Ethan... Aleph.... Brighid!.— mi garganta arde ante la intensidad de mis gritos, pero nada escuchó. Ellos no responden. Un escalofríos recorre mi cuerpo, mientras una brisa fresca llega a mi rostro.
—¡Shadai....!.— es ella, es la diosa. Miro en todas las direcciones sin encontrar alguna señal de que ella está aquí conmigo.
—¿Diosa, eres tú?.— el sonido del agua es lo único que escucho, cuando de un momento a otro, una luz que casi me deja ciega se posa frente a mi. Haciendo que baje mi rostro ante la intensidad de la claridad, es ella se que es la diosa.
—¡Shadai, mi hija amada!.— su luz mengua, permitiendo que pueda mirarla. Ella es magnífica, su piel blanca como la nieve, sus ojos azul intenso y el cabello tan rubio como el amarillo del sol, desprendiendo luz. — Has traído al mundo a dos seres poderosos, has dado a luz a los próximos líderes potenciales. Guíalos por el buena camino, muestrales su poder para que cuando ellos crezcan las tinieblas no se adueñen de ellos.— un temblor corre por mi cuerpo, presintiendo que esto no es algo bueno.
—¿Qué pasará si ellos escogen mal?.—la diosa sonríe y en su mirada magnífica se dibuja la tristeza.
—¡Todos morirán, porque tus hijos son los que mantendrán en armonía a nuestra especie o quienes la hagan desaparecer para siempre, si sus corazones son sumergidos por el mal!.— mi labio inferior tiembla, tengo miedo, mis hijos no pueden tener tal carga. ¿Por qué ellos?.
—¿Cómo los guío por el buen camino?.— ella se acerca más a mi y toca mi pecho del lado izquierdo.
—¡Con tu amor y el de tu compañero!. Enseñándoles la importancia del amor, la unión , fortaleza y sobre todo que nunca olviden su propósito.— la veo desaparecer.
—¡Diosa, diosa, no te vayas!.— grito para que regrese, para que me ayude con mis dudas, pero ella se fue.
—¡Shadai, Luna, mi amor!.— escucho a lo lejos la voz de Ethan. Abro lentamente los ojos, encontrándome con su mirada de preocupación. — ¿Qué sucede? Estabas moviéndote y gritando. ¿Qué soñabas?.— me aferró a su pecho, abrazándome a él.
— La diosa, hablo conmigo.— susurro sobre su pecho, sintiendo las suaves caricias en mi espalda. —¡Nuestros hijos tendrán el poder de mantener a nuestra especie con vida o hacernos desaparecer si ellos contaminan su alma con la oscuridad!.—
(****)
ɴᴀʀʀᴀ ᴇᴛʜᴀɴ:
Escuchar todo lo que la diosa le reveló a Shadai en aquel sueño, es algo que aún no me lo creo, pero estoy dispuesto a que ellos crezcan con bien, siguiendo los consejos de nuestra diosa. Si ella lo impuso así, a de ser por algo.
—Tranquila, ellos serán personas de bien, amaran a los suyo. Nada malo sucederá con ellos.— sus ojos azules me miran con confianza y eso es todo lo que necesito para saber que nuestro presente y futuro será bueno. Ya nada malo podrá atormentarnos.
—¡Lo sé, sé que juntos lo lograremos!.— un suave beso deja en mis labios, haciendo que todo en mi se remueva.
—¡Te amo Luna y nuestros hijos serán unos líderes justos!.— la beso con amor.
Juró por mi vida, que nada malo sucederá. Porque los días oscuros se terminaron para siempre.
La dejo dormir sobre mi pecho, mirando su hermoso rostro.
Deseando mucha vida para así estar junto a mi Luna por el tiempo que la diosa disponga. Agradezco a la diosa por darme a la compañera que siempre deseaba.
𝑭𝑰𝑵.
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Shadai
WerewolfEthan es un hombre lobo, que por décadas ha esperado por su compañera. Desesperado por una compañera de vida, su Luna. Toma una decisión de la cual se arrepentirá luego de descubrir en una noche de casería a una mujer que parecía ser la misma diosa...