Capitulo 27

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🌙....El manto de ocuridad cacera.   


Shadai se acercó a su amiga y la abrazó, olvidando que estaban sudadas.

—¡Te dije que tienes habilidades y poderes!—

—¿Te dañe?— dijo aun sorprendida, Shadai negó con su cabeza y le sonrió.

—No alcanzaste, solo lo sentí un momento. ¡Vamos!— caminaron hasta los hombres y una coqueta Shadai fue hasta Ethan que la miraba con deseo y amor.

—¿Estás lista?— le pregunto, sabiendo que momentos atrás había estado muy débil.

—¡Claro que sí, vamos!—

Caminaron hasta el despacho de Ethan, dónde ya se encontraban sus padres y los Beta de cada manada, Shadai miro al Beta de su hermano y camino hasta él. Aquel rubio estaba enamorado de ella o más bien obsesionado. Pero Shadai sabía que aquel lobo era uno de los traicioneros. La diosa guiaba a Shadai, una loba hechicera era la única capaz de establecer aquel vínculo con ella. Por lo que la loba sabía que el Beta los había traicionado.

—¿No sientes vergüenza al presentarte aquí?— Sam camino hasta donde ellos estaban, dispuesto a enfrentar a su hermana, por acusar a su Beta.

—Aquella noche solo cumplía órdenes— dijo Jonás

—¿Órdenes de quién? Y no te atrevas a decir de mi hermano, porque me déjate huir cuando pase junto a ti— le estaba dando la oportunidad de ser sincero.

—¿De que demonios hablan?— grito Sam perdiendo la cabeza, sus puños se cerraron, tratando de contener el impulso de matar a alguien.

—¡Tu Beta es uno de los traidores!— confesó Shadai.

—¿Jonás? — dijo Sam, con los ojos clavados en su hombre de confianza y en el cual pensó tener un amigo

—¡Debía hacerlo!— grito el rubio —Si ella no escapaba, no encontraría a su compañero y si ella no encontraba a su compañero nunca podría haber obtenido está guerra, dónde planeo la muerte de aquella puta bruja— grito con irá cada palabra. Un golpe cayó sobre el rostro del rubio haciéndolo caer con fuerza contra el piso.

—¡Me traicionaste y sabes muy bien como se paga!— los ojos de Sam se habían intensificado, su lobo quería salir y arrancarle la cabeza.

Ethan abrió la puerta y llamo a los hombres que custodiaban los alrededores, pidiendo que se llevarán a Jonás a los calabozos que habían en el sótano.

—¿ Por qué no le dices a tu Luna que te follaste a la bruja que la estaba torturando?— todos los presentes miraron a Sam, quien solo reflejaba en aquellos ojos, la promesa de matar al que creía ser su amigo.

Liz solo miro en otra dirección, no iba a demostrar debilidad frente a un hombre que no la amaba y de la cual renegaba al haber descubierto que era su Luna.

Ante la confesión de Jonás todos los presentes supieron que quien era su Luna era Liz.

Shadai camino hasta su hermano y lo miro con enojos.

—¡Eres un gilipollas Sam! — le dejo caer un golpe en su rostro. Shadai era la única que podía golpear a su hermano y que él no saltará sobre ella. —¿Tu Luna es Liz verdad? Y no solo eso, cómo siempre metiendo tu polla en dónde no corresponde, siempre tan mierda Sam. Solo piensas en ti, eres un maldito impulsivo. ¿Crees que jurando matar a Jonás va a remediar lo que hiciste?— iba a darle un golpe más, pero su manos fue sujetada por su hermano.

—¡No me toques los cojones Shadai! Y terminemos con esta puta guerra, quiero volver a casa— soltando bruscamente su brazo, elevó la mirada y se encontró con los ojos rojos de Ethan.

—¡Tocas una vez más a mi mujer y te corto la polla y te la daré de comer!— tomo a su Luna de la mano y la empujó sobre su cuerpo, solo se habían contenido el y su lobo porque sabían que Shadai no se dejaría, pero no iba a volver a pasar aquello.


Las manadas ya estaban reunidas para aquella guerra, solo esperaban que Brandon Black se comunicará con ellos. Las Brujas del bosque encantado ya estaban en camino a las tierras de los hijos de la luna.

Los entrenamientos eran más intensos, mientras que Liz seguía al frente de aquel ejército, dónde no solo estaban hombres de la manada de Ethan, sino de todas aquellas manadas que tenían sed de venganza contra aquellos seres oscuros.

Cicer había salido del hospital de la manada de Brandon, pero lo que más llamo la atención al Alpha es que desapareció de sus tierras y aquello a él se le hacía sospechoso ya que aquella bruja había jurado utilizarlo.

El enorme hombre tatuado, recordaba cada palabra que le había dicho en aquella habitación de hospital. Había estado tan ciego que no se había dado cuenta de que la mayoría de los hombres de su entera confianza lo estaban traicionando.

Camino hasta el campo de entrenamiento de su manada, encontrando ahí a sus guerreros fieles y en medio de aquel campo colgado de sus piernas al líder de su ejército, lo había encontrado días atrás alimentando un asqueroso trabajo que Cicer había plantado en aquella manada, no sabía el porque de su traición, pero tampoco iba a indagar. Los ojos del lobo de Brandon se mezclaron con los suyos.

—¡Si existe otro traídor, le doy la posibilidad de hablar ahora y su muerte no será tan mala!— todos sus hombres se miraban entre si, ahí el único traídos era el hombre que tenía colgado de sus piernas.

Camino hasta el enorme moreno y se paró frente a su hombre de confianza.

—¡Que ahora venga tu zorra y te reviva!— aquel Alpha saco sus garrar y abrió aquel hombre desde su vientre hasta su pecho, escuchando sus gritos desgarradores al sentir la piel abrirse y el ardor que aquellas garras. La sangre salpicó en todas las direcciones y todo lo que aquel cuerpo tenía dentro fue expulsado dejándolo que se desangrara lentamente y los animales del bosque se lo comieran.

—¡Guerraaaa!— grito uno de los lobos, de inmediato se unieron los demás, frente a un Brandon bañando en sangre, sonriendo al ver la fidelidad de sus hombres.

— alisten todo salimos está misma noche, a tierras de los hijos de la Luna —se seco la sangre de su rostro y miro a su Beta —Organiza todo para el refugio subterráneo mujeres, niños y ancianos —

La guerra comenzaba y todos los hijos de la diosa estaban listos para luchar contra aquellos seres oscuros, que los habían tendido bajo su mando sin ellos haberse dado cuenta.

Brandon miro hacía el ventanal que daba al jardín y ahí vio a la mujer que había dañado, sintió un profundo dolor al ver cómo ella cerró aquellas cortinas, para que él no la viera. Pudo ver su sombra a través de la cortina y darse cuenta que ella lo observaba. Y eso provoco en él un poco de esperanza para obtener su perdon.


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